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Hace unos días, en una de mis caminatas nocturnas, pensaba sobre las razones que explican el mantenimiento de un sistema electoral mayoritario para elegir a nuestras autoridades y los efectos de su mantención.  Hasta hoy tenemos a la Concertación y a la Coalición, criaturas emergentes del sistema. Y como sabemos, en un sistema electoral mayoritario es de su esencia el que los partidos se vean obligados a buscar en cada instante electoral, un paragua que los aglutine en la búsqueda del poder político.

No cabe duda que el régimen electoral chileno atenta contra el perfilamiento individual de los partidos. La marca Concertación o Coalición los ahoga y los diluye, y no les permite expresar con transparencia la esencia de cada entidad política. Es curioso que este hecho evidente sea muy poco mencionado por los partidos y que los electores no lo critiquen con más fuerza de lo que vemos. Esto ha provocado, entre otras razones, que ya no se tenga claridad de qué es y a qué aspira cada uno de los partidos.

Asimismo, el sistema electoral ha provocado que primen los increíbles acomodos doctrinarios y programáticos. Todos deben ceder en beneficio de la marca global que los reúne. Ninguna de las partes se siente feliz con el resultado y luego al gobernar terminan siendo una mera aglutinación de proyectos, pero no logran formar un Gobierno con ideas matrices claras y consistentes. Quizás por ello, lo que los ciudadanos observan es sólo una lucha despiadada del poder por el poder. No ven confrontación de ideas y proyectos al interior de cada bloque.

Es que los dos bloques en lo esencial están de acuerdo. Ambos son partidarios del modelo económico y del sistema político imperante. Quizás en los últimos meses varios líderes de la Concertación han aparecido en público reclamando ciertos cambios, pero la gente sabe que esos “grititos” sólo son para la galería producto del rechazo y el miedo a perder sus cargos que un resultado de convicciones de fondo. Y en estas semanas la ciudadanía ha tenido pruebas contundentes para probar que lo que digo es cierto.

Los partidos no se preocupan de sus doctrinas ni de darse reforzamiento intelectual. Hoy son meros productos del mercado, armados sólo con lo básico para conquistar a los clientes electorales. Con el respeto que me merecen los militantes PPD, pero ¿Qué diablos es ese partido en el día de hoy? ¿Qué es la DC, qué tiene de cristiano si la mención a Dios en sus discursos aparece como una letanía inaudible para el elector? ¿El caso de RN qué es, si en su interior tiene el vinagre y el aceite, conservadores y liberales discrepando en esencialidades? ¿El PC qué es y qué promueve para el futuro, anquilosado en una doctrina que no será ni nunca fue mayoría? ¿El PS qué es, qué propone, cuáles son sus ideas matrices? ¿Qué es el PRSD, quién sabe lo que piensan?, ¿El PRO, el PRI qué son?, etc, etc.

Todo esto es grave. Ya nadie sabe lo que verdaderamente promueven los supuestos conductores políticos del país. Todos hablan de justicia, igualdad, libertad, tolerancia, equidad, o sea, cuestiones de sentido común…Pero no especifican ni menos observamos que practiquen los valores que dicen defender…Y la ciudadanía, que duda cabe, los tiene pillados.

Tampoco trabajan en orientar en temas de fondo a la ciudadanía, quizás porque no conocen el fondo y menos pueden educar sobre lo que no saben. Es que sin desearlo, el sistema electoral mayoritario con su binominal los ha llevado a ser un charquicán y sea quien sea el que gobierne, cada bloque tiene sus dueños de la pelota: hoy son los UDI y en el pasado, dependiendo del gobierno de turno, apareció el partido taimado y dueño del balón…

Con mucha sinceridad les digo que conociendo algo el pasado chileno, un sistema electoral mayoritario es un fórceps impuesto desde arriba hacia abajo, desde la élite a una ciudadanía que hoy se resiste. Es cierto que en el pasado dio algo de estabilidad  ¿Pero a qué precio y qué tanta estabilidad está dando desde el año pasado? Chile por sus características culturales, su historia e idiosincrasia es para un modelo proporcional. Chile no es homogéneo, va contra natura forzarlo. Y el problema es que hoy esos diversos “Chile” se dieron cuenta y están presionando para recuperar su diversidad esencial. Si se desea mantener esa supuesta estabilidad, no tengo dudas que el costo será cada día más alto. Es hora que nuestros circunstanciales líderes reaccionen y entiendan el fondo del problema del Chile actual: Chile quiere proporcionalidad, que aparezcan todos los Chile de Chile y que todos tengan alguna representación política. Que todos posean un estrado desde donde puedan decirle al resto: nosotros somos esto y deseamos escuchar a los otros Chile ¿Se pide mucho?

Fotografía de Maira Troncoso

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2 Comentarios sobre “Todos los Chile de Chile

  1. No estoy de acuerdo con tu opinión Samuel, no creo que la proporcionalidad resuelva problemas en Chile. Los partidos políticos no tienen que renunciar a sus ideas ni principios ni valores porque se adscriban a un conglomerado político. Hay países muy exitosos cuya política es esencialmente bipartidista, países mucho mas heterogéneos que Chile (¿necesito nombrarlo?)

    Creo que el mayor problema de este país es la falta de lideres, personas con ideas claras y capaces de conducir políticamente la nación. La degradación de los partidos nace de la carencia ideológica, de la perdida de ideas propias, como es el caso de la izquierda, especialmente el socialismo,la renuncia a todo como es el caso de una DC sumida en la desesperación, la ecléctica RN, cuya declaración de principios descarta cualquier ideología. En la UDI, han aparecido algunos “soldados” como les gusta llamarse que al parecer abominan del gremialismo histórico. Al final del día las encuestas parecen pesar mas que las ideas y la razón.

    El panorama se ve muy mal y no es culpa del sistema binominal usado en las elecciones parlamentarias.

    Hay chilenos que tienen el deber patriótico de asumir el costo del liderazgo, con ideas reales y a largo plazo.

  2. Creo que todos los Chile de Chile tendrán que esperar un poco. Al menos ya vemos personas que intentan meter su cuchara en la cosa politiquera y que podría quebrar la mano de las coaliciones y concertación, que parecen más tribús antiguas rezandole al Dios Apernado más que personas buscando caminos para representar y sacar a flote a esos todos los Chile de Chile,que mencionas tan avertadamente.
    Buena columna, para variar.

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