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Humberto Maturana Romesín es uno de los científicos chilenos que mayor influencia ha tenido en el dominio de la ciencia, de la comprensión del conocimiento y en las disciplinas humanas. Sus estudios de la visión y la percepción lo llevaron al territorio de explicar el conocer. Cruzó los límites severos de la ciencia tradicional para conversar con grandes pensadores del siglo 20 como Heinz Von Foester o Gregory Bateson.

En los años sesenta y comienzo de los setenta, Chile respiraba vitalidad intelectual. Las propuestas y reflexiones que surgían desde este Sur interesaban y atraían a científicos y pensadores de todo el mundo. Hace algunos años, Humberto Maturana me contó que había sido el mismo Bateson quien entusiasmado por este movimiento de pensamiento transformador e integrador le había sugerido el nombre de “Escuela de Santiago” como el movimiento hermano del Sur de la Escuela de Palo Alto en California.

 

Maturana ha sido un rebelde que desafió los dogmas de la ciencia en su enfoque, en sus conceptos, en sus preguntas y en su práctica. Salió del laboratorio científico para incursionar en la antropología, la sicología, la sociología, la comunicología. En la Escuela de Santiago, su discípulo más destacado es probablemente Francisco Varela, pero su influencia se extiende a través de cientos de personas que, en la academia y la intervención social, se inspiran en sus conversaciones: desde la gestión dura a la terapia sistémica, desde la creación de comunidades a la ontología del lenguaje. En las ciencias sociales quizás el más conocido es Niklas Lumann que propuso un nuevo paradigma teórico partiendo de la idea de la autopoiesis, un concepto indisociable de Humberto Maturana.

Todo lo anterior se refleja en las razones que fundamentan el Premio Nacional de Ciencias Naturales que se le otorga en 1994 “por su trabajo de investigación en el área de las ciencias biológica, específicamente en el campo de la percepción visual en vertebrados y por sus planteamientos acerca de la teoría del conocimiento, con la cual estudia los temas de educación, comunicación y ecología”.

En 1997 participé en el Diplomado en Ecología Humana que dirigió en la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Chile. Personas provenientes de todas las disciplinas admirábamos y nos alimentábamos de su pensamiento para en mayor o menor grado revolucionar nuestras vidas académicas y profesionales y algunos literalmente sus vidas. En esa época Humberto Maturana transitó de manera cada vez más clara al encuentro de lo cultural y encontró en Ximena Dávila la compañera para una nueva aventura de descubrimientos y conversaciones. Con ella fundó Matríztica y desarrolla la Biología Cultural. (Los interesados encontrarán en el libro “Habitar Humano en seis ensayos de Biología Cultural” una estimulante exposición de estas ideas).

Humberto Maturana y Ximena Dávila junto al Dalai Lama. Fotografía de Ernesto Jara.
Humberto Maturana y Ximena Dávila junto al Dalai Lama. Fotografía de Ernesto Jara.

Conversar para encontrarse

En la sede de Matríztica en un edificio a un costado del centro comercial El Faro. Una oficina con un sillón amplio, dos sillas, una pequeña mesa redonda, un gran pizarrón de muro a muro. El estruendo de los vehículos rugiendo a través de las ventanas abiertas que intentan evacuar el intenso calor del verano santiaguino. Afino al máximo la oreja para escuchar la voz baja y la pronunciación característica del Doctor; Ximena habla con voz más fuerte. El ambiente sonoro no es obstáculo para el encuentro.

Con 85 años, aprendiz reflexivo de cada experiencia, Humberto destila curiosidad y entusiasmo, pasión por comprender. A diferencia de sus textos escritos en ese idioma casi cifrado que a estas alturas constituyen casi un estilo literario, en persona su hablar es amoroso y claro. Siempre pensé que más que sus conceptos y textos, es su presencia vital la que ha inspirado a tantos, su conversar que impulsa a reflexionar, a desafiar los límites y a crear. Lo que mueve es su ser vivo biológico y cultural cada vez menos científico y más sabio.

En la búsqueda de conversaciones, aliados y lugares donde estén ocurriendo transformaciones reales Humberto, Ximena y un equipo de Matríztica llegaron hasta Nueva Delhi a visitar al Dalai Lama. Ximena cuenta que están preparando un documental en que la conversación con la Santidad de los budistas ocupará un espacio destacado.

Antes que nada, Humberto Maturana que ya se había encontrado en tres ocasiones con el Dalai Lama en Chile y Argentina, cumple la función de amigo mensajero comunicando que el Dalai Lama tiene tres preocupaciones fundamentales: la ética social y la educación en el mundo, conservar la cultura entre los jóvenes tibetanos y el budismo.

Pregunto por esta extraña proximidad de algunos chilenos con el Tíbet. El Doctor comenta que “Chile y los países de América Latina tenemos un trasfondo cultural místico precolombino. Una cosmovisión más integradora de lo natural, una convivencia cercana y participativa que fue distorsionada por la llegada de los españoles y la imposición del cristianismo. Chile es una isla en que se conserva un misticismo armónico con la madre tierra”. Ximena agrega “En Chile hay una fascinación por la búsqueda de una visión más integradora. Por ejemplo la lucha de los mapuches es por conservar su cosmovisión, la defensa de su modo de vida, de sus costumbres y su cultura.”

Humberto Maturana y el Dalai Lama realizando ejercicio de percepción. Fotografía de Ernesto Jara.
Humberto Maturana y el Dalai Lama realizando ejercicio de percepción. Fotografía de Ernesto Jara.

¿Cómo los modificó el encuentro “No sé que le pasó a él, sé que estuvo encantado con la reunión, nos sentíamos amigos y nos despedimos como amigos”, dice Humberto, y luego explica su experiencia : “Reconocer que cada cultura tiene un ethos, su habitar, que es respetable. Si uno es sabio puede mirarlos desde su propia perspectiva y entender, pero no cambiar. En el caso de él, yo veo la profundidad de sus sentimientos  culturales como tibetano, en el mío están mi práctica científica y mi modo de pensar desde la biología cultural. No se trata de encontrarse con la lógica de convencer de nada, ni de demostrarle al otro que las cosas son distintas de cómo él las ve. Es posible entender una dimensión del encuentro relacional en el cual hay entendimiento reciproco, pero sin empujar y tratar de transformar al otro.”

Aprender a convivir con otras culturas, ideologías, nacionalidades, disciplinas, haceres y saberes es uno de los grandes desafíos de las organizaciones, comunidades y naciones en el siglo 21. #XD: La humildad como modo natural de convivencia y relacionarse. #HM: Queremos generar otra dimensión del encuentro. #XD: ¿Queremos estar juntos? #HM: ¿Queremos convivir o no? #MT: El legítimo otro puede también ser un legítimo nosotros. #HM: Va a haber un cambio cultural de todos modos. #MT: Concebirse como “individuo” es también una determinación del ethos cultural. #HM: Los fundamentalismos crean teorías que justifican la negación del otro #XD: La psiquis fundamentalista justifica la aniquilación del otro, se niega a mirar al otro. #HM: Las personas viven en las culturas que viven y para salir de ellas necesitan de un acto reflexivo. #HM: Para encontrarse con el otro tiene que haber la posibilidad de hacer algo juntos.

El tiempo se hace corto cuando hay conversación. Cerrando, Ximena Dávila pregunta “¿Cómo sabe uno que está en el respeto? Cuando uno está en el bien-estar es la prueba que nos hemos respetado.”

Humberto Maturana, con humor concluye “El encuentro con el Dalai Lama nos dejó más encontrados”.

 

Nota: Agradecimientos especiales a Maria Paz Yañez y Carolina Carvacho por la organización de esta conversación.

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5 Comentarios sobre “Humberto Maturana y el Dalai Lama: encontrarse.

  1. Conocí a Humberto (y a Heinz von Foerster) en Bogotá (Colombia). Cambió mi vida. Yo no sabía que era permitido pensar de esa manera. Me enorgullezco de lo que me dijo: “Me entiendes como el discípulo de Buda que se iluminó con sólo alzar y mostrar la flor.” Gracias Mauricio.

  2. “Es posible entender una dimensión del encuentro relacional en el cual hay entendimiento reciproco, pero sin empujar y tratar de transformar al otro.” Esto es lo mágico y trascendente en ese momento cuando me encuentro con el otro y su humanidad!!

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