Compartir

Hay una discriminación mucho más evidente y cotidiana, pero también más difusa y silenciosa, lo que un grupo de investigadores liderado por la sicóloga estadounidense Michelle R. Hebl, llamó discriminación interpersonal. En el año 2002, este grupo realizó un experimento para saber cómo eran discriminados o no los postulantes a un puesto de trabajo en una ciudad de Texas en los Estados Unidos.

A todos los participantes, ocho mujeres y ocho hombres homosexuales y no, que entraron a 84 tiendas diferentes se les entregó una serie de preguntas, indicaciones y una grabadora oculta. Todos ellos vestían jeans, chaqueta con bolsillos y un gorro que tenía una leyenda impresa. Ninguno de ellos sabía el mensaje que le había tocado en el gorro. Debían entrar en la tienda y preguntar al potencial empleador ¿tiene alguna oferta de trabajo? ¿Puedo llenar el formulario de postulación de todas formas? ¿Si consigo un trabajo aquí, qué podría hacer? ¿Puedo usar el baño? Todas esas respuestas apuntarían a la discriminación formal, es decir al acceso. Al terminar la prueba, los participantes tenían que completar un cuestionario y adivinar, según la experiencia vivida, con qué gorro se habían presentado a pedir trabajo en la tienda.

gorros utilizados
gorros utilizados

Cuando el equipo de investigación analizó los resultados, y tal como ellos lo predijeron, la discriminación formal no reveló diferencias significativas entre los postulantes estigmatizados o no. Pero la discriminación interpersonal fue evidente. ¿Cómo se midió ese tipo de discriminación?: a través de la interacción entre el postulante y el potencial empleador y con las siguientes variables:

Tiempo de interacción: se comparó el tiempo dedicado por el potencial empleador al postulante estigmatizado y uno no estigmatizado (según el mensaje del gorro).

Cantidad de palabras: al transcribir los audios, se contaron la cantidad de palabras usadas en las interacciones.

Negatividad percibida: los postulantes evaluaron al empleador en una escala de 1 a 9 y en los siguientes puntos: útil, distante, nervioso, apuro para terminar la conversación, focalización en el gorro, contacto visual, y hostilidad.

Negatividad codificada: evaluadores independientes escucharon las grabaciones y respondieron los mismos puntos anteriores y con la misma escala.

¿Cuántas veces al día discriminamos de manera interpersonal? “En este país te etiquetan, te discriminan”, es una frase repetida en las calles, en la televisión, en el almuerzo laboral, sin embargo de cuánta de esa discriminación somos autores. La discriminación interpersonal es aquella verbal y también no verbal que se traduce en las conductas de amabilidad, hostilidad, disposición, tiempo de conversación y actitudes que no siempre están reguladas por ley.

El tiempo que dedicamos a una conversación, las miradas, los gestos, el lenguaje y la ausencia de contacto visual también pueden ejercer discriminación. A un hombre más ordenado, peinado, zapatitos lustrados quizás estemos más complacidos de regalarle nuestro tiempo que a uno que luce distinto a lo que nuestro respeto puede soportar.

¿Cómo se llama eso?: discriminación interpersonal. Ahora ya tienes el nombre.

Información del estudio: Hebl, Michelle R., Foster, Jessica Bigazzi, Mannix, Laura M., & Dovidio, John F. (2002). Formal and interpersonal discrimination: A field study of bias toward homosexual applicants.

 

Celebrando la Diversidad 

header
Montaje de Aracataca Creaciones.
Dramaturgia y dirección de Malucha Pinto
Tributo a Andrés Pérez.

Del 3 al 20 de octubre en la explanada del Museo de la Memoria, Matucana, funciones de jueves a domingo a las 21:00 horas.

Compartir

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *