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“El cine es un proyector que se rompe, una sesión de espiritismo en la que todo vale, una investigación rupturistas que nos transforma al alma humana, un inquietante he insoportable viaje hacia el subsuelo de nuestra mirada”  Ingmar Bergman

En el cine, como en otras artes, la mirada del silencio tiene un valor, en especial, porque es un arte que en sus orígenes, ha partido del mutismo, y en su evolución y desarrollo: “Lo ha llenado de ruido muchas veces, innecesariamente, producto de la televisión” [1] nos dice el director chileno de cine y televisión, Silvio Caiozzi. En la novela: “La historia del silencio” del escritor Pedro Zarraluki, aparece un cuestionamiento que nos parece reflejar el sentido que el silencio tiene en relación a la imagen: “¿Por qué ponían un pianista en los cines cuando las películas eran mudas? ¿Es soportable el silencio? (…) ¿Qué resulta más irritante para nuestros nervios: el ruido o su carencia?” [2]

En el cine mudo, la falta de la palabra obliga al cineasta a enfatizar los recursos, que el cine sonoro deja difuminados tras el lenguaje hablado, y que permiten al espectador, percibir con mayor claridad este lenguaje no verbal. Hoy, en el cine, el silencio nos resulta muchas veces extraño. En el cine mudo, la música mitigaba esa incomodidad que muchas veces provoca el silencio:

“En el cine, el truco número uno es la música. Llenar las pausas con música, la tensión con música. Uno ve una película con un actor con cara de nada y el director le pone una música, y uno dice este tipo está aterrado. Entonces van construyendo la película, llenando las pausas con músicas que construyen y describen las sensaciones y emociones. Esa es la trampa más fácil y más típica del audiovisual.” [3]

Existe una serie de film dedicados al Silencio en el cine sonoro. Quisiéramos mencionar algunos de ellos que son significativos para el desarrollo de este tema. Una de las obras clásicas, “La mujer Pantera”, dirigida por Jacques Tourmeur [4], es una película en la que las dudas y el misterio proliferan en su relato. Otra, “El Graduado”, [5] que nos muestra la relación existente entre la música y el silencio y la relación con la soledad de los personajes. En el Largometraje “El espíritu de la colmena”[6], el silencio predomina sobre la acción, como expresión del mundo intento que nos transmite el tipo de comunicación entre padre e hija. Por otro lado, en “La lengua de las mariposas”[7], el protagonista, un maestro de escuela, no consigue hacer callar a sus alumnos, después de un rato y ante la evidencia de su falta de autoridad, se detiene a mirar por la venta, en silencio. Los estudiantes callan. Al respecto, Caiozzi nos comenta:

“El silencio bien usado es fenomenal, cuando tu has creado una situación previa al momento del silencio de tensión, cuando llega el momento del silencio se produce una tensión mucho mas grande que si no existiera el silencio. La verdad es que esta temática de una televisión que exige que no exista el silencio, ha transformado a la televisión en una suerte de ruido constante, y el cine ha bajado su calidad de poder penetrar en los espectadores, de verdad que lo creo. Tal vez, hoy exista un nuevo repunte con algunas películas en el cine independiente, pero lo que ha ocurrido es que han sido varias décadas de atraso en el lenguaje cinematográfico. Se ha perdido la capacidad de poder narrar en los momentos de silencio, cuando uno necesita precisamente que no vuele ni una mosca. Cuantas películas antiguas estaban llenas de eso y el público lo recordaba.”[8]

Al respecto, nos parece interesante citar la opinión del critico Fernández-Santos, respecto del cineasta Robert Bresson[9]: “El silencio es un vaho de elocuencia en la conjunción y yuxtaposición de imágenes y sonidos (…) se ve incluso el callar de las cosas”[10] El mismo Bresson, tiene una serie de citas celebres sobre su manifestación del cómo hacer el cine. Algunas de ellas son:

“Un sólo misterio el de las personas y de los objetos.(…) Es preciso que los ruidos se conviertan en música. (…) Un sonido nunca debe acudir en auxilio de una imagen, ni una imagen en auxilio del sonido (…) La imagen y el sonido no tienen que prestarse ayuda, sino que han de trabajar cada uno a su vez por una suerte de relevo.”[11]

Es decir, que el silencio, para Bresson, es un terreno independiente de todo lo sonoro, y la imagen, la música, el texto, deben funcionar en sí mismos, como un relato, y no ser soportes del otro, para construir la imagen que se proyecta, es un relevo permanente en la narración.

Al respecto, Caiozzi, que ha desarrollado un fuerte interés por el silencio y su relación con los objetos, nos habla de la relación entre el silencio y la decadencia de la vejez, al preguntarle sobre su interés sobre el silencio en sus películas como elemento narrativo, nos responde:

“(…) el silencio que tu has detectado en mis películas, es porque hasta hora lo que más me ha atraído, es ese tema de vejez y decadencia que dices tú. El tema del encierro, la pérdida del poder y no saber que hacer, el deterioro, el abandono. Entonces todos esos temas viven en el silencio y precisamente al no tener respuesta frente a todos estos temas lo que va quedando precisamente es el silencio.”[12]

Este cineasta nacional, filmó, en el año 1990, el largometraje “La luna en el espejo”[13], película que logró variados premios internacionales[14], destacándose entre ellos el de “Mejor Actriz” (Gloria Münchmeyer) en el Festival de Venecia. Esta es una de las películas más representativas de Caiozzi. La trama transcurre en el puerto de Valparaíso, donde un viejo marino vive encerrado junto a su hijo en una antigua casa sin vista al mar. Desde su cama, controla los movimientos de la casa a través de los espejos que cuelgan en su dormitorio. El hijo es sumiso, pero quiere y, a su vez, teme su libertad. La culpa es lo único que le impide reconocer su ardiente deseo: la muerte del viejo. Lucrecia es la vecina, una viuda ya mayor. El Gordo y ella se desean, se buscan y se esconden de su padre.

Con estos elementos, el director, desarrolla fuertemente el silencio en su relato. En nuestra entrevista intentamos descubrir su metodología de dirección y su concepción estética en cuanto al silencio. En relación a la película, antes mencionada, nos explica:

“(..) Cuando desarrollábamos la película con José Donoso los dos sentimos que el silencio hablaba, y cuando fuimos desarrollando el guión, buscamos maneras de acentuar ese silencio, resaltando ciertos ruidos. Cuando hay un silencio tenso, cuando el silencio es expresivo y es algo que tú vives, que te desespera, de alguna manera tú empiezas a oír ciertos ruidos que habitualmente no escuchas. La película está llena de los tic-tac de los relojes, el ruido de las moscas, la flauta del afilador de cuchillos. Existe una serie de ruidos que en una situación normal no tensional no los oyes. La película la fuimos estableciendo con todos estos ruidos precisamente para resaltar y tensar el silencio y la tensión de los personajes. (…) cuando tratamos de musicalizar la luna en el espejo, hubo tres intentos con autores distintos y te advierto que esas músicas eran buenísimas, se les ponía a la película y las rechazaba, era redundante echaba a perder la película, entonces no hubo forma. La película no tiene música. La única que tiene es porque existe un disco que suena o porque en una escena bailaban. Es música de la situación, la película no tiene ni una sola música”[15].

Al respecto, podemos decir que la tensión es uno de los elementos más importantes al momento de construir una curva dramática, la tensión provoca en el espectador, la concentración absoluta sobre lo que presencia, la atención se encuentra en los momentos de tensión que, generalmente están poblados de los ruidos ensordecedores del silencio traduciéndose en imágenes.

Cuando estamos frente a la creación, el silencio nos va invadiendo y va transformando el pensamiento en imágenes. Es por ello, que creemos que: “(…) El Silencio que no habla no sirve para nada, cuando uno edita y se encuentra con eso lo bota, si no, se transforma en una lata que no dice nada, el silencio no puede ser porque si, si no, no dice nada”[16]

Si pensamos el silencio en términos musicales, podemos hablar de pausa, ese breve instante en que se lleva a cabo un pensamiento en completo silencio, así:

(…) El cine, el audiovisual, el teatro son lo mismo que una sonata, donde tiene que existir el ritmo la respiración el momento de pausa, después de un bombardeo existe una pausa. Es un ritmo una respiración un momento de pausa que permite que la obra entera se sostenga, el espectador fluye como en una barcaza que te va llevando al gran final, sea la película que sea, incluso, una de ritmo vertiginoso debe tener silencio, si no, se transforma en algo que tu dejas de oír.” [17]

La escritora Assumta Serna, en su libro El trabajo del Actor de Cine[18], señala un método, una suerte de gráfico para que el actor enfrente la filmación, ese puzzle que utiliza los planos como medios expresivos de la emoción y la proyección que el actor debe usar. No es lo mismo presenciar la ira en un primer plano, que en un plano general contrapicado. Al respecto, Caiozzi nos explica que otro factor que condiciona al silencio es el espacio, el lugar donde acontece la acción: “(…) los objetos son determinantes en esto”[19]. Los objetos modifican el sonido, modifican el pensamiento y la imagen, es por ello que el cine pone tanto énfasis en encontrar la locación exacta para cada escena, en el teatro, sucede algo similar, el espacio va a condicionar la interpretación, va a graduar la intensidad de sonido y, por ende, la intensidad de silencio que se requiere.

Recordemos que para la música el sonido es visible, hay signos que lo identifican y gradúan su duración. Es lógico pensar, entonces, que para el teatro se podría llegar a crear una suerte de partitura, en la que el silencio sea un signo representable, no sólo por el actor, sino también por los demás signos escénicos, esto es, la luz, el vestuario, la escenografía, etc.

Michael Chion, autor del libro La Audiovisión, nos ha hablado de un “vocentrismo” en la percepción cinematográfica:

“En Cualquier magma sonoro, no es que existan sonidos, uno de los cuales sea la voz humana. Lo que sucede es justamente lo contrario: hay principalmente voces y, después, lo demás, por que a percepción de la voz jerarquiza la percepción en torno a ella” [20]

Esta jerarquía del sonido, nos lleva a pensar, que el espectador, es el que otorga el valor necesario, entonces, estamos frente a un fenómeno, donde el que recibe, jerarquiza, y donde la entrega, como tal, del sonido, es calificada únicamente, por el otro, jerarquizando el sonido

Jesús García Jiménez, nos explica en su libro Narrativa audiovisual (1996), los tipos de focalización y el sonido en in, en off y over, estableciendo como sonido in propiamente diegético, la fuente del sonido que, junto con la imagen, es percibida por el espectador. Esto quiere decir, que de la imagen que percibe el espectador, nace el sonido que forma parte de esta historia, donde los personajes de ficción, o al menos algunos de ellos, lo oyen. Es el caso de la película “La luna en el espejo”.

Existen cineastas, como el sueco Igmar Bergman,[21] que en prácticamente toda su filmografía, utiliza en forma transversal, el silencio. Por ejemplo: En “Secretos de un Matrimonio” (1973): Un matrimonio no cesa de entablar largas conversaciones sobre su cansancio conyugal, donde el silencio cobra un valor esencial producto de su ausencia. En “Persona” (1966):[22] donde la protagonista es una actriz que interpreta a Electra, y en una función decide quedarse callada, al no hablar nunca más, es internada en una clínica, allí será acompañada por una enfermera que en su desesperación, al no conseguir palabra alguna de su paciente, termina hablando y contándole los secretos mas íntimos de su vida.

En estos dos film, el silencio ha sido el vehículo para la expresión del alma, del mundo interno, al parecer, el silencio nos llena de tanto sonido interno que nos recoge en un estado de autoconocimiento para tener la obligación de decir aquello que, en circunstancias cotidianas no diríamos. El silencio, entonces, también es condicionado por las circunstancias que lo rodean.

En el film “El Silencio” (1963), del mismo Bergman, las protagonistas, dos hermanas que tienen una relación que casi ya no tienen nada que decirse y que se ha convertido en una extraña mezcla de odio exacerbado y patológica dependencia, hacen una parada en una ciudad ficticia, cargada de guerra, donde el sonido es mayoritariamente el del exterior y el de los objetos, allí, el pequeño hijo de una de ellas, absorbe esto y se transforma en el testigo y conductor del relato construido desde el silencio.

Bergman, busco incansablemente una nueva realidad en el cine, realidad que estaba sumergida en los personajes, llegando a construir variados guiones que, finalmente, confluían en uno solo, entrecruzando el silencio de los personajes, con sus acciones y con el relato de la cámara, transformando el silencio en una manifestación artística en sí misma.

Entonces, pareciera ser que en las películas de Caiozzi, en las que el silencio existe como signo constantemente presente, el silencio resuelve aquello que los personajes han dejado abierto, el silencio como eslabón de situaciones en la construcción del mundo de los personajes, al respecto, nos dice: “Existe una cantidad de cosas no dichas y no resueltas por los personajes y a uno, como espectador, te obliga, en esos momentos de silencio, a descifrar lo que ocurre. (…) el silencio es difícil y tiene que ver directamente con lo que pasa dentro de los personajes”[23]

Cuando se utiliza el silencio como elemento narrativo, este silencio va atrapando al espectador, lo manipula para conducirlo hacia la visión de lo aparentemente ausente, al sub-texto, que estaría contando la verdadera historia, aquella libre de los engaños de la palabra. “De lo que no se puede hablar hay que guardar silencio” [24], precisamente, ésta pareciera ser la tónica de la filmografía de nuestro entrevistado. Con esto recuerdo a Bergman, después de filmar la película “Persona”(1966), protagonizada por Bibi Andersson y Liv Ullmann, donde termina diciendo: “Detrás del silencio existe el dolor, y detrás de éste no existe nada” [25]

Un espacio eterno, es lo único que existe naturalmente, todo lo demás es una invención del hombre, ese es el silencio. Una manifestación que nos lleva hacia el interior del alma humana, a la fibra de los personajes, la incomodidad del mutismo, de que están hechos. El silencio en la vida y en la muerte. Las emociones se muestran en abundancia, cuando el silencio las cobija.

[1] Ver anexo. Nº2: Entrevista a Silvio Caiozzi G. Caiozzi es uno de los realizadores más premiados de Iberoamérica ya que sus películas de largometraje “Julio comienza en Julio” (1979), “La Luna en el Espejo” (1990), “Coronación” (2000), “Cachimba” (2004) y el documental “Fernando ha Vuelto” (1998), han recibido cerca de 100 premios en importantes festivales de cine internacionales como Venecia, Montreal, Biarritz, Valladolid, Huelva, La Habana, Trieste, Mar del Plata, Cartagena de Indias, entre otros. Su película “Julio comienza en Julio” (1979) fue elegida por votación popular como “la Mejor Película Chilena del Siglo XX”. Mas información en www.silviocaiozzi.cl

[2] Pedro Zarraluki, La historia del silencio. Editorial Anagrama, Barcelona 2000 202 pp

[3] Ver anexo. Nº2: Entrevista a Silvio Caiozzi G.

[4] Cat People (1942) USA, 70Min

[5] The Graduate (1967) Director Mike Nichols, Usa 105 min

[6] Director: Victor Erice (1973), 90 min

[7] Director: Jose Luis Cuerda (1999), 95 min.

[8] Ver anexo. Nº2: Entrevista a Silvio Caiozzi G.

[9] http://www.mastersofcinema.org/bresson/About.html

[10] EL PAIS. 22/12/!999. p. 50

[11] http://www.mastersofcinema.org/bresson/About.html

[12] Ver anexo. Nº2: Entrevista a Silvio Caiozzi G.

[13] Dirección: Silvio Caiozzi Chile 1990 70 min.

[14] http://www.silviocaiozzi.cl/

[15] Ver anexo. Nº2: Entrevista a Silvio Caiozzi G.

[16] Ver anexo. Nº2: Entrevista a Silvio Caiozzi G.

[17] Ver anexo. Nº2: Entrevista a Silvio Caiozzi G.

[18] Serna Assumta El Trabajo del trabajo del actor de cine Editorial Cátedra Madrid 1999 p. 74

[19] Ver anexo. Nº2: Entrevista a Silvio Caiozzi G.

[20] García Jiménez Jesús: Narrativa audiovisual Editorial Cátedra Madrid p 102

[21] http://www.ingmarbergman.se/

[22] Año 1966 91 min. Considerada una de las películas mas representativas he enigmáticas de su búsqueda como realizador

[23] Ver anexo. Nº2: Entrevista a Silvio Caiozzi G.

[24] Tejedor Campomanes Cesar: Op. Cit. p. 124

[25] Documental, días de cine televisión española 1999 “Grandes directores y peliculas del siglo XX”

Este texto es el último de los “apuntes del silencio” y es precedido por  Hacia una definición del silencio (1) ,  El silencio (2) como concepto filosóficoEl silencio (3) y su iconografía musical,  Silencio (4): la imagen de la emoción,  El silencio (5) como pieza inicial en el método StanislavskiLa dirección del actor hablante en el silencio (6)Actor y director: texto del silencio (7), El silencio como estética en la puesta en escena (8) y Palabra o Silencio: ¿Quién antecede en la puesta en escena? (9)

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5 Comentarios sobre “El silencio en la imagen cinematográfica (y 10)

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