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Maravillan nuestra vista los murales y pinturas de las cavernas, imaginarnos, a través de la representación que tenemos, a los prehistóricos creando imágenes que serían las encargadas de contar una historia, de relatar un modo de vivir y ver la vida. Gran responsabilidad inconsciente y desconocida de aquellos interesados en trascender en trazos y colores.

Desde nuestra perspectiva actual, todos los murales encontrados en las cavernas han pasado a ser arte, porque son las primeras muestras de expresión que han trascendido al paso del tiempo. El rescate de estas pinturas es la validación de un pasado, de un tejido histórico que ha creado un tramado que nos permite comprender el avance del tiempo y conectar esas expresiones con las actuales.

Algunas conclusiones a investigaciones han definido que  en la prehistoria la presencia de pinturas, esculturas y objetos tenían un fin más allá de la funcionalidad. Por ejemplo: utilizaban los objetos como protectores del impacto de la naturaleza (vientos, sol, lluvias) y al mismo tiempo protección de los espíritus que lo producían. Las imágenes protegían de otros poderes tan poderosos como la fuerza de la naturaleza. Las pinturas y estatuas se utilizaban para trabajos mágicos. Estas conclusiones han sido recogidas desde el texto “Historia del Arte” de Ernest Gombrich, como también la explicación a la representación de los animales en las cuevas de Altamira, España o Lascaux, Francia; estos animales dibujados representaban la plegaria divina, la representación de aquel animal que querían cazar para alimentar a su comunidad.

Tratar de entenderlos con nuestras representaciones, experiencias y emociones actuales es casi imposible, jamás entenderíamos que una imagen nos puede brindar algo específico sólo por el hecho de dibujarlo. Los que llamamos primitivos son seres conectados con sus emociones y entorno, en donde su hacer estaba directamente relacionado con la manera de ver y vivir su mundo, se percibían como parte de un todo que debían crear y mantener las relaciones para establecer un espacio común y amable de convivencia.

El poder de la imagen, la definición de una representación común.

Según lo anterior, el arte en sus inicios es comprendido como una herramienta para generar poderes divinos, para comunicarse con otros y con el entorno.  Una valoración y respeto superior por el ritmo natural del ecosistema que se habita. Ser parte de un ciclo, habitar desde ahí, relacionarnos desde ahí y sentir desde esa relación la conexión con un todo.

Los habitantes de esa época ponían toda su fe en cada dibujo, desde la protección hasta la plegaria de cazadores. Las creencias y las emociones estaba a la disposición de las imágenes, cada trazo era significativo para el poder divino que debía representar.

En la revista  “Arqueología Mexicana” exponen que todo el simbolismo que representaban los dibujos, objetos y esculturas generaba vínculos con las comunidades y sus creencias. Legitimaba y validaba a un grupo de personas frente a los dioses. Esta veneración a los ancestros o dioses era una manera de configurar la memoria social de aquella comunidad, definiendo un origen común y una identidad.

El arte vinculado a la comunidad, a su manera de vivir y sentir es un concepto potente y trascendental porque está vinculado con las personas, con sus emociones y maneras de construir historias comunes que los enriquecen y definen. La identidad trenzada al arte como expresión humana, como necesidad de conexión y vinculación con el entorno permite comprendernos como personas en comunidad, intercambiando y definiéndonos, comunicándonos  y creando representaciones comunes de manera permanente y a través de la historia. Un viaje apasionante el del arte. Una invitación a abrir los ojos, admirarse de nuestro alrededor y ser comunidad.

 

Música que acompañó la escritura: Laye Sow – Mauritania

Artículo inspirado en el primer capítulo del libro Historia del Arte de Ernest Gombrich.

 

Creemos comunidad, en twitter @MariluzSoto

 

 

 

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3 Comentarios sobre “El poder mágico de los comienzos del arte

  1. Algunos filósofos, historiadores, plantean que el verdadero arte partió en el Renacimiento, que todo lo anterior respondía a demandas institucionales, de culto o de representaciones de divinidades, sin ningún otro propósito. Sin embargo, en lo personal los registros pre-históricos me emocionan sobre manera, pues hablan de nuestros orígenes, la nostalgia de lo que fuimos, conectados, o más bien siendo parte, de la naturaleza, de ese camino que iniciamos allí y en relación con lo que somos ahora soñando con otras posibles sendas que podríamos haber seguido. Me ha gustado esta alusión a la magia de las representaciones prehistóricas e inevitablemente enlazo con el Soliloquio del Individuo de Nicanor Parra.

    1. Muchas gracias! Es bello el arte en general y concuerdo contigo en esa fascinación especial sobre las pinturas en las cavernas. Una manera de trascender, inconsciente. Es admirable la conexión con el entorno y como usaban todos los medios para mantenerse comunicados con todos. Viviendo la comunicación en cada acto. Inspiradora manera de vivir. Saludos!

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