Contorsiones, respiración, movimientos rápidos, estiramientos, movimientos lentos. Una voz que guía los cuerpos, personas que se aventuran a ir más allá de su piel, en la búsqueda corporal de las emociones y representaciones comunes que mezcla los movimientos individuales con los colectivos. Todos, juntos, habitando, respirando un mismo aire transportador donde el alma se funde con las otras almas, bailando al centro y dejando que los brazos, las piernas y cabellos se muevan libremente, ocupando el espacio, presentes, vibrando y armando relaciones entre ellos para permitir que fluyan las acciones comunes, que nos hacen parte de un todo juntos, siendo juntos, en el komein que nos permite encontrarnos.
La música que acompaña la exploración de los movimientos intensifica y conmueve, sonidos que danzan entre y a través de los contorneos circulares y lineales, chocando con las paredes y transformándose todo con la música vibrante y provocadora del violoncello, teclado y pandero.
Un espacio de creación, una obra de teatro en gestación, Colibrí ha incubado emociones, historias, cariños y realidades, una obra de teatro de un colibrí que va tomando forma en el encuentro de los movimientos conjuntos, con la música que revolotea alrededor y dentro de cada actor, un guión que es voz y acción en cada paso y gesto. Una historia narrada de la propia memoria de todos los colibrís que buscan hacer su canto un grito común, con el aleteo que incorpora, que incluye y remueve su espacio para mantenerse suspendido en el aire y alimentarse de los colores que iluminan su aleteo y presencia.
“¿Cuál es la emoción de la Machi? ¿Cómo siente la Machi día a día? ¿Cuál es su cotidiano?!” Insistía y provocaba Malucha para una exploración corporal emocional en busca de la esencia de la Machi, lo oculto, lo que nadie aún ha visto. La búsqueda de los personajes es intensa, observar ese proceso es sentir que hay un papel por descubrir, un tejido con nombre y emoción que espera por ser aprehendido y encarnado. El desafío del actor en esta obra es descubrir su emoción representada por una historia que es parte del tejido común, de las plumas y de los colores del colibrí. Todos moviéndose en el espacio, siguiendo el guión, sintiéndolo, recorriéndolo y abrazando el suspiro y respiro de la diversidad.
El cuerpo no es el límite, los ojos se llenan de lágrimas al comprobar la belleza de las emociones representadas en movimientos, en posturas de cuerpo, en tonos de voz y en una historia que trasciende la piel. Una obra que se gesta desde el amor, que se construye desde la base de comunidades bondadosas y generosas de afecto y respeto. Un espacio de creación y relación que va tejiendo y configurando un mundo lleno de sensaciones y memorias que evidencian la luminosidad del colibrí que habita en nuestros corazones, donde las diferencias no existen y donde el abrazo es largo y sonriente.
Celebrando la Diversidad
Montaje de Aracataca Creaciones.
Dramaturgia y dirección de Malucha Pinto
Tributo a Andrés Pérez.
Del 3 al 20 de octubre en la explanada del Museo de la Memoria, Matucana, funciones de jueves a domingo a las 21:00 horas.
Gracias a Mariluz Soto Hormazabal por este precioso artículo. Ella, testigo silencioso de nuestros ensayos, descubre claves y rutas que nosotros no vemos por estar inmersos en el proceso. Se agradecen sus pupilas, sus conclusiones. El proceso creativo es un viaje delicado en el que nos encontramos con toda la luz y toda la sombra, tejiéndose, desencontrándose,todo es uno fundiéndose, dando testimonio concreto que todo es uno. Los creadores nos perdemos en el bosque, el lobo nos asusta y, muchas veces, solo hay sombras, pájaros carroñeros, fantasmas y queremos salir huyendo. El día que menos de espera, sale el sol y se cuela entre las ramas. Por eso la mirada de Mariluz hace bien, devuelve lo perdido y nos permite entender lo que hacemos.