Compartir

Cuando descubrí al personaje, porque para mí era un personaje, se me aparecía como una mezcla de periodista de viejo cuño y de novelista ochentero, algo así como una mejunje entre un joven José Miguel Varas y un maduro Carlos Cerda, no le conocía la voz tampoco, sólo habíamos conversado por escrito y había leído algunos de sus artículos de política.

Hasta el día en que nos encontramos en mi casa, coincidía bastante con sus criterios y no tenía idea de sus adscripciones ni miradas más ideológicas, si es que hoy se puede hablar de visiones de mundo tan cerradas como en el pasado.

Pero bueno, lo conocí, y me atrevo a decir que como hombre de radio es una total revelación, incluso para él mismo. Es justo lo que un programa de conversación requiere, perspicacia periodística, estar atento a ese río subterráneo que nos trae cada tema y cada invitado, capacidad de síntesis y una rápida observación del entorno nunca dado de antemano. Y una voz radial profunda. Nada más ni nada menos. De las imágenes que me había hecho, yo creo que no me equivoqué. Es ciertamente un periodista de la cultura y es un muy buen escritor, aunque él se diga fantasma, tratando ilusoriamente de confirmar un paso imperceptible, de olvido futuro, que no dejase huella.

Es cierto que no soy viejo, pero ya bordeo la cincuentena y no me imaginé que las personas me sorprenderían a mi edad. Bueno, es parte de mi estructura un tanto rígida. Pero si me sorprenden es porque me he flexibilizado, es decir porque me he abierto a mirar de otro modo o quizás porque siempre miré así y no lo había ejercitado, en fin. Y para mi extrañeza, en política estamos distantes, no demasiado, pero somos de familias distintas. O capaz que no, a estas alturas me importa un bledo, total somos Homo Sapiens, eso sí.

Cuando tuve momentos difíciles, bien difíciles para ser sincero, él estuvo ahí, con lo mejor que puede estar una persona, un amigo, primero estando, luego sin prejuicio alguno, y además acompañando con su enorme capacidad de escuchar las tribulaciones momentáneas, los dolores, las penas de uno. Incluso yéndome a escuchar a una charla y más encima pagándola, como un alumno más. O invitándome a una cazuela y pasando el rato con humor en alguna terraza del puerto, en esos días que lo único que yo quería era enterrarme vivo.

Como verán, con las palabras más simples que he podido elegir, le hago un reconocimiento a este hombre, no sólo porque me haya dado una mano o las dos, o porque con la alegría sana y lúdica de un niño o de un joven, le esté echando pa’ elante con un programa que se hace a puro ñeque, no sólo porque haya cambiado también su disposición inicial, un poco, sólo un poco más pauteada en un comienzo, o porque yo haya descubierto su mirada bastante iconoclasta en la música y en muchos temas valóricos, pupila de águila, que coincide con la mía, no, todo eso es re importante, pero no definitivo.

Mucho más decisivo es que este personaje que ha pasado a ser persona para mí, es un ser humano a carta cabal, porque a la par de ser generoso, como todo hombre bueno es sencillo, como su ropa o sus cigarros o su hacer parar la micro, es decir, que se hace el leso con su generosidad, le hace una finta, la presenta así como que no quiere la cosa, despreocupado, y no es una pose, más bien creo que es su manera tímida de no ser descubierto en su calidez, en su amor por los demás, en sus ganas de hacerle conejitos a otros en las fotos porque sí, porque así es la vida para él. A todo esto, no vaya a ser que en esta plena y desplegada actitud suya algún escritor más fantasma aún, se le ocurra en su insoportable sinceridad, hacerle un homenaje imprevisto, un homenaje en emboscada, y entonces los otros lo observen al desnudo, y descubran quién es realmente, ojalá no le pase nunca.

Pd: Oiga, no se me vaya a inflar con este texto, aunque conociéndolo, yo creo que más bien lo va a agarrar medio desprevenido, y va mirar para todos lados sentado en su butaca, como cuando a uno lo nombran para algún premio que no tenía ni la más puta idea que le iban a entregar, en una sala llena de personas que sabían de antemano que la cuestión era para uno.

Compartir

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *