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Hoy en día pareciera que todos los políticos sufren de un Alzheimer bastante severo. No hay que desmenuzar muchas declaraciones para darse cuenta de que nadie quiere asumir la culpa de lo que ha pasado en este país, reduciendo todo a la niñería de “lo que hace el del frente está mal y todo lo que hago yo es en pos de la democracia” – palabra tan desacreditada hoy en día, incluso risible como la recordada viñeta de “Mafalda”-. Lo trágico de esta pérdida de memoria es que incluye a todos los que hoy en día están en La Moneda y en la oposición, lamentablemente, nadie se salva de esta conveniente perdida de memoria. ¿Qué hacer para sacudirse de este letargo político en el que estamos sumergidos? Vamos por parte.

La Concertación desde que dejó de gobernar, no sólo perdió la Moneda, sino que todo sentido común de las necesidades del país. Le ha declarado la guerra a la derecha sin mayor fundamento que el de “cumplan sus promesas lo antes posible”. Si no es por la presión social o por las paupérrimas encuestas del Presidente, probablemente serían una  peor oposición (nótese que aún pueden ser peor). Este conglomerado no puede seguir unido bajo las personalidades que hoy la tienen secuestrada. ¿Por qué? Porque durante años tuvieron el apoyo popular para realizar cambios y no lo hicieron. Pudieron, pero les gustó el sistema que heredaron de la Dictadura. Un sistema orientado al empate sumado a una Constitución que les permitía sentarse en un gran sillón y olvidarse de la gente que los llevó al poder. Se acomodaron al binominal y se “achancharon” en el discurso de izquierda que tantos réditos les dio para ganar el plebiscito el año 88 y las elecciones venideras, pero lamentablemente se quedaron sólo en la retórica, ya que no hay que ser un gran analista para darse cuentan de que gobernaron para la derecha.  Por más que digan que el Gobierno de Piñera es el quinto gobierno de la Concertación yo me quedo más con las palabras de Longueira que señaló que este es el quinto gobierno de la centro derecha, razones no le faltan.
Su tarea entonces, está en renovarse y en volver a encantar a esta naciente masa “amarillista” que se declara apartidista pero que se compromete con el devenir del bienestar social.

La derecha está dividida en tres sectores: el primero es la UDI, que ha dado muestras de una seria incompetencia para tratar de empaparse de realidad social y de ser críticos frente a los problemas que ha enfrentado el alcalde Labbé (lo menciono sólo a él porque ha estado en descrédito mucho tiempo y aun así parece estar blindado por más errores que cometa). El segundo sector, RN de Carlos Larraín, esa derecha latifundista que no se distingue muy bien de la UDI, esa derecha que cree que el fundamentalismo y el tradicionalismo de hace dos siglos atrás sigue vigente y lo peor de todo, practicable. Por último, el tercer sector, es la “nueva RN” que entiende y comprende el mensaje liberal mejor que nadie hoy en día en el oficialismo. Esa derecha compuesta de personas como Lily Pérez -por mencionar una-  ha dado grandes muestras de compromiso con una derecha más liberal en lo valórico, un ejemplo es su votación en el Senado por la ley antidiscriminación.
El problema de esta “nueva derecha” es que es la más débil política y económicamente si la comparamos con los otros dos sectores, esto hace entonces, que su discurso quede secuestrado bajo las palabras de Carlos Larraín y/o de Patricio Melero.
Esta coalición de partidos tampoco está exenta de la enfermedad mencionada anteriormente. Tal como decía la ex vocera Ena von Baer, “todo fue culpa del gobierno anterior”. Bajo esa premisa, el asumir un débil compromiso con los reales cambios sociales durante los gobiernos concertacionistas los mantiene hoy en un constante cuestionamiento social. Además, mantienen una fuerte vinculación –aún-  con la antigua derecha -la golpista  y  pinochetista-, eso los hace vulnerables a una crítica de la cual no pueden escapar. Este sector político requiere un alzamiento de los liberales de RN. Pueden ser una propuesta muy atractiva para el debate público, ¿por qué? Porque el binominal obliga al empate y esta condición se va a mantener mientras se sigan presentando siempre los mismos, es por eso que el nacimiento de una nueva derecha sumado a la urgente renovación de la Concertación puede conllevar a un debate más sensato y más cercano, sin las ataduras al oscuro pasado.

La derecha liberal debe escapar de lo que Weber y Foucault denominaron la “Jaula de hierro” y reinstalar el debate por sobre la estabilidad falsa del empate. “Weber describe la sociedad como una jaula de hierro con un orden inexorable, legal y burocrático. Pero es Foucault quien señala que los guardianes de la jaula de hierro carecen de libertad interior pues, sólo proporcionan vacío, confinamiento y, civilización” (Carlos Cousiño, la jaula de hierro-acerca de Max Weber, 1997)

El Alzheimer no escapa a ningún sector político y no vale la pena mencionar ninguna en especial porque todos sabemos cuáles son. No pierdo la esperanza de escuchar: “es verdad, nos equivocamos, pero ya no más” pero eso no hemos estado ni cerca de ver eso. Hay luces de esperanza si es que RN puede sacar a Larraín del poder y se separa de la ideología UDI que tiende a envolver a todo ese sector. Hay esperanzas si la Concertación se da cuenta de que la vuelta de Bachelet no es la solución de fondo. Ella –la solución-  está en volver a sus raíces, a lo que los llevó al poder, porque sin duda este país tiene una mayor tendencia a la centro izquierda que a cualquier otro sector político. La tarea es para ambos, recuperarse de la pérdida de memoria, hacerse cargo de sus problemas internos y ofrecerle al país soluciones que vayan acorde al siglo XXI. Se necesitan políticos con la virtù que exigía Maquiavelo para los que dirigirían los destinos de la República, ¿dónde están?

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Alguien comentó sobre “El Alzheimer político

  1. Me quedo con la últimas 2 Líneas.- ¿Dónde están los políticos de virtù, que exigía Maquiavelo para dirigir los destinos de la República??.- Creo que loas falencias de nuestros dirigentes, se debe a que todos son “Políticos de Escritorio” que no ven o no quieren ver mas allá de las puertas de su oficina, hablan de Clase Media, cuando el 80% de los Trabajadores gana menos de 600 lucas; hablan de descentralización, pero se distribuyen todos los cargos en Santiago, hablan de democracia, y se niegan a derogar la Constitución impuesta por la Dictadura.- Nuestros dirigentes No Conocen el Pais que Dirigen, esa es la paradoja

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