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A la luz de los hechos recientes en Chile y el mundo, pocos podrían cuestionar el rol que están jugando las redes sociales en nuestros días. Han logrado posicionarse como una herramienta complementaria ante convocatorias en contra de Hidroaysén o la emblemática oposición a Punta de Choros, o como canal de información ante situaciones como las de Libia y Egipto.

Sin embargo, durante la semana que recién pasó me puse a pensar en cómo estas redes sociales, en especial Facebook, se han transformado también en un canal adicional en donde los usuarios (los amigos de esta red) vuelcan otro tipo de sentimientos.

El viernes 20 de mayo tuve la triste noticia de la muerte de un amigo, Miguel, quien justamente mañana 24 estaría de cumpleaños. Junto con el impacto de este hecho y de la pena por su partida, fui testigo de cómo su perfil en Facebook se transformó en el espacio en donde sus amigos se fueron despidiendo, poco a poco, en medio de la tristeza. Quizás muchos no pudieron estar en las ceremonias de rigor antes de la partida final, pero de todos modos encontraron el tiempo para estar, aunque fuera virtualmente, cerca de él.

A diferencia de otros mensajes, los que hoy se despliegan por el muro del perfil de Miguel son cerrados, son conversaciones que, en lo terrenal –o mejor dicho, en lo digital- concluyen. No habrá respuesta directa ni menos certeza de cuándo ese perfil será borrado de la base de datos maestra que maneja Facebook. Desde el punto de vista comunicacional, cabe preguntarse, entonces, ¿cuánto de comunicación hay ahí? ¿Es comunicación igual si es que no hay feedback?

Más allá del valor de conectar gente ha demostrado esta red, ¿cuánto más de ese potencial de las redes sociales somos capaces de asimilar y transformar como herramienta? Si bien soy un convencido que el encuentro cara a cara y la conversación presencial son irreemplazables, en esta ocasión me quedo con esta posibilidad de una despedida virtual, del último mensaje en una pantalla de computador, aun cuando no haya respuestas de por medio.

 

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2 Comentarios sobre “El otro lado de las redes sociales (Dedicado a Miguel Reyes)

  1. y de repente pienso quue todo acto necesariemente tiene un correlato, toda accion, toda frase, todo. siempre es requerido un otro para comunicar, pero la presencia fisica no necesariamente lo define…Miguel tu recuerdo presente siempre, me permitira decirte mil cosas, aun si no estas!!!

  2. La comunicación virtual es una realidad intangible, existe, es real, pero a la vez irreal, Miguel sigue recibiendo mensajes sin contestar y facebook acusa recibo de ellos, me parece romántico, su presencia ausente, ausente físicamente, presente en la realidad virtual, presente en la memoria de los queridos, en su familia… que esas palabras lo acompañen en ese nuevo camino, y que ayuden a no olvidar su existencia.

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