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El “deber ser”, es uno de los impuestos sociales más grandes a los que debemos enfrentarnos las mujeres, mucho más hoy porque además de cumplir con el exigido “rol” de ser buena madre, pareja e hija, se suman nuevos desafíos y puertas para abarcar lugares que antes eran muy difíciles de conseguir, donde debemos defender los espacios y validar nuestro trabajo ante toda la sociedad.

Se nos enseña que debemos ser perfectas, buenas madres, y a la vez exitosas en nuestros trabajos, los estereotipos imperantes nos presionan a tener cuerpos perfectos para seducir, kilos que bajar para que nos entre la ropa de moda, tener opinión y seguridad y demostrar conocimientos para entrar en los círculos de conversación que siempre han sido territorio reservado para los hombres, cuidar la casa, enseñarle valores a los hijos, y tantos deberes más que terminan agobiándonos.

Si soy sincera, también busco todo eso, me esfuerzo a diario por conseguir mis metas, “cumplir” con mis seres queridos, pero llegó un minuto en que paré, observé y reflexioné sobre todo lo que estaba construyendo, y el camino en que se guiaban mis decisiones, basadas muchas veces en lo socialmente establecido. En ese momento me di cuenta que no me había dado el tiempo de disfrutar a fondo lo vivido, como tampoco me había hecho la pregunta ¿Hago todo esto porque me hace feliz, o porque es algo que “debe ser”? ¿Lo que estoy construyendo es lo que quiero para mi vida o es lo que otros quieren para mi vida?

Vivimos culpándonos por el tiempo que no le dedicamos a los hijos, por el acto del colegio que nos perdimos por estar en el trabajo, por no poder conciliar nuestro trabajo para salir con la pareja, o hacer lo que nos gusta, nos culpamos porque necesitamos tener todo bajo control y cumplir con el “deber ser” que tanto nos angustia. Y el único consuelo para la culpa es que sin trabajo es imposible cumplir con otros deberes.

Y si elegimos no pertenecer a lo comúnmente aceptado, ya sea no tener hijos, no casarse, o cualquier cosa fuera de la “normalidad” social, somos bichos raros, a quienes se mira con extrañeza o compasión por no lograr ser “exitosas” a ojos del resto. ¡Qué difícil lidiar con todo eso!

Creo que para hacer cambios debemos dejar la culpa por pensar diferente a lo que nos enseñaron, o por no ser buenas para todo, o por las decisiones que tomamos que no necesariamente cumplirán con lo “esperado”. Para hacer cambios debemos concentrarnos en el “querer ser”, tomando las riendas de nuestras decisiones, cultivar la curiosidad, construir nuevas miradas, explorar nuevos caminos, conocernos y respetarnos. Encontrar aquello con lo que nos sentimos cómodas, que nos hace felices y nos hace respirar tranquilas cada día.

Estar en constante aprendizaje y reinventar nuestra experiencia a diario, buscando en cada cosa que emprendemos el sentido de nuestra existencia, nos ayuda a construir poco a poco, nuestra manera única y especial de ser feliz.

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3 Comentarios sobre “El “deber ser” y el “querer ser” de la mujer.

  1. Lo q significa qierer ser o deber ser, es que lo primero podemos lograr cierta identificacion connlo q queremos ser, copiar las cosas mas positivas, utiles ect de la otra persona, que lo q dice la autora de este blog esta muy bien. AHORA si el objetivo impuesto por la sociedad, o tu padres es “debes ser” tal cosa , cambia, por que? Por q obliga a “copiar” todas las carascteristicas del otro objeto tanto q aparece la necesidad de suprimirlo y tomar su lugar, y eso no es muy bueno, produce estres, angustia ect

  2. Por mi parte soy esposa y madre
    No me veo de otra Manera, soy sumamente feliz y cada día trato de disfrutar amis hijos, es una experiencia única. … Dios es perfecto cuando creó ala mujer!

  3. Cuanta razón en tus palabras, es mucha la presión social, pero la vida me ha enseñado a disfrutar día a día mi rol de mujer como quiero ser. Hacer lo que me apasiona, compartir con mis seres queridos, vivir el presente, vivir mi lado espiritual, disfrutar el ahora, conectarme con lo que me rodea, decidir ser feliz.
    La única busqueda debería centrarse en nuestra felicidad. La vida es demaciado corta y no se puede vivir angustiada todo el tiempo por el qué dirán, las exigencias de nuestra sociedad e ir en pos del futuro todo el tiempo…Es complicado, difícil, pero nos hace falta más sabiduria y equilibrio
    «mientras que objetivamente estamos mejor que nunca,
    Subjetivamente nos encontramos profundamente insatisfechos». (José Antonio Marina)

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