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¿Qué diseñamos cuando diseñamos? ¿En quién pensamos? ¿cómo llevamos a cabo un proceso creativo que pueda ser aterrizado en un diseño? Desde la lectura del libro Dharma, arte y percepción visual de Chögyam Trungpa muchas inquietudes nacieron en cuanto al proceso de diseñar y la relación del diseñador  con su entorno y con el resultado que se obtiene luego de un proceso que cada vez, con la experiencia, se realiza más inconsciente.

Para ser un profesional que tenga incidencia y veracidad dentro de lo que realiza es fundamental poner atención a la realidad, no sólo mirar hacia el exterior, ni tampoco concentrarse en sí mismo, es indispensable que se desarrolle una relación en el habitar el espacio, observar y ser consientes de lo que se hace y por qué se hace. Conocer cuáles son los procesos para la realización de cualquier producto o servicio, estas simples acciones nos demuestra un respeto por la naturaleza de las cosas.

Debilitar y eliminar el sentido de lo “perfecto”, cuando comenzamos a basarnos en patrones de estética, belleza y composición, si no somos capaces de adaptarlo a la realidad, es un objeto más dentro de un mar de objetos inservibles e invisibles. Aquí es cuando la película “Cisne Negro” me hizo sentido, mirándolo desde el ballet, danza con una estricta disciplina, la perfección en los movimientos si no es acompañado con expresión y emoción, deja de ser perfecto. Cuando una acción carece de emoción es cuando se convierte en un algo sin trascendencia y completamente inerte.

Las preguntas al principio se esclarecen al considerar que la acción de crear es complementaria y directamente relacionada con la ejecución,  el profesional debe ser creador y espectador al mismo tiempo, como lo denomina Trungpa, sin forzarnos a entregar un trabajo perfecto según los lineamientos de diseño estándar y tampoco queremos impresionar con ello. Lo que realmente perseguimos, en este caso como diseñadores, es diseñar y vivir la experiencia que estamos entregando con nuestros productos. Ser conscientes de la realidad, adaptarla y crear a partir de ella.

 

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7 Comentarios sobre “Diseñar, respetar y admirar el mundo

  1. Cuando se enfoca el proceso y las metodologías hacia las personas, tenemos buenos resultados. Cuando esos procesos se enfocan en efectismos y en soluciones parciales, vemos malos resultados. Creo que hay que enfocarse en convertir el Diseño en una Disciplina y cambiar la visión de artesanos.

    1. Cuando nuestro foco son las personas, diseñar para quienes serán los usuarios finales o quienes verán la gráfica, es cuando el desafío es mayor. Que tenga un real uso o que identifique a una comunidad, no perder la sensibilidad y la capacidad de “ponerse en el zapato de otro”

      1. Es por esto que la ERGONOMÍA es consustancial al Diseño y todo diseñador, sea cualquiera su especialidad, no solo debe saber y entender algunos criterios básicos de Ergonomía sino, utilizarla siempre en todo proyecto por muy simple o pequeño sea, y contratar los servicios de los especialistas para que en un trabajo multidisciplinar todo proyecto tenga la validez de ser un Diseño para uso Humano. El Diseño es más que comunicación y debe atender no solo las necesidades de las personas sino también sus limitaciones, tanto biológicas, psicológicas y sociales, incluidas las emocionales.

        Saludos,

  2. El diseño como canal, no como fin en sí mismo, cuando se fuerza el diseño, en el afan de diseñar, se pierde la naturalidad que lo hace fluir, menos es más.

    1. Como dice el autor al que cito en el artículo, al tratar de impresionar, o en el caso del diseño, hacer un producto o gráfica estéticamente bella, sin pensar en las personas, ya no cumple el objetivo. Por eso el diseñador debe ser el creador y espectador de su obra.

  3. En definitiva el diseño es una forma de comunicación y como en cualquier otra forma de comunicación tiene que considerar al otro, al público.

    Eso es lo que suele fallar en muchos productos mal diseñados, en los que es evidente que el diseñador no pensó en el usuario, es decir no se “comunicó” con sus necesidades, sus expectativas y sus gustos. sino que está pensando en sus propios intereses o, peor aún, en lo que “debe ser”, y en eso cae la obsesión por el cambio. Si algo está bien diseñado, ¿para qué cambiarlo?

  4. Ser concientes de la actividad creadora, ser parte del objeto…objetivarse y no alienarse…

    Cuando el objeto creado posee ese “no sé qué” que le da la experiencia del diseñador, sus sensaciones y emociones, da lo mismo lo perfecto que llegue a ser…el diseño se convierte en una pieza única cargada de energía creadora…(además, existe la perfección???)

    =)

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