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En la intimidad gustaba decir que ”cuando chica era un patito feo”. Luego creció y el patito se convirtió en una mujer hermosa, tal vez la chilena más seductora del siglo XX (es mi mirada). Era una belleza clásica. Amaba los gatos, tanto como amó su carrera de cantante y actriz. En teatro y cine alcanzó cotas únicas. Fue diva en una época de divas. Su arte –cuando el celuloide era una fiesta- la llevó a actuar en Argentina, México, Brasil, Perú, España, Francia y Estados Unidos. En Hollywood la llamaron “sensación sudamericana”. En la meca del cine hizo migas con Marlene Dietrich, Orson Welles, Cantinflas y Gregory Peck. Basta imaginar que Malú vivió gestos de seducción con ese enorme y árido genio que fue Orson Welles para entusiasmarnos aún más con su presencia. Ella viajó hacia el misterio en 1997. Su hijo León esparció las cenizas en el fundo de Purén (del abuelo y colono francés, Boisier), donde su madre había sido tan feliz cuando niña. Animado por el femenino marzo, he decidido revisitar mi conversación en 1996 con esa mujer tan bella y sabia que aún deslumbraba*.

 

– Usted nació en Purén, Malleco, en 1922. ¿Cómo era Purén en esos años?

– Muy grato. Muchas calles no estaban pavimentadas y corrían acequias. Mis abuelos tuvieron 14 hijos, de los cuales sobrevivieron 12. La casa era la gran cocina donde siempre se estaba haciendo manjar blanco, faenando chanchos, en el patio se preparaba charqui que, por supuesto, los perros se lo robaban.

– ¿Cuál fue, después, su vínculo con Purén?

– Me fui de Purén a los siete años, regresé cuando se estrenó la primera película que hice en Chile y últimamente fui invitada al precioso Festival de la Frutilla. Un Alcalde me distinguió también como hija ilustre de Purén.

– Sus padres nunca se entendieron.

– Cuando mis padres se separaron él partió a Nueva York con un contrato en la Radio National Broadcasting. Ellos se juntaban y se volvían a separar, de ahí que me eduqué en Chile y en Nueva York, estuve en 11 colegios. Al recordarlo me fascina lo que significaría para una chica de 7 años ser trasplantada de Purén, ese lugar idílico, a la urbe de Nueva York.

– Un cambio impresionante.

– Si, pero cuando íbamos a Nueva York estábamos todos juntos.

– Entonces no fue traumático.

– No. Descubrimos un mundo nuevo y deslumbrante. A los 16 años me enrolé en una escuela de pintura y también descubrí la música a través de la empleada negra que cantaba con una voz maravillosa. Ella cantaba, cantaba, y yo anotaba las letras y sacaba las armonías en la guitarra.

– Hay una frase que usted reconoce haber aprendido de su padre: «La vida es tan sólo una broma pesada».

– La vida es una broma pesada porque los momentos felices, por numerosos que sean, no logran contrapesar las grandes catástrofes. Por ejemplo, llevo mis últimos 8 años luchando contra un cáncer. Eso es una broma pesada.

– De Purén a Nueva York, luego Chile, de ahí a Buenos Aires, a Río de Janeiro, a México, a Hollywood, a Europa, otra vez Chile. Tantos lugares, Para muchos puede ser un sueño; aunque en lo vital puede ser un desarraigo permanente. ¿Cómo lo vivió usted?

– En cada país me ha fascinado todo.

– Usted se casó una vez y la vida con su esposo no fue nada fácil.

– Me casé cuando tenía 27 años. Mi esposo se sintió atraído porque yo era artista, pero inmediatamente después del matrimonio empezó a sentir celos de la artista, entonces me hizo la vida imposible. Fue realmente un infierno. Y yo que me casé con un norteamericano, porque pensé que eran buenos maridos.

– Desde ahí, sólo actriz.

– El fracaso de mi matrimonio me afectó profundamente. Después de la separación decidí doblar la hoja, entregarme completamente a mi trabajo y cumplir con la promesa que le había hecho a mi madre de hacer todo bien.

– Usted tuvo un hijo en su matrimonio.

– Si, y fue un dolor grande la separación de él. Las leyes de divorcio en Estados Unidos son muy severas y distintas entre un Estado y otro. En Kansas, donde vivíamos, el procedimiento del divorcio toma sólo 6 semanas y en California, donde trabajaba, toma un año. Eso lo ignoraba. Contraté un abogado en California y muy gentilmente le notifiqué a mi marido que estaba iniciando los trámites de divorcio, que quería a mi hijo y traerlo a Chile. Entonces recibí una cartita más gentil aún que la mía: «no te preocupes ya estás divorciada y la custodia de nuestro hijo está con la abuela paterna». No tenía nada que hacer, yo tenía un abogado y mi suegra tenía cuatro.

– ¿Y cuántos años estuvo sin ver a su hijo?

– Hasta que él tuvo 13 años. Mi marido era tan ladino que siempre me prometía la visita del chico: «Te lo mando en las vacaciones». Y resulta que cuando lo esperaba, el chico tenía amigdalitis o tenía que ir a campamentos.

– ¿Y a los trece años hubo una buena relación?

– Muy buena, muy buena. Mi hijo tenía una tremenda confusión. Su padre nunca me olvidó -tú sabes que el abandonado nunca olvida a quien lo abandona- y en una pared del dormitorio del chico hizo una ampliación de una foto mía muy glamorosa y le decía: «ves, tu mamá era demasiado refinada para nosotros». Entonces el chico creció con odio y amor. Y a los 13 años vio por primera vez con ojos de hombrecito a esa misma madre que regresaba y que, según su padre, los había repudiado. Al mismo tiempo se sintió muy atraído por mí y por tener una madre, entonces fue una relación como de pololos, y así ha continuado.

– ¿Y el ex marido está vivo?

– Sí. El se volvió a casar, pero me envía cartitas muy lindas. En mi último cumpleaños me escribió: «desgraciadamente no pude estar contigo en este día, pero confío en que Dios nos dará otra chance en la otra vida».

– Continúa enamorado.

– Obsesionado, que es distinto.

– ¿Cómo la actriz que ha representado el eterno femenino, en su vida real no ha tenido una pareja al estilo tradicional?

– Me he enamorado muchas veces.

– Hablemos de sus amores.

– No, cuando se habla de los grandes amores se les desvirtúa.

– ¿Se ha dicho que usted ha expresado el eterno femenino?

– Dicen que soy muy femenina, que hablo con suavidad, que mis movimientos no son violentos, en fin. Como que lo femenino es una cierta debilidad y belleza.

– No pocas feministas se enojarían con esa imagen.

– Me importan un bledo las feministas, por lo menos las obvias. Por suerte la feminista de hoy es más femenina que la de hace 20 años atrás, que era agresiva, masculina.

– Sin embargo, al llevar una vida independiente como mujer, en el hecho ha sido feminista.

– Claro, pero no estoy en contra de los hombres. Por el contrario, debemos hacer todo lo posible por elevarlos a nuestro nivel -viste, ya salió mi humor negro.

– Usted fue amiga de Orson Welles y sé que ante una pregunta de él usted le respondió: «a mí no me gusta el cine, sino el amor». ¿Esa frase era verdad o fue simple coquetería?

– Lo que pasa es que Orson Welles quería que fuera más motivada, más ambiciosa, incluso llegó a ofrecerme una obra musical en Broadway. Eso fue en México, pero a Welles lo conocía desde Chile cuando yo tenía 18 años.

– ¿Orson Welles estuvo en Chile?

– Aquí en Chile a Welles lo atosigaron los periodistas en el Hotel Carrera, y él le pidió a un amigo mío que lo llevara a la casa de alguna familia que hablara inglés. Y lo llevó a mi casa. Y cómo se le ocurrió conocer la vida nocturna de Santiago, le pidió permiso a mi madre para que yo lo acompañara y fuimos a una boite en la plaza de armas. Ahí muy joven debutaba Anita González haciendo su papel de la Desideria. No olvidaré nunca cuando Orson Welles, apenas vio a la Anita, me dijo: «He ahí una actriz». Y él no entendía nada de castellano. Con ese gesto él me ganó: una persona que tiene esa intuición y esa deferencia de escuchar con respeto a una actriz para él desconocida.

– Pero la frase que no le interesaba el cine sino el amor.

– Es que él me interrogaba mucho. Por eso años después en México cuando me dijo que no me casara con un muchacho mejicano porque tenía una carrera en el cine, le respondí: «al diablo con el cine, a mí me interesa el amor».

– Orson Welles, uno de los grandes cineastas del siglo, ¿cómo era él?

– Complicado, complicado, con grandes cambios de carácter, tenía mal genio. Imagino que Rita Hayworth lo debe haber pasado muy mal casada con él. El quería hacer grandes cosas y ya, los escollos le estorbaban demasiado.

– En su estadía en México, ¿qué recuerda del gran Mario Moreno, Cantinflas?

– Era muy amoroso. Si no te importa, déjame contar una anécdota. En un club de beneficencia me presentaron a Cantinflas. El champaña me pone tremendamente alegre, así que empecé a reírme y a celebrar todos los chistes de Cantinflas. El era muy serio en la vida real -como todos los grandes humoristas-, pero ahí como estaba en exhibición habló con palabras muy solemnes que a mí me atacaron de la risa, hasta que él me dijo: «no tenía idea que usted era así, la admiraba de lejos por la estampa sin saber que era tan alegre. Si quiere vaya a mi oficina». Fui al día siguiente, firmé contrato e hice una película para él.

– ¿El actor chileno más relevante del siglo XX?

– Alejandro Flores, indudablemente, por personalidad era avasallador.

– ¿Y actriz?

– Marés González. Claro que hay varias que admiro por distintas razones.

– ¿Hay más ego en el actor de ahora o en el de antes?

– El actor sin ego no existe. Es muy pretencioso pensar que uno merece estar arriba de un escenario y que la gente lo escuche, lo respete y lo entienda.

– Hay que tener mucha personalidad.

– Es vanidad.

– ¿Cómo es el mundo actoral de ahora comparado con el de hace 40 años?

– Era más fácil antes. Se le exigía menos diversidad al actor. El actor antes se paraba, se movía y caminaba bien, decía con naturalidad su texto, y bastaba. Ahora, la expresión corporal es número uno. Los chiquillos que estudian hoy teatro merecen la más grande admiración porque trabajan como negros.

– Se ha complejizado la actividad.

– Sí. No hay muchacho que no haya leído a Stanislawsky, que no sepa las diferencias entre los grandes maestros de teatro. Hoy se exige más, y el joven que no comprenda que es necesario ser culto para ser actor está perdido.

– ¿Qué piensa sobre este siglo –este centenario- que se va y cómo imagina el siglo futuro?

– En lo personal estoy muy feliz de haber vivido en este siglo. Antes tal vez no me habría podido proyectar. Sin embargo, para la humanidad el exceso de tecnología es terrible. Se ha perdido el alma, aunque soy optimista en el sentido de que va a haber un resurgimiento.

– ¿En qué radica ese optimismo?

– Porque conozco jóvenes de mucho valer, que hacen cosas, que anhelan, que tienen fe en sí mismos y en el futuro. Sobre todo, los hijos de esos jóvenes van a venir con otra visión. Va a sobrevenir un ahitamiento.

– ¿Qué significa eso?

– Que tú quedas ahíto de tantos objetos. Ahitamiento también por la indiferencia, no se puede ser humano y ser indiferente ante las masivas matanzas y ante las cosas que hacemos a la naturaleza, que uno no se explica.

 

www.hernandinamarca.cl

 

*Entrevista extraída del libro Bolero de Almas: conversaciones de fin de siglo con Viejos Sabios. Lom. 1996.

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Alguien comentó sobre “Malú Gatica: la bella diva (y Orson Welles)

  1. No solamente para ustedes… para Chile… un talento, unos genes que son obra de nuestro Creador.
    También pertenezco al rubro artístico y tengo mi radio online: BUENA MUSICA FM y los invito a escucharla diariamente en buenamusicafm.com
    Sinatra, Bublé, Bossa, Smooth Jazz y más.

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