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Al principio existía el verbo. ¿Pero antes del verbo qué había? ¿Sería el caos fecundo, o un cúmulo de imágenes, sensaciones viajando, inspirando, acechando los sueños, visitas de seres incorpóreos que llegan de madrugada, emociones sucediéndose sin orden preciso pero que traen un caudal de nuevas comprensiones para seguir adelante? Entonces, de pronto, en un largo viaje o aventura peligrosa que requiere coraje y perseverancia, empieza a estructurarse, desde ese espacio rico y frondoso, tal vez barroco, en esa porción de Dios o Diosa, que vive en lugares secretos de nuestro ser, el Verbo, la palabra que crea el mundo y desde ahí, desde esa visión como antorcha, como flecha, se van concatenando acciones, apareciendo personas, acontecimientos, sincronías, azares magníficos que van, lentamente, construyendo una realidad que va adquiriendo vida propia y al creador lo va conduciendo por recodos y caminos insospechados. En su corazón siempre estará ese parto primigenio como un hálito divino inspirador que  susurrará la existencia de su origen cuya partera es la luz.

Entonces llevo en mi corazón los 25 años de amistad con Mauricio Tolosa y su búsqueda por configurar el verbo. Recuerdo las primeras inmersiones en ese caos fecundo donde él, en noches insomnes empezó a soñar y a ser visitado por esta comunidad que quería ser parida y lo eligió a él para ser visionada. Hubo libros, entrevistas, indagaciones en las personas que algo habían tejido en Chile y tenían miradas distintas sobre las mismas cosas. Apareció una novela, después otro libro mexicano. Surgieron fundaciones, capacitaciones. Mauricio iba y venía, aprendiendo, perdiéndose, alejándose y acercándose de la visión primera que iba abriendo el camino. Suena en mi su admiración por el colectivo Santiago formado por chilenos que han iluminado el país con sus palabras: Maturana, Varela, Susana Bloch, Rolando Toro. Su admiración por esa otra comunidad de pensamiento y acción también es madre y padre de este otro viaje. A lo largo de los años la obsesión de este señor Tolosa que da abrazos de oso, de crear un círculo de pensamiento reflexivo, de generar con-versación, reflexión común, amparada en el ansia de la transformación, la buena transformación ha ido desembocando en Sitiocero . Hoy esa convulsión originaria es  Sitiocero, espacio desde donde se gesta Papyrbit editores. La necesidad de Mauricio Tolosa de crear vínculos, su vocación de escucha, su porfía, su amor, su espíritu viajero, pero sobre todo el fuego de su visión, fue acercando a otros y otras. Apareció Mariluz y su luz. Esencial energía en el trayecto. Nos fue convocando a todos y todas, irradiándonos con las llamas de su caldero. En el cobijo de Mayanadia, con su agüita que fluye, cuadros de los países que ha visitado y ese clima de respeto, humor y simpatía, ha ido conformando, encarnando la visión primera.

Hace un poco más de un año Mauricio y Mariluz, nuestros convocantes, reunidores de la tribu, avezados y encantadores anfitriones, iniciaron una serie de ediciones digitales, con selecciones de textos de los autores-habitantes de Sitiocero. Alumbrados por un espíritu solidario y una intención real de sembrar conversación en un país mudo de pensamiento, desacostumbrado a con-versar más allá de la onomatopeya, estos están disponibles gratuitamente en la página de la Fundación de la Comunicología.

Hace casi exactamente un año, Papyrbit realizó dos ediciones digitales de este libro que nace hoy. Muchos lo leyeron, lo comentaron, muchos se quedaron con gusto a poco y los motivaron a imprimir, a ir al libro impreso. Rito indispensable y noble que nace de la primera red social que derrumbó el viejo mundo: la imprenta. Esta fue la que le dio un zarpazo importante al poder. La necesidad del papel es grande, tiene otro sabor, otra textura.  Luego de un año, con el esfuerzo de Mauricio y Mariluz, aparece el primer libro de la Colección Sitiocero. Esperamos que la Colección crezca y que pronto sean muchos libros viajando, proponiendo reflexiones sobre comunicación, cultura, convivencia y desarrollo humano. Ellos llevarán el fuego de la primera visión.

Esperamos que a esta nuestra Colección le vaya tan bien como a nuestra comunidad Sitiocero. Cuando partimos hace dos años queríamos alcanzar 4.000 visitas mensuales y ahora tenemos 140.000 visitas mensuales. La comunidad crece, se expande, siembra y florece la poética de que ser humanos es juntos.

Gracias a Mauricio por la amistad, por invitarme a esta comunidad de la que me siento parte, por los mundos que me has abierto y cerrado.

Bienvenida Papyrbit a tierra chilena. Este verbo parido preñará nuestro mundo de iluminaciones como todo verbo que se precie de tal. Al final cada verbo permite al universo ascender hacia espacios más abiertos y fulgurantes donde ser, claramente es “ser juntos”.

Texto leído en el lanzamiento del libro “Comunidades y redes sociales, el desplome de las pirámides” en la librería Qué Leo.

 

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2 Comentarios sobre “La amistad, la comunidad y la creación compartida

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