Por Facebook supe de un debate de las fuerzas políticas estudiantiles de la Universidad Católica. Me interesó ir a ver y escuchar a los dirigentes políticos universitarios más allá de las imágenes del lienzo de la toma, los muebles destrozados o la pelea con el guanaco que nos ofrecen los medios.
El foro era en uno de los patios interiores de la Casa Central. Rodeada de altos muros de ladrillo, una pequeña tarima con sillas vacías esperaba la llegada de los dirigentes. En el entorno una larga fila de estudiantes para comprar pizza; una mesa promocional del Banco de Chile y un gran anuncio de KIA; estudiantes almorzando al sol, conversando, fumando; una mesa con una urna donde se plebiscitaban las propuestas de la Federación al lado de un enorme disco pare a “la indiferencia”.
Llegan los dirigentes de Crecer, Solidaridad, Opción Independiente, Nueva Acción Universitaria y el Movimiento Gremialista. Los líderes exponen el trabajo realizado por los movimientos que han levantado 250 propuestas para mejorar la calidad de la educación. El acuerdo sobre la crisis profunda de la educación es unánime y con matices para entendidos. Las diferencias se producen al momento de plantear las demandas. “Hay mucha reflexión y poca movilización”, plantea un extremo de la mesa, y el otro responde que “lo que debe mover a los estudiantes es el debate de ideas”. Pero el representante del NAU, movimiento que dirige la Federación, integra: “Acción y reflexión, tenemos que participar en las dos, es un tiempo privilegiado para hacerlo”.
Me gustó el respeto en el debate, el tono en que se plantearon las propuestas y las diferencias. Para estos líderes, la política es conversación, búsqueda de soluciones y acuerdos y no la vieja práctica del exterminio del otro en nombre de la verdad propia o del lucimiento personal en la oratoria. Quiero creer que es la señal de una nueva política, de una mejor democracia.
En el desafío país, los estudiantes universitarios y secundarios están denunciando y queriendo mejorar una situación de la educación que perciben como catastrófica en su funcionamiento y en sus consecuencias para el futuro de cada uno y de Chile. Son solidarios. Se están haciendo cargo con responsabilidad, flexibilidad y seriedad de un problema que la clase política y los sucesivos gobiernos no han enfrentado con la urgencia y la consistencia que la crisis amerita.
El problema es de la comunidad nacional. Los interlocutores no son los rectores o directores, -que en muchos casos apoyan las movilizaciones-, es el Ministro de Educación. Es una crisis/oportunidad país, que nos compete a todos. Es la posibilidad de una nueva educación, el anuncio de una nueva democracia que los estudiantes están sembrando e impulsando.
Cuentas lo visto de una manera en la que me gustaría volver a la U y participar de todo este movimiento que se está generando. Tantas acciones por parte de los estudiantes para difundir y dar a conocer cual es su postura frente a lo que están viviendo y por lo que se están movilizando. Videos, comunicados, conversaciones con profesores y con otros estudiantes, debates, voceros… es lo que producen para llegar a más personas. Es la manera organizada que tienen para contarle al resto del país.
He escuchado mucho que esta movilización ha sido organizada y respetuosa, mucha distancia de estos jóvenes a lo que nos muestran los medios.
Por cada acto de ira destructiva, -destrucción de paraderos, vitrinas, piedras-, hay miles de personas, de horas de otras personas han trabajado, debatido, buscado acuerdos, realizado asambleas, debates, diálogos con las autoridades, los apoderados, creado comunidad de cambio para dar curso a la energía creativa y la esperanza en la construcción de un mejor futuro.
Hilda, si eres la que pienso que eres, ¡es fantástico encontrarte en este sitio! comparto tu opinión y la reflexión del artículo, es muy extraña una sociedad plana donde nadie se manifieste por nada, al fin se levanta la voz!, eso es sano para todos y necesario para involucrarse y hacerse cargo de nuestras desiciones como sociedad.
siempre he pensado que nuestra juventud, esa que estudia, que debate, que se interesa,que es libre, que cree en los ideales, es nuestra esperanza de que sí vendrán tiempos mejores, confiemos en que su lucha no será en vano y que se trabajará en sus demandas,para vivir en un país de verdad democrático y justo para todos los sectores.- Muy buén artículo.-
Es su tiempo. Es la generación que creció en “esta” democracia que fue la que nosotros pudimos crear -con sus defectos y virtudes- la que debe hacerse cargo de el salto al futuro.
Miré por internet el día en que los manifestantes desmontaron la acampada en la puerta del Sol. Con rigurosa diligencia limpiaron todo. Una chica barría con furia y cuando el entrevistador le pregunta: “¿Por qué tanto empeño, mujer?” ella levanta los ojos llenos de lagrimas y dice “Porque vamos a dejar más limpio de lo que encontramos este lugar. Nos van a recordar, pero no por lo que destruimos, sino por lo que aquí se empezó a construir”.
Y así fue. lavaron, limparon, barrieron, hasta enderezaron los clavos utilizados para construir carteles o refugios porque “hay que reciclar”.
Y dejaron un pequeño monolito que dice, sencillamente: “Dormíamos, despertamos. Firmado: Plaza tomada”.
Nos conocimos compartiendo malos días mauricio. Nos reencontramos en la tristeza y desesperanza de las pasadas elecciones presidenciales. Qué bueno juntarnos ahora, en este SITIOCERO, a las orillas de un mejor tiempo.
Lo mismo sucedió con los “acampados” de El Cairo. Limpiaron y hasta pintaron los alrededores de la Plaza. Movimientos cívicos encarnados.
También quiero creer que la política añeja y sectorial está siendo desplazada por nuevos líderes, por gente con ideales y que lucha por ellos, quiero creer que la libertad se puede ampliar y podremos ser responsables de nuestra sociedad con identidad y cariño.
También quiero creer en una mejor democracia…
¡Muy motivante artículo!
Ojalá ayudemos a abrirle espacio a esa nueva generación.