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El médico de cabecera nos trae a la memoria un doctor de algunos años, aspecto mesurado y feliz, cargando un típico maletín redondeado del cual salían jeringas, remedios o dulces para los más chicos, ese médico que iba la casa (no a “domicilio” como ahora) y trataba  a la familia, desde la guagua hasta el abuelo… que no necesitaba muchos exámenes, solo ver, tocar sentir y ESCUCHAR. Que usaba a lo más su estetoscopio y una linternita, y solo si tenía dudas enviaba a algún paciente al hospital con una nota que asegurara que lo iban a atender. Tiempo, tecnología y cambios culturales han pasado en estos años en Chile (y el mundo)

La Medicina se ha tecnologizado, en un avance exponencial que nos tiene con indicadores de esperanza de vida que llegan casi a los 80 años y mortalidad infantil de 8% por dar algunas cifras. Pero este proceso se ha asociado a una especialización de la medicina que nos aleja profundamente de ese médico general que evaluaba  a la familia y derivaba solo cuando era necesario, hoy todo se maneja “por partes” u órganos enfermos, y no solo los médicos se derivan entre especialistas, los pacientes han adquirido la cultura de que solo con un ESPECIALISTA su problema de salud se resuelve. Así si le duele la cabeza quiere que lo vea un neurólogo, si tiene una puntada en el pecho el cardiólogo, si se le apreta el estómago el gastroenterólogo…. ¿Y si tiene todos esos síntomas a la vez? ¿pudiera ser ansiedad y nada físico? Ninguno de los especializados galenos probablemente llegue al diagnóstico, antes de descartar con muchos exámenes que no tenía nada que atribuir a los órganos que ellos estudian. Quizás hubiera bastado saber que ese paciente estaba pasando por una situación vital estresante.

Este modelo biomédico, es decir centrado en la biología se ha tratado de modificar desde hace más de dos décadas con la implementación en la Atención primaria de salud por el modelo bio-psico-social, que como su nombre atisba incorpora además de la dimensión biológica (u orgánica) los aspectos psicológicos y sociales del proceso Salud-enfermedad. Sin embargo la implementación de este modelo ha demorado mucho más de lo planificado, porque no se ha asociado a un cambio profundo de las mallas curriculares de la educación médica que sigue orientada a la sobre especialización, que tiene aún a los médicos generales como de “segunda” categoría y las becas de medicina familiar semi desiertas por falta de interés. Ni tampoco ha implementado un proceso de cambio del paradigma que asegura que la medicina eficaz se encuentra en el hospital, con los especialistas, y no en el consultorio.

Porque la especialización en este modelo de Salud familiar, que nos regresa en una versión moderna del médico de cabecera, es el MEDICO DE FAMILIA que recibe capacitación en estos aspectos psico-sociales de la Salud, en la integración de la atención a todo el ciclo vital, considerando también la cultura, entorno y comunidad. Así los antiguos policlínicos, más tarde consultorios, son hoy Centros de Salud familiar (o CESFAM, sigla que seguramente han visto sin conocer) un campo laboral poco valorado por los médicos chilenos, y que contando con equipos de salud capacitados, y mayoritariamente entusiasmados en la atención primaria, están permanentemente con falta de horas medicas estables.

¿Por qué este modelo que ha permitido a la Salud Inglesa, Española, Canadiense no solo mantener sus indicadores, si no bajar ostensiblemente el costo del sistema, mejorar calidad de vida y tener mayor satisfacción de los usuarios no se ha terminado de implementar en Chile? Como otras veces termino mi artículo con una pregunta, que la reflexión nos traiga de regreso al médico de cabecera.

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2 Comentarios sobre “Cuando había médicos de cabecera

  1. Me encanta como escribe esta doctora, me gusta su esencia que se traduce en su Vocación, por Dios que se necesita en estos tiempos revueltos, vocación en todo lo que haces en la vida. Médicos, profesores, políticos etc etc…. Empatia….

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