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El caso de Lonquén se cruzó en la vida de la cineasta Maga Meneses  justo cuando venía regresando de su exilio en Francia. Fue en agosto de 1979; en la Iglesia Recoleta Franciscana se celebraría el funeral de los 15 detenidos desaparecidos en Isla de Maipo ( entre los cuales se contaban cinco integrantes de la familia Maureira), cuyos restos habían sido identificados por el Servicio Médico Legal:

– Estuvimos mucho rato en esta iglesia llena y de repente escuché gritos, llantos y gente corriendo hacia la puerta; recuerdo perfectamente haber visto a don Clotario Blest pidiendo que no salieran a la calle, porque afuera estaban los carabineros deteniendo a las personas. La gente estaba esperando recibir los restos, hacer el funeral y cerrar el tema. Y resulta que entonces se informó que del Instituto Médico Legal había salido una caravana de autos hacia el sur de Santiago y que los llevaban al cementerio de Isla de Maipo. O sea nuevamente los hacían desaparecer- relata la cineasta.

Lo que había ocurrido continuaba en la línea macabra de los hechos. Según recuerda la cineasta, en vez de entregar los restos encontrados en Lonquén, como habían prometido, funcionarios del  Servicio Médico Legal los llevaron al cementerio parroquial de Isla de Maipo y vaciaron allí las osamentas que transportaban en bolsas negras de basura. “Abogados que siguieron a la caravana contaron que sintieron como caían y se quebraban mezclándose con otros huesos, perdiéndose la identidad que se había ganado” .

Después de  años de escribir y reescribir el guión la directora concluyó su primer largometraje,un documental acerca del caso de 15 campesinos detenidos por una patrulla de carabineros en Isla de Maipo el 7 de octubre de 1973, hechos desaparecer y finalmente encontrados muertos y  cubiertos de cal en unos hornos abandonados en Lonquén, a 35 kilómetros del noreste de Santiago, a fines de 1978.

Detrás de esta película hay una historia de perseverancia tanto de parte de los familiares de los detenidos en Lonquén como de la propia realizadora que los acompañó en el largo camino por la búsqueda de la verdad. Para Meneses (Wichan, El ojo limpio, Ríos de luz) iniciar el trabajo documental  a más de 30 años de ocurrido el suceso tuvo que ver con la convicción de que a pesar de ser una historia conocida de violación de derechos humanos – con amplias repercusiones por la singularidad de un hallazgo que se logró gracias a un secreto de confesión- hay todavía muchos aspectos que se desconocen.

Otro suceso que marcó su vinculación de con el caso fue un cuento de Guido Eytel ( Le juro que fue por amistad) acerca de  un carabinero que relata al hijo de uno de los detenidos de Lonquén por qué mató a su padre.  Al leerlo pensó hacer una película, cuestión que logró a fuerza de tenacidad y de una larga relación con los integrantes que sobreviven de las familias  Maureira y Astudillo (de las que  procedían varios de los detenidos) .

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Muchas mentiras

Once de los detenidos en isla de Maipo, cuyos restos se encontraron en Lonquén eran campesinos, la mayoría trabajadores del fundo Naguayán, de propiedad de Antonio Celci. Fueron arrestados en sus casas por carabineros que llegaron a buscarlos en un aciago día de octubre, casi un mes después del golpe militar del 11 de septiembre de 1973. Los otros cuatro eran jóvenes y fueron apresados en la plaza del pueblo, presuntamente por fumar marihuana o por llevar el pelo largo.  Los arrestos y las inexplicables circunstancias del hecho causaron conmoción entre quienes podían acceder a la información de lo que estaba ocurriendo en aquellos momentos. Gracias a la denuncia efectuada por sus familiares a la . Gracias a la denuncia efectuada por sus familiares a la Vicaría de la Solidaridad y al incansable trabajo de los abogados, en el momento en que se recibió la información sobre el lugar en que podían ser encontrados sus restos existían antecedentes de tratamientos médicos y la ropa que llevaban puestas al momento de la detención. Con eso se logró su rápida identificación. Otro factor que ayudó fue el hecho de que los cuerpos estaban conservados por la cal y por la falta de oxígeno dentro del horno que había sido tapiado.

En aquella época el juez Adolfo Bañados investigó a los hechos e interrogó a los carabineros, que habían sido reconocidos por testigos como responsables de las detenciones. Las historias que contaron fueron inverosímiles; tanto, que el juez determinó su culpabilidad traspasando el caso a la justicia militar que aplicó la Ley de Amnistía. El caso fue reabierto en 2008 y el capitán Lautaro Castro, que comandaba el grupo de carabineros se encuentra preso actualmente en Punta Peuco.

Los restos de los 15 detenidos fueron exhumados nuevamente en 2006 y se identificó a 13 de las 15 víctimas.

Los restos de los 15 detenidos fueron exhumados nuevamente en 2006 y se identificaron a 13 de las 15 víctimas. Los funerales se realizaron en marzo de 2010 esta vez sin bombas lacrimógenas, ni carabineros.

Lo bello y lo triste

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Maga Meneses cree que el título de la novela del escritor japonés Yasunari Kawabata, Lo bello y lo triste, resume  la historia que ha conocido de boca de sus protagonistas:

“Esto ocurrió en plena primavera en una zona preciosa, un campo de viñas, de lomas, de flores de casas de campo, en contraste con esa negrura, con esa sordidez, con  lo doloroso y lo incomprensible frente a las versiones oficiales. Este caso siempre me ha rondado, porque fue emblemático en cuanto a los atropellos a los derechos humanos. Gracias a Lonquén se comprobó que había detenidos desparecidos, porque hasta ese momento la Junta militar negaba su existencia y decía que era una campaña del marxismo internacional.  El hallazgo  permitió que otras familias tuvieran esperanzas de recuperar a los suyos. Era un alivio saber qué había pasado con ellos, aunque estuvieran muertos”-.

 

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