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A propósito de los acalorados debates en las redes sociales y medios de comunicación sobre la despenalización y/o legalización de la marihuana, recordé el concepto utilizado hace algunos años en el estudio de adicciones, clasificar las drogas en duras y blandas según el grado de dependencia que ocasionan. Buscando la definición de droga -(RAE): Sustancia o preparado medicamentoso de efecto estimulante, deprimente, narcótico o alucinógeno- la visión del problema necesariamente se amplia. Muchos elementos naturales / comidas / fármacos pueden ser catalogados como drogas ¿existe realmente esta división de “gravedad por dependencia”? ¿Saben los consumidores, de las drogas legales, su condición de adictos?

Pensemos en el alcohol, solo penalizado en relación a la conducción en estado de ebriedad, aceptado socialmente y estimulado de diversas formas en todos los grupos etareos. La Encuesta de calidad de vida (ENCAVI) del año 2010 muestra un 15,2 % de bebedores problema (*) en la población adulta chilena y comenta “Si ya resulta preocupante que en nuestro país el promedio de edad de inicio del consumo de alcohol sea de 13.2 años, más alarmante aún es el hecho que haya un 15% de prevalencia de bebedores problema entre 15 y 19 años de edad, igual prevalencia que en el grupo de entre 45 y 64 años, edad en la que en nuestro país se presentan los mayores riesgos de morir por cirrosis hepática alcohólica”. La incidencia y el abuso precoz va en aumento, y si bien se han tomado medidas en relación al alcohol y los accidentes vehiculares, no se discute masivamente su influencia en maltrato infantil, violencia intrafamiliar, abandono laboral o de estudios, depresión (también del co-dependiente) y en la incidencia de cirrosis hepática, que sigue a la fecha siendo la tercera causa de años de vida perdidos por discapacidad en hombres chilenos de 15 a 64 años ¿será esta una droga blanda?

Conversemos ahora sobre el cigarro. Con una reciente ley que restringe fumar en espacios públicos se pretende avanzar, pero si observamos las cifras de la Encuesta Nacional de Calidad de Vida y Salud 2010, en Chile 39,5% de la población mayor de 15 años fuma activamente, más un 14,6%  que fuma pero lo quiere dejar; sumemos: más de la mitad de los chilenos fuma. ¿Qué contiene un cigarro? Tabaco, producto natural pero con contenido de pesticidas y otros químicos, nicotina que actúa como estimulante y depresor neuroendocrino con alto poder adictivo, alquitrán de probado efecto carcinogénico y que deja su huella negra, viscosa e impactante en los pulmones de fumadores, Fenol y cresol irritantes de las mucosas y carcinogénicos, y así otras cosillas…. El efecto a largo plazo también es conocido: factor de riesgo para varios tipos de cánceres, uno de los principales factores de riesgo de enfermedad cardiovascular, causa de envejecimiento prematuro de la piel, mal ayudante de toda la patología respiratoria en quien fuma y en su entorno. Por el uso de esta droga en espacios privados nadie es cuestionado: si Ariel Mateluna hubiera tenido 100 cartones de cigarros en su casa para distribuir a sus amigos no habría salido en la prensa detenido por carabineros ¿otra droga blanda?

Las drogas que no lo parecen

Existen varios alimentos que de acuerdo a la clasificación de droga catalogan como tal, entre ellos el azúcar y las grasas saturadas, y más aún su combinación en la estrella culinaria de nuestro Chile desarrollado: La comida chatarra. El nombre es clave, sinonimos: inservible, de poco valor;  nosotros la elegimos, el mecanismo de satisfacción de penas, ansiedades y de maximizar nuestro valioso tiempo. Un reciente análisis de la alimentación de los chilenos, la encuesta nacional alimentaria 2010-2011, plantea que en Chile estos últimos 10 años existe “Acceso a una mayor oferta de alimentos, pero no han existido políticas que regulen la calidad de la comida a la que se está accediendo. Así, las personas consumen alimentos procesados con alta densidad energética”.

La acción del azúcar como droga es conocida, fisiológicamente mientras la glucosa (disponible en forma simple en la azúcar procesada) es absorbida por nuestro organismo, nos sentimos animados en forma rápida. Sin embargo, a este impulso energético le sigue un periodo de baja en el ánimo, cuando se produce la disminución nivel de glucosa sanguínea o glicemia. Las grasas saturadas por su parte tienen capacidad de estimular la liberación de dopamina a nivel cerebral, este  neurotransmisor tiene un papel importante en la sensación física de la recompensa, la risa y el placer. La combinación ideal de la “chatarra”: Energía placentera, rápida y a bajo costo

Y de los efectos a mediano plazo de la mala calidad de alimentación de los chilenos, un par de ejemplos de la ENCAVI: un 62% de los  adultos chilenos no hace nada para mantener su peso, es decir no aumentarlo, y un  47 % se autodefine obeso o sobrepeso. En epidemiologia (es decir estadísticas y no solo autopercepción) otro par de cifras: 25% de obesidad y 39% de sobrepeso en la población chilena mayor de 15 años (datos oficiales del Ministerio de Salud 2010), es decir 2/3 de la población tiene malnutrición por exceso, y se suma un poco honroso 6° lugar de obesidad infantil en los países de la OCDE. Y derivados del sobrepeso y obesidad se puede enumerar decenas de efectos poco favorables, en aspectos fisiológicos, de salud mental, autoestima, como factor de riesgo en las dos patologías crónicas (Hipertensión y Diabetes) que condicionan los indicadores de mortalidad en Chile, etc. Una epidemia a todas luces, una de las adicciones más dañinas que no se reconoce, un ejemplo de cómo los estilos de vida del “desarrollo” generan un círculo vicioso de mala salud de nuestra población.

¿Qué tal si conversamos más, comentamos más, ayudamos más a estos cientos de miles de droga-adictos?

(*) 2 ó más conductas de riesgo en test  especifico EBBA

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