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Hace algunos días el precandidato presidencial Andrés Velasco en un conocido programa de televisión de entrevistas dominicales, acusó al senador Guido Girardi de haberlo presionado indebidamente para que nombrara en determinados cargos a los nombres sugeridos por el senador. Luego de eso, muchos chilenos tomaron partido por uno de los dos. Y el ex Ministro de Hacienda obtuvo masiva adherencia a su aseveración emitida contra el senador.

Este hecho circunstancial me hizo pensar en muchas acciones indebidas en la vida política nacional. De todas ellas, hoy me voy a referir a cuatro, porque las considero relevantes por sus efectos nocivos para la sana vida democrática.

a) Lo que resulta censurable en cualquier político no es que use su teléfono para presentar candidatos a los distintos cargos. Esta acción de la naturaleza humana la realiza cualquier persona que ocupa un cargo de poder. Lo único malo del acto es que es una muestra tangible y evidente de la desigualdad de oportunidades que existe en toda sociedad, dado que el sujeto bien relacionado siempre tiene muchísimas más oportunidades que el ciudadano de a pie. Lo criticable e inmoral si pensamos en el evento Velasco y Girardi, es el chantaje bestial que emana de la frase de que si no me aceptas a los que te propongo, entonces asumirás las consecuencias tortuosas de no agradarme. O sea, abuso de poder.

b) Cuando votamos estamos eligiendo al “visible” como también a los que están detrás. Y si el candidato es buena persona y le reconocemos eso, nos generará atracción para votar por él y no pondremos atención en varios de sus acompañantes, que están en una espera silenciosa para ocupar cargos relevantes. Quizás si pusiéramos ojo en esos políticos escondidos, a lo mejor no votaríamos por el candidato, porque por muy atractivo que éste sea, podría ser mucho el precio indirecto y colateral de elegirlo.

Un ejemplo claro lo tenemos en el hipotético caso que fueran elegidos Bachelet o Golborne el 2014. Si la elegida es la Sra. Bachelet, volverían a ocupar los cargos muchos profesionales que no nos gustaría para nada verlos nuevamente ocupando asientos en el aparato público. Lo mismo sucedería con Golborne: muchos de los actuales continuarían felices en sus puestos y no importando si hicieron mal o bien su trabajo.

c) Muchos no salen elegidos alcaldes, diputados o senadores por sus méritos, sino sólo por las bondades excesivas de un régimen electoral que fomenta las coaliciones de partido y que está hecho a la medida de los actuales partidos y, particularmente, de sus directivas temporales. Es decir, se hace desaparecer el centro político y se presiona indebidamente al ciudadano a votar por el menos malo de los dos bloques de izquierda o de derecha. No hay elección ciudadana, sólo hay ratificación de la ciudadanía respecto a los candidatos propuestos por los bloques. Mi libertad de elegir está restringida por la élite y se reduce a 2 bloques, me gusten éstos o no ¿De qué democracia estamos hablando? ¿Una democracia mayoritaria forzada?

d) Cuando se es militante de un partido o incluso cuando  se es sólo un adherente ideológico al sector, no pocas veces lo vemos obligado a defender lo indefendible. Si no está de acuerdo, se le exige callar, ser leal y sumiso a la causa y a los principios generales. Los jefes dicen que no nos fijemos en el evento o “petite histoire”, porque hay cuestiones más trascendentales que debemos defender. En cuestiones claramente opinables por su particular naturaleza voluble, se le exige obediencia ciega. Podría dar miles de ejemplos y usted lector los conoce. Sólo daré dos ejemplos actuales: cuando la UDI y parte de RN defienden a ultranza el modelo económico y que probablemente estarían felices de no hacerle correcciones, presionan indebidamente a todos sus militantes y adherentes a estar de acuerdo con el discurso que en esta materia pregonan varios de sus líderes, con la amenaza de ser un desleal o de ser calificado como un ignorante. En el caso de la Concertación, ejerció durante 20 años la siguiente presión indebida en algo simple y contundente: si no votan por nosotros ganará la derecha y los pinochetistas volverán al poder. Es decir, elígeme no por mis bondades y acciones como bloque  gobernante, sino porque somos los menos malo y no tienes otra alternativa decente.

Como conclusión, tomemos conciencia de estas debilidades y superemos el estado de “ovejitas”, ya que estamos siendo dirigidos por muchos líderes que ejercen sus cargos practicando numerosas presiones indebidas a los ciudadanos de a pie, a personas como usted y como yo que deseamos ser ciudadanos libres, adultos y no niños ni menos súbditos.

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Alguien comentó sobre “Algunas presiones y acciones indebidas en la política

  1. Repetitiva yo, pero me encantan tus columnas y esta no es la excepción,
    Me temo que estamos votando, para las próximas Municipales, igual que hasta ahora. No veo a nadie que me haga pensar en algo nuevo, real y no comprometido en menor o mayor grado con cuoteos o intereses propios en vez de masivos.
    Sigo pidiendo o rogando por sangre fresca… Y no por haber querido ser vampiro de niña, si no para percibir esperanzas de movimientos que aúnen a los ciudadanos y no que los separen tan brutalmente cada vez más más.
    Ya me dejaste mirando el azul que se asoma entre el cielo nuboso de hoy.
    Gracias.

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