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Personas normales no existen. Es un error de uso común suponer que las actuaciones humanas puedan obedecer a normas de conducta preexistentes, error que lleva a la discriminación de las personas que no reciben nuestra etiqueta de normales. Es el resultado de creencias que contradicen nuestra realidad humana. Cada individuo de nuestra especie se ha formado en un proceso evolutivo que lo dota de órganos corporales perfeccionados en la selección natural que permitió la sobrevivencia de los antepasados en su medio ambiente, y permite desarrollar la vida de cada uno, auxiliado por el medio social que le corresponde. A pesar de nuestras semejanzas de especie, no hay normas naturales para regir nuestras formas de ser, actuar y pensar. Cada cual es una persona diferente.

De lejos son iguales los árboles en la arboleda
igual el paisaje humano también afín de la selva
necesario es acercarse para ver las diferencias
y a la vez apartarse de minucias divergencias

Los seres humanos son paisajes
como los ríos las montañas y los valles
hijos de la abundancia que la naturaleza procrea
y de la febril competencia que erosiona

Nadie es bueno nadie es malo
por muy diferentes que sean los caminos
igual es el destino ya trazado
y caminando cada cual marca el recorrido

La búsqueda del conocimiento que permitió a los antiguos pensadores griegos descubrir los principios básicos que rigen los fenómenos naturales, llevó también a buscar normas naturales de comportamiento humano. Pero el ser humano se conduce ante todo por los instintos que regulan el cerebro y el sistema nervioso. Sólo como función secundaria puede utilizar su inteligencia, la cual en el proceso evolutivo se limitaba a favorecer su sobrevivencia, y ya en la especie humana requiere el desarrollo que le proporciona la inclusión social y su propia experiencia.

Se supone que los individuos son responsables de sus actos, pero es también responsable su medio social de conductas equivocadas. La investigación neurocientífica ha encontrado causas ajenas a la voluntad de los individuos que los llevan a conductas antisociales, lo cual en Alemania condujo a un estudio para reconsiderar el sistema de condenas.

Por otra parte, la capacidad individual de los niños en la comprensión es tan variada que en muchas ocasiones tenemos noticias de niños que no han podido aprender a hablar en la edad en que la mayoría lo hace, y sin embargo en esa misma edad han desarrollado extraordinarias capacidades para expresarse a través de la música o el dibujo. Nuestra sociedad parece que culpara a los mismos niños o a sus padres por su discapacidad en vez de culpar al sistema educativo. Creen que son ellos quienes tienen que cambiar en vez de cambiar un sistema incapaz de incluirlos.

Los individuos y en particular los niños, por la diversidad que los hace diferentes, deben ser incluidos sistemáticamente a la sociedad, y para comprender lo que ello significa debemos apartarnos tanto de una segregación directa como de una integración que es igualmente segregacionista porque conduce al apartamiento de la vida social y comunitaria. La solución es la inclusión de los grupos marginados en el sistema social.

Afortunadamente hoy ya nos estamos concientizando de la situación que conlleva el no reconocer la diversidad para tratar de salir de la incomprensión y pasar a la inclusión social. Así Unesco ya la promueve y la define como un enfoque positivo a la diversidad y a las diferencias individuales. No considera que sea un problema sino una oportunidad de enriquecimiento social a través de la participación activa en la vida familiar, en la educación, en el trabajo y en los demás procesos sociales y culturales de las comunidades.

El objetivos establecido por Unesco con la inclusión es un mundo más equitativo y respetuoso frente a las diferencias, con beneficio para todos, sin detenerse en las características individuales y sin ninguna etiqueta ni exclusión. Además propone ofrecer un acceso equitativo, haciendo ajustes permanentes para la participación de todos, valorando el aporte de cada uno a la sociedad. Disponemos de los programas específicos de inclusión y ejemplos de desarrollo realizados, los cuales están disponibles en las páginas web de Unesco, las que recomiendo consultar.

Nuestra mejor contribución es interesarnos activamente de las situaciones de exclusión que entorpecen el avance civilizado de nuestra cultura y promover ante nuestros gobiernos la inclusión en los sistemas pedagógicos que ya están establecidos para las escuelas, así el sistema escolar responda a las necesidades de todos los alumnos, para que no sean ellos quienes deban adaptarse al sistema. Debemos luchar contra los errores de nuestra cultura, que desarrollada en una sociedad imperfecta, al mismo tiempo establece modelos de perfección imposibles de lograr para sus individuos. En vez de definir cómo debemos ser, debemos integrarnos a la sociedad tal como somos. Hallar la forma de dar a cada persona las herramientas que requiera para controlar su propia vida.

El brasileño Fabio Adirón, expresidente de la Asociación Más 1 y padre de un niño con síndrome de Down, en su artículo ¿Qué es la inclusión?, dice que ser incluido no requiere ser igual o semejante a los demás, que una sociedad inclusiva valoriza la diversidad humana y fortalece la aceptación de las diferencias individuales. En ella se aprende a convivir, contribuir y construir juntos un mundo de oportunidades reales, no necesariamente iguales para todos.

Dice que los movimientos sociales, inclusión e integración representan filosofías totalmente diferentes, aun cuando tengan objetivos aparentemente iguales en la inserción de las personas con discapacidad en la sociedad. Para establecer estas diferencias cita a Claudia Werneck, en el primer volumen del Manual do Midia Legal, del cual menciono algunas de las comparaciones utilizadas por Werneck para explicar estas diferencias y complementar la comprensión del modus operandi del sistema de inclusión:

En la inclusión la inserción es total e incondicional (niños con discapacidad no necesitan “prepararse” para la escuela regular). En la integración la inserción es parcial y condicionada (los niños “se preparan” en escuelas o clases especiales para poder asistir a escuelas o aulas regulares).

La inclusión exige rupturas en los sistemas. La integración pide concesiones a los sistemas.

En la inclusión, la sociedad se adapta para atender las necesidades de las personas con discapacidad y se vuelve más atenta a las necesidades de todos. En la integración, las personas con discapacidad se adaptan a las necesidades de los modelos existentes en la sociedad, a los cuales sólo se les hace ajustes.

El adjetivo inclusivo es utilizado cuando se busca calidad para todas las personas con o sin discapacidad (escuela inclusiva, trabajo inclusivo, recreación inclusiva, etc.). El adjetivo integrador es utilizado cuando se busca calidad en las estructuras que atienden apenas a las personas con discapacidad cuando son consideradas aptas (escuela integradora, empresa integradora, etc.).

La inclusión valoriza la invidualidad de las personas con discapacidad (personas con discapacidad que pueden ser o no buenos funcionarios, pueden ser o no cariñosos etc.). La integración es reflejo del pensamiento integrador como tendencia a tratar las personas con discapacidad como un bloque homogéneo (ejemplos: los sordos se concentran mejor; los ciegos son excelentes masajistas).

La inclusión no quiere disfrazar las limitaciones, porque ellas son reales. La integración tiende a disfrazar las limitaciones para aumentar la posibilidad de inserción social.

La inclusión parte de que todos somos diferentes, no existen “los especiales”, “los normales”, “los excepcionales”, lo que existen son personas con discapacidad. La integración incentiva a las personas con discapacidad a seguir modelos, constituyendo un bloque de personas sin discapacidad rodeado por los que presentan discapacidades.

 

Celebrando la Diversidad 

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Montaje de Aracataca Creaciones.
Dramaturgia y dirección de Malucha Pinto

 

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