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Con especial atención estoy siguiendo la polémica que se generó a partir del anuncio del Gobierno, el cual, a través del Ministerio de Salud, instruirá la repartición gratuita y permanente de preservativos a los alumnos de enseñanza media de distintos colegios de Santiago.

Diversos estudios y expertos afirman que con el paso de los años, hombres y mujeres adolescentes inician más temprano su vida sexual. Eso es un hecho cierto y comprobable, una observación que tiene validez científica. Frente a esta realidad, y siguiendo un poco el argumento del ministerio, hay que atacar “un problema que es una emergencia”. Y está bien, ahí están los expertos y si ellos consideran que es una forma efectiva de enfrentar esta realidad, vamos por eso. Sin embargo, sería tremendamente errado pensar que la entrega autorizada y libre de preservativos a este sector de la sociedad, es la única solución disponible.

Es como cuando en una intervención comunicacional se piensa primero en los canales a implementar por sobre los mensajes que es necesario compartir y socializar con los públicos a los que están dirigidos. Hay que tomarse un poco más de tiempo y comenzar por el camino correcto: en este caso puntual, por seguir trabajando en las causas que determinan esta conducta en los jóvenes y crear una conversación en donde queden claras todas las consecuencias de comenzar una vida sexual activa sin una adecuada responsabilidad. Es importante escucharlos, saber qué es lo que tienen que decir y ver de qué manera nos articulamos como sociedad para hacer eco de sus demandas.

Junto con los embarazos adolescentes, conductas de riesgo también están asociadas a problemas de salud, enfermedades de transmisión sexual que de no ser abordadas a tiempo, pueden provocar problemas mayores en este grupo de la población. Sin embargo, y con el temor de ser majadero en este punto, entregar condones porque sí, puede ser una medida de contención, pero claramente no es la solución definitiva a esta problemática. Hay todo un camino por recorrer.

Y permítanme estar en desacuerdo con la aseveración del Ministro, quien afirma que es necesario generar “estrategias moralizadoras que permitan que la gente use otros caminos para prevenir el embarazo”. Cuando se trata de políticas públicas, especialmente en el área de la salud, no podemos guiarnos sobre la base de juicios y la moral, sino sobre elementos concretos sobre los cuales actuar. Es así como los ciudadanos esperan que sus autoridades trabajen.

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