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Es difícil ser diseñador o diseñar en Chile, nuestro oficio no es valorado como nos gustaría, y eso también es responsabilidad nuestra.

Poco a poco hemos tratado de hacerlo un nicho “cool“ donde las modas imperantes están siendo parte de los imaginarios. Muchas veces usamos, creo yo, los referentes extranjeros de estética e información. Muchas escuelas, cada vez más modernizadas, optan por enseñar el diseño desde el marketing y el uso de programas y dejan de lado la teoría de la comunicación e identidad. No niego que eso sea importante, pero también lo es construir cultura, recuperar historia, referir a lo que nos une. Somos comunicadores, generamos cambios, experiencias, identidad. Parte de nuestra responsabilidad es ser capaces de vincular las realidades sociales con un imaginario que identifique y -además- comunique lo que queremos. Eso de implantar conceptos extranjeros basados en valores del consumismo es fácil, basta ver cómo muchas campañas de grandes empresas son copias de otras, descaradamente.

¿Cómo vincularnos identitariamente en una cultura si no manejamos los códigos de cada comunidad?

Es muy importante que empecemos a darle valor a lo que hacemos, conocer a las personas a las que se dirigirá el contenido, de a poco, aprender a comunicar, sensibilizarnos y ser capaces de relacionar el objetivo del cliente con una identidad comunitaria, del público objetivo, es decir, dejar de implantar y empezar a desenterrar. (Leer sobre investigación-acción)

No olvidemos que para que algo adquiera valor, debe tenerlo.

Además está el tema de la competencia, muchas veces somos egoístas con el conocimiento que nos da la experiencia, si queremos darle valor a lo que hacemosm debemos respetar al colega y ayudarlo a mejorar, eso no ayuda a todos. Existen agrupaciones de diseño que fomentan esta dinámica, por ejemplo OpenD, creado por diseñadores de diferentes rubros bajo la necesidad de conversar, aprender y compartir experiencias e inquietudes en torno a lo que hacemos. Comenzar a formar-nos como una comunidad respetada, valorada y consciente.

Tengo muy clara la necesidad económica y el mercado que exige competitividad y resultados a corto plazo, a veces uno debe transar valores personales en pos de un diseño que -para el cliente- es efectivo. La magia está en demostrar que otros caminos también pueden ser buenos, aportar culturalmente y ayudar a contribuir y distinguirnos, aprender a exigir y cobrar adecuadamente y sobretodo valorar y respetar el trabajo.

Hay muchos diseñadores que se dedican a rescatar valores y apelar a la memoria colectiva, al patrimonio, a lo que nos hace pertenecer a una familia, a una comunidad humana, es bello y muy importante lograr eso con nuestro trabajo, con nuestras herramientas comunicacionales.

Esto es una invitación a que demostremos nuestra creatividad también, siendo un aporte para la sociedad, generando proyectos independientes que rompan el sistema de información de lo fácil, que apela al placer visual sin contenido estratégico y sin identificación con las comunidades, que nos obliga a ser parte de un mercado netamente productivo. Con nuestras capacidades comunicaciones también podemos darle solución a problemas sociales que enriquecen el rubro, la profesión y a nosotros mismos.

En Twitter @caropaz_

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