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a: Erika Mae Karakot

Re-escribo lo ya Escrito para que una Lectura
distinta reproduzca el vuelo de las Latas de Zinc,
la Reventazón de Techos y y las Pulsaciones
aumenten a Ritmos cercanos al Know Stroke.
Y en el poema –como nunca ha sucedido antes
se realice esa Reconstitución de Escena. Es cierto,
son mínimas las Posibilidades de éxito, pero aquí
el Intento: el Método de Observación
y Memorístico en su Grado Máximo.

La Música crece en los árboles- pensaba
Potenciano Gregorio, Sarung Banggi. No en las guarniciones
militares. El Mar Sulu[1] tiene los Ojos Azules
como azules son los Ojos de Mindanao.
Azules como el Fuego. En la Zona Cero de las Visayas
centrales / Gitnang Kabisayaan, el Mar arde. El Mar
Sulu es con Música de Bandurria y de Piano, a veces.
Una música que podría destrozar la Casa, si quisiera.

A solas navego por la Península de Zamboanga,
mientras pesco sardinas que cocinaré con setas
y pan rallado. Lo pequeño se hizo Grande
porque llevo cuerdas, machete y utensilios
metálicos para hervir agua. Aquel Punto que se Mueve
mar Adentro soy yo. Mis abuelos se dedicaron a la Cría
de Cerdos, a la Producción de coco y al cultivo
de Caña destilada en Ceniza.

Mi padre hablaba con la Tierra con palabras
que la Tierra entendía. Y él, lleno de luna,
lleno de grillos, traducía en Papeles las respuestas
amorosas de la Madre-Tierra. Fue –en su juventud-
cosechador de granos y tirador escogido para Cazar
aves Residentes y Migratorias. En el Mismo
cielo, donde murieron ellas juntan cabeza
con cabeza para dormir. Madre y hermanas
eran esas Voladoras que mi Padre amó
hasta el Final de los Tiempos.

Una noche mi Padre tuvo Pre-Sentimientos
que ahora cuenta. El Mar estaba ardiendo
como si le hubiese caído petróleo en las Escamas.
Barcos cargueros, viviendas y maquinarias
destruidas. Las Hojas de Palma escondían
la muerte / bajo su propia muerte. Cubierta
estaba ahí con sus Alas. Llorosas en medio
de la Cuevas del Oso pardo. Por eso, cuenta el viejo,
pusimos en Funcionamiento en el barangay
(municipio) un Método de Observación
que permitía retener en la Memoria / detalles.

Aunque con esto se contradijeran las Leyes
naturales, no había días disponibles para Nacer.
Ni sitios adecuados para que pudieran parir
las Mujeres. Nadie se baja del Mundo
porque el Mundo no detendrá su Marcha.
Y el Mundo sigue su camino, hijo: no sabe
que el Mar dio contra su Ventana. Y que
desde ese suceso todo es distinto. Y por más
que se quiera: nada volverá a ser como era.

Es la Hora de la Paz absoluta en el Mar Sulu.
La función ver de las Computadoras con Cámara
está dañada. Los Ojos que no vieron y los Corazones
en su Indiferencia -que abisma- piensan
en el Consumo de Alondras, en el Puerto del Rubí
y en las gemas doradas de la Vida propia. En esa
hora los Cuerpos comienzan a Hincharse.
Pierden el sentido las Miradas y los Niños
se pasean como zombis por las Playas rotas.

¿Sabes? Acaricié sus Islas, mar adentro. Un día
antes de la Suprema activación de las Alarmas,
nos íbamos a casar. El Movimiento continuo de los Atardeceres
Mancharon con Miel las palabras que olvidaron.
Aviones con turbo-Hélice salen desde Cebú.
Y detrás de esos aviones -que quizás nunca regresen-
salen mis Palabras, escritas a Orillas del Río
Mapocho, afirmadas con una pequeña
estructura de Alambres y Relámpagos.

En Tacloban una subida de la marea de diez
metros, se lleva los pájaros y el Viento
arrastra su Uña contra el Muro. Y el muro
cede en Mitades, en Tercios, en Fracciones. Y el Viento
arranca de Raíz el Árbol que acunó. Y golpea
con su Cola-Lagarto lo que queda de Iluminación
y se escucha la Lluvia de Vidrios quebrados.

Y siento el Miedo como una Pared
arqueada,  como una Flecha que viene del Origen
y que se enreda en estos Archipiélagos.
Ya rota la Cadena de Suministros / la Noche
era una Constatación delirante. Tanto en samareño
como en tagalo iban nuestras Palabras
vendadas, para que no sufrieran
transformaciones durante la Colisión.

Ella misma se llamaba (a sí misma) Erika Mae.
Como había aprendido a pescar en Isla
de Leyte, no iba a la Escuela. En el Centro
de Advertencias hasta las Semillas –que nunca florecerán-
huelen a Milagro. El ácido de las Especies
corroe como el Fuego a la Manteca.
Este no Tocar de Pitos y Flautas oxigena
por un Momento. Los Vientos rotan  y el hocico
se Abre anti-horariamente. Y el Mugido
de los Animales ingresa a un Estadio de conciencia
del cual sólo sobreviven la Materia no física, Recuerdos
hechos a Imagen y Semejanza de la Especie.

El Tifón Haiyán sólo es reconocible a través
de Exploración Aérea / cuando se pasea desnudo.
Como el Amor de los Biólogos
el Viento expande la Conducta Inteligente.
Clavado ese Rojo en el Azul encrespado.
La Pequeña Ojos de Manzana mira el Mar.

El Mínimo de Maunder sin manchas
solares, la Alteración de acidez y salinidad de las aguas
no sé, Erika, por qué estuvimos con la Mirada
expuesta, con ese rumor quebradizo primero,
para luego fundirnos en el aleteo de doscientos
mil motores fuera de borda, todos picoteando la Mejilla
del que vive. Pensé: no volverá a sonreír. Tiene
cicatrices profundas y no sonreirá. Haiyán
sopló sus vientos de trescientos catorce kms/hr
y al Viento suyo, se le sumaron rachas
de trescientos setenta y ocho kms  que gemían
contra el Cosmos que éramos nosotros mismos.

Necesitamos arroz para comer
pero no tenemos agua para cocinarlo.
Los Niños vagan en busca de Comida.
Saquean los convoyes que llevan Ayuda.
Grandes Barcos Cargueros yacen mitad hundidos
en las Arenas de su Propio Apocalipsis.
Los Equipos de Rescates no saben qué buscar.

En Australia hubiese sido un willy-willies.
Inclasificable en la Escala Saffir-Simpson este
baguio, pura Espuma, que empuña su Mano
contra mis Parientes, mi Historia y mi botecito.
Pensé que mi padre era Inmortal porque siempre
regresó en su Bote –para capturar sardinas-
de sus Navegaciones. Ahora / cuando
mañana se activen las Alarmas / seré el Único
pescador del Universo y entre esas Ráfagas
quedará escrita mi Posibilidad.

 

 

[1] Brazo del océano Pacífico, entre Borneo (SO) y Filipinas.

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