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La complejidad de las relaciones humanas no se puede medir con estadísticas, o definir teorías que intenten normarlas en parámetros establecidos. Somos tanto en nuestra corporalidad, como en el intelecto; seres difíciles, con conexiones y reacciones muy diferentes. El medio y la educación a la que estamos expuestos, define y modela cómo reaccionamos ante la vida.

Cuando estaba en la Escuela de diseño, me llamaba mucho la atención el afán de los profesores de buscar nuestra “diferenciación”, mientras más creativos o rebuscados los proyectos, mejor era el incentivo que ponían en nosotros. Nos enseñaban a reconocer elementos diferenciadores, experimentar con materiales, conceptos, formas y todo lo que tuviera que ver con nuevos recursos gráficos. Ya cuando comienzas a trabajar, la realidad se viene encima y el medio exige parámetros, estadísticas, imposiciones, aparece la frustración y desmotivación, cuando el mercado donde estás inserto, se va normalizando y homogeneizando vas comprendiendo que para lograr comunicar, es necesario conectarte con esa creatividad y con el resto de las personas, para que logren comprender lo que quieres mostrar, necesitas de estrategia, orden, metodología y también, sin duda, improvisación.

No es un tema fácil, sobretodo cuando los ramos de comunicación y estrategia carecen de filtros con la realidad, hace falta mucha investigación de campo, donde la autocrítica a la profesión y el ego personal sean movilizadores, no restricciones para aprender del medio y de lo que nos enseña la experiencia.

Debemos potenciar la curiosidad y el desafío como factores de motivación para cumplir objetivos, y creer en las habilidades para desencadenar procesos creativos basados en el compromiso y la proyección. Creo que un gran aporte para encontrar el equilibrio entre lo que idealizamos de la profesión y lo que nos toca enfrentar en el medio, es preguntarnos ¿qué nos motiva?

Aquí nos encontramos con la especificación del “rol”, qué aportamos, cuál es nuestra posición en el proyecto y la toma de decisiones, qué valores o postura queremos marcar en las soluciones comunicacionales y si realmente el lugar donde estamos nos da esa libertad, o nos coarta a lo que queremos proyectar.

Ser estratega o ejecutor

El diseñador tiene muchos matices, y pasa por muchas facetas que se adecuan y complementan de acuerdo a lo que va aportando la experiencia. Es fácil adoptar una actitud responsiva cuando no eres quien define la forma de desarrollar las ideas, sin embargo, el proceso nos va entrenando mentalmente para encontrar pertenencia en lo que hacemos y desarrollar habilidades que nos ayudan a responder mejor en los trabajos.

Creo que hay maneras de desarrollar nuestras habilidades para dejar de ser solamente ejecutor y comprometernos con nuestro plan profesional, algunas de ellas son:

– Trabajar en equipos multidisciplinarios nos entrega una visión mucho más amplia de un proyecto, aprender los roles de los demás involucrados para comprender los procesos previos y posteriores a lo que hacemos, saber contener los matices de cada comunicación.

– Observar y aprender en perspectiva de los errores y buscar solución, reconociendo el cambio y arriesgándose a desarrollar y analizar los problemas desde diferentes puntos de vista.

– Destacar lo bueno que hacen los demás y utilizarlo como aprendizaje positivo.

– Buscar la pertenencia y motivación en lo que hacemos, priorizando lo que esperamos y queremos en el desarrollo de nuestra profesión.

– Encontrar nichos que aporten a nuestras capacidades y estudiar los cambios propositivos para sentirnos realizados. Buscar siempre nuevas armas y herramientas que puedan ayudarnos en ese proceso.

– Preguntarnos, ¿Somos capaces de actuar efectivamente, aún cuando el medio no es el que esperamos?

Siempre que podamos debemos buscar en lo que hacemos, nuevas formas de sentirnos realizados para que la calidad del diseño y de lo que queremos mostrar al mundo sea cada vez mejor, no estamos aquí sólo para cumplir un objetivo, sino para dejar que nuestros ideales o motivaciones aporten a los demás.

Muchas veces nos frustra dejar de crear como quisiéramos, pero siempre habrá una manera de descubrir las habilidades positivas (jamás dejar de tener proyectos personales), especialmente en el diseñador que está en constante búsqueda de la identificación y reconocimiento en lo que hace, y que estamos tan estrechamente vinculados con las relaciones humanas, comunicando e informando, diseñando el espacio visual y rescatando desde ahí, el imaginario cultural.

www.carolinacadiz.com
En twitter @caropaz_

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