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Archivo Chile publicó,  la Cronología Comentada del Movimiento de Mujeres en Chile, del historiador Luis Vitale. Me quedo conmovida al leer tantos nombres y tantos esfuerzos, algunos olvidados, y motivada a hablar de esto, en torno al 8 de marzo.

En esta cronología resaltan tres líneas de conquistas: la del acceso al conocimiento, la organizacional y la de los derechos de las mujeres. Vale la pena revisar brevemente lo que informa sobre el siglo XIX y comienzos del siglo XX.

Aunque tempranamente hay mujeres que escriben en periódicos sociales (por ejemplo, Rosario Ortiz y Úrsula Binimelis, en “El amigo del pueblo”), sólo en 1812, y por iniciativa de José Miguel Carrera, se crea la primera escuela para mujeres. Sesenta y cinco años después, se dictó un decreto permitiendo a las mujeres obtener títulos profesionales. Desde ahí, van haciendo camino, Eloísa Díaz, quien obtiene el título de doctora, en 1883, y luego en 1890,  otra doctora (Ernestina Pérez), una abogada (Matilde Troup), una dentista (Paulina Starr), una farmacéutica (Glafira Vargas) y una agrónoma (Rosario Madariaga).

En 1895, se crea el primer Liceo Femenino N°1. A fines del siglo, hay 1717 niñas en la enseñanza secundaria, 669 en Escuelas Normales y 394, en carreras técnicas. En 1927, hay 49 doctoras, 476 farmacéuticas, 115 dentistas, 18 abogadas, 644 profesoras.

En el camino de la organización, es asombroso el empuje de las mujeres, particularmente trabajadoras. Dan ganas de publicar la lista completa. Sociedad de obreras N°1, en Valparaíso, en 1887. Sociedad de emancipación de la mujer en 1888; Sociedad Unión y Fraternidad de Obreras, en 1891; la Sociedad Internacional Protectora de Señoras y la Sociedad de Obreras Sudamericanas, en Iquique, en 1894. Esos nombres nos llevan a imaginar la visión de mundo y las aspiraciones que ellas tenían.

En la primera mitad del siglo XX, se multiplican las organizaciones, se fundan periódicos (Periódico feminista “Alborada”, en 1905; Periódico de mujeres asalariadas “La palanca”, en 1908; Periódico “El despertar de la mujer obrera”, en 1914) y se forman alianzas: Primera Federación Interamericana de Mujeres, en 1910; Teresa Flores es elegida dirigente nacional de la Federación Obrera de Chile, FOCH, en 1923.  Existen organizaciones feministas y otras sindicales y surge una Asociación de Mujeres Universitarias.  Incluso se crea el Partido Demócrata Femenino, en 1924. En 1930, hay 269,619 mujeres asalariadas, y, en 1953, 545.918.

En cuanto a las conquistas políticas y sociales, sólo en enero de 1949, se logra la ley que otorga el derecho a voto a la mujer. En 1946, Adriana Olguín, es la primera mujer ministro, y Amanda Labarca, la primera embajadora. María Teresa del Canto es nombrada Ministra de Educación, en 1952. María de la Cruz es elegida senadora, con la más alta votación del país, en 1953.

En 1953, se dicta la Ley de Asignación Familiar. Luego, se establece por ley que el marido no puede enajenar bienes raíces sin el consentimiento de la esposa. La misma ley aprueba la legitimidad de los hijos, si es declarado nulo el matrimonio. En 1958, Inés Enríquez, primera mujer diputada, presenta un proyecto de ley sobre el divorcio. Y algo después, en 1962, se aprueba la ley de jubilación de la mujer, a los 55 años. Creo que debemos entender estos logros, como signos de la condición desigual que ha mantenido en desventaja a las mujeres chilenas, más que una guerra contra los hombres. En esta historia hay buenos ejemplos de alianza.

La cronología de Luis Vitale nos invita a reflexionar. Y especialmente, nos motiva a querer completar la información sobre la participación de la mujer en la creación de la sociedad chilena. En marzo de 2013, sería justo impulsar esta forma de homenaje.

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