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Canal 13 está convocando a un casting para seleccionar a niños y niñas que serán parte de su nuevo programa. ¿Una instancia de participación infantil en los medios de comunicación o un espacio que instrumentaliza a la niñez por el rating? Para estar alerta.

 

 “Atención: casting niños y niñas 6 a 12 años. Buscamos niños y niñas: despiertos, con sentido del humor, con opinión y conversadores. Para programa de entretención”.

Ese es el llamado que por estos días está haciendo Canal 13 y que una amiga de Facebook compartió en su estado. No profundizaré acá en la elección de las palabras elegidas, las que claramente no fueron pensadas desde la complejidad de su significación, sino desde la simpleza de su uso cotidiano.

En lo que sí voy a detenerme es en la noticia: la búsqueda de niños y niñas para un programa de tv de un canal comercial.

Fotografía de promoción Escuela de Talentos Canal 13 extraída de Facebook

Me detengo acá porque me preocupa el cómo y para qué de esta nueva propuesta televisiva. Sabemos cómo funcionan los medios de comunicación y no es mi intención acá cuestionarlo. Pero, por lo mismo, es necesario estar atentos a un programa donde niños y niñas serán los protagonistas.

Valoro y aplaudo que existan instancias que promuevan la participación infantil, pero siempre desde un enfoque de derechos. Ellos/as no pueden ser cosificados e instrumentalizados para conseguir rating, pues desde ahí se cae en una vulneración de sus derechos: incitarlo a que hable, opine, haga lo que necesitamos  para nuestros objetivos y no lo que él o ella quiere hacer o decir.

Es evidente que un canal comercial no tiene los mismos objetivos que una señal comunitaria y/o educativa, donde el foco está –idealmente- en generar espacios de diálogo, participación y construcción de identidades. Sin embargo,  los medios de comunicación, sea cual sea su giro, deben tomar consciencia de su rol y actuar en forma responsable y respetuosa, tanto en el contenido como en el formato. Preguntarse seriamente “para qué” y “cómo” antes de decidir que un menor de edad sea el protagonista, es básico.

Las relaciones de comunicación en nuestras sociedades se producen en disímiles condiciones de poder, pero es fundamental romper o por lo menos tensionar estos cánones. Lograr que los protagonistas sean menores de edad es un avance, en la medida que el espacio se construya siempre desde el interés superior del niño/a.

Sólo así, la instancia contribuirá a visibilizarlos como sujetos sociales y será un aporte –por más mínimo que sea- en la transformación de los paradigmas sobre la niñez: qué decimos cuando hablamos de niñ@s, cómo los pensamos, cómo actuamos con ell@s, y qué posibilidades tienen de participar en la construcción de la sociedad que juntos deseamos.

Espero que el programa del 13 signifique un avance y no un gran retroceso.

Sitiocero Cultura

 

 

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