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“Cuando alguien habla demasiado, sus palabras suenan sin oírse.”

En el ejercicio –muchas veces mecánico- de comunicar para una organización, me he topado con diversas formas, a mi parecer, muy equivocadas de entender y trabajar la comunicación, y sobre todo, de lo que uno es cuando comunica.

Desde mi experiencia, estos son los peores errores que uno puede cometer al trabajar como comunicador sin poner el corazón en lo que se está haciendo:

1- Uno es comunicación: es imposible separar lo que comunico de lo que soy. Mis acciones determinan en gran parte lo que comunico y es muy difícil disociar lo que uno es de lo que uno quiere comunicar. En otras palabras, si quiero que me crean lo que comunico, primero tengo que ser –como persona- alguien creíble. Y ser creíble no solo es saber mandar un mensaje, es SER el mensaje. Si quiero decir que mi organización es buena, y está tratando de hacer las cosas bien, tengo que empezar por mí. Por ser y hacer las cosas bien.

2- Hay que saber mirar, escuchar y sentir: puedes tener todos los postítulos del mundo, pero si no eres capaz de ver a los demás, de escucharlos y de sentir lo que pasa a tu alrededor, difícilmente podrás ser un buen comunicador. No es suficiente planificar ni crear una gran estrategia de comunicaciones si no eres capaz de ser humilde, de escuchar a todos por igual, desde el que está más abajo al gerente general. Porque si bien el gerente es el que sabe cómo hacer que la empresa tenga éxito, el que se esfuerza a diario por hacer que todo funcione, es el obrero, el operario, la secretaria, el ejecutivo medio. Y todos tienen algo que decir. Si al comunicar estás desconectado del real significado de la comunicación, solo estás informando, solo estás pasando un mensaje que, seguramente, a muy pocos les va a hacer sentido. No olvidemos que una empresa es, finalmente, una común-unidad y que juntos somos comunidad.

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3- El mensaje no es todo: no basta con saber qué decir, si no te preocupas de ser consecuente. Es la unión de los puntos 1 y 2: ser la comunicación y sentir la comunicación, antes de decir lo que quieres comunicar. En términos concretos, si tengo una parrilla de mensajes que quiero posicionar en mi público interno y externo, no basta solo con exponerlos una y otra vez en distintos medios, con repetir como loros algo que no llevamos dentro. Lo que digas, tiene que hacer sentido, tiene que verse manifestado en lo que eres como persona y –ojalá, aunque esto cuesta mucho- en lo que es la organización. No tiene sentido comunicar algo que no somos. No basta solo con declararlo para que exista. Al menos para mí, en este caso, la palabra no alcanza a crear realidad, no alcanza a transformar a la organización en algo que no es. Para eso, hay que actuar, ser consecuentes y tener personas que sean reflejo de aquello que se quiere ser.

4- No creer ser dueños de la verdad: o en otras palabras, hay que tener mucha humildad. Comunicar es entregarse, es dar un servicio a los demás, es querer hacer un bien. No es imponer un mensaje. No es sentirse poderosos, por sobre los demás. Porque el poder nos saca del centro, nos ensucia, nos vuelve ambiciosos y ciegos. Y la comunicación puede darnos mucho poder. Está en uno mismo saber cómo usarlo.

Tal vez el punto 4 debería ir al principio. El orden surgió al azar y la invitación es a reordenar y agregar todo lo que crean necesario. La invitación más importante como comunicadores, es a hacer las cosas con sentido, con cariño, con entrega. Porque comunicar es mucho más que tener información y tener el poder de dar o quitar aquella información. Es tener poder, pero para hacer las cosas bien.

 

 

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2 Comentarios sobre “Comunicar es dar

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