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El costo actual de producir energía a partir de combustibles fósiles va en un constante aumento y los costos asociados son elevadísimos sobre todo para un país como el nuestro, inmerso en las densas profundidades de la globalización, que bajo mi humilde opinión, más mal que bien nos hacen. Continuar indefinidamente con tan extrema dependencia de un formato sin futuro, es muy poco recomendable y sin ningún sentido común, si queremos desarrollarnos adecuadamente y proyectarnos de buena manera. El gran objetivo de aquí en adelante para las próximas generaciones debería ser, lograr ser lo más independientes posible en materia energética. Tenemos que tener la capacidad de analizar cuales son nuestras  verdaderas ventajas comparativas y partir por ese objetivo; sin duda las ERNC (Energías Renovables no Convencionales) son el camino, para que en lo posible en unos 20 años más logremos encauzarnos hacia la independencia energética aplicando un plan de Estado acorde. Chile ha sido bendecido con enormes potencialidades naturales para generar energía, con una gran diversidad de posibilidades, como la mareomotriz en el sur, solar en el norte grande, eólica y geotermia en todo Chile y no tener la capacidad de usufructuar y desarrollar ese plus comparativo, es de una insensatez y de una desfachatez imperdonable en los días que corren, que demuestran lo mal influenciados que hemos estado todos estos años por intereses que no corresponden.

Durante décadas nos han hecho creer, que la generación de energía por medio de hidroeléctricas interviniendo ríos por medio de embalses y muros de contención, es renovable y limpia, cuando en verdad esos formatos responden a teorías del pasado en el mundo del futuro. En la década de los cincuenta y sesenta si fueron consideradas energías renovables, pero en la actualidad, con estudios de última generación, con la práctica misma al operarlas y con seguimientos científicos, está demostrado que destruyen los ríos por la alta sedimentación que generan, al cambiar los cursos de los ríos con sus moles de concreto, produciendo daños irreversibles en la flora y fauna del lugar y destruyendo a las comunidades que viven en estos territorios por el alto impacto generado.

Está comprobado que la producción fotovoltaica solar con los años será mucho más barata que el carbón, el gas natural y el diesel. Países como Australia y Sud África, con características geográficas y climáticas similares a las nuestras, han entendido la urgencia de renovarse en materia energética, si quieren ser competitivos en el futuro y han comenzado con sus respectivos procesos de recambio de sus matrices energéticas a ERNC. Permitiéndoles ver el futuro con tranquilidad y de aquí al año 2020 sustentarse casi exclusivamente bajo ese formato, demostrando que es posible y que solo basta con tomar la decisión política y decidirse a hacerlo. Existen abundantes recursos de energías renovables no convencionales a disposición a lo largo de todo Chile; tanto en el SIC (servicio de interconectado central) como en el SING, que debemos aprovechar y producir así un menor impacto en el medio ambiente y en las comunidades, hacernos independientes y dueños de nuestro destino. En la actualidad contamos con más de 4.000 MW en geotermia, 5.000 MW en energía eólica, 15.000 MW en mini hidro de pasada y en energía solar contamos con el orden de unos 40.000MW y de paso el mejor sol del planeta para generar energía en forma sustentable y barata.

 

Necesitamos mejorar la ley medio ambiental, hacerla más precisa y exigente, que cuente con los debidos parámetros profesionales y científicos que correspondan a estándares internacionales del primer mundo y de la OCDE como corresponde. Sobre todo si nos enorgullecemos tanto de ser miembros de tan importante organización. Debemos tener la capacidad de ser consecuentes con el discurso y exigir evaluaciones realizadas por instituciones profesionales, objetivas y reconocidas a nivel mundial, que cuenten con la debida certificación, entregando a las comunidades las garantías y las certezas necesarias, que los diferentes proyectos energéticos se construyen y se desarrollan bajo estándares de calidad primer mundista. No como sucede en la actualidad, donde simples seremis monitoreados por los gobiernos de turno y turbios intereses privados, que sin un conocimiento cabal de lo que están evaluando, tengan la potestad de decidir el futuro de los proyectos y de las regiones.

Los estudios de impactos ambientales (EIA) no han incluido la variable social como debería de ser, omitiéndolo a exprofeso, como estrategia para bajar los costos de los proyectos y mejorar la rentabilidad de la inversión a niveles insospechados, vulnerando totalmente los derechos humanos de los habitantes de las regiones a vista y paciencia de los distintos gobiernos. Las evaluaciones no han tenido la capacidad de entregar una visión realista de lo que realmente significa la intervención de los recursos naturales y no se ha realizado un debate que este a la altura de la importancia de lo que eso representa la intervención y de lo definitivo de la decisión una vez que se le da luz verde; exponiendo de manera objetiva y sin ideologías subterráneas los pros y contras reales de los diferentes proyectos energéticos.

El ejemplo de Aysén es más que redundante en este sentido, demostrando en la práctica que se actúa con arbitrariedad y con un paternalismo desacerbado que no corresponde. Nunca las comunidades han tenido claridad por parte del gobierno y de las diferentes transnacionales (HidroAysén o XSTRATA Central Río Cuervo) de informar debidamente cuales son los objetivos reales de los proyectos y sus diversas variables. Siempre han discursado públicamente que la energía que se generara desde Aysén es para uso domiciliario, cuando en verdad todos sabemos que no es así y que es para uso industrial y dirigido especialmente hacia la mega minería privada y Argentina. En el fondo el desbalance se ha producido, por tener un Estado que se ha hecho parte del negocio por sus redes privadas y no ha sabido cumplir con su objetivo de ser un árbitro imparcial y velar por el país como un todo. Las transnacionales no dudan en usufructuar de nuestras riquezas naturales y lograr suculentas ganancias, infiltrando nuestras organizaciones, el congreso y el mismo gobierno de turno por intereses poco claros y sacando provecho de las grandes deficiencias e injusticias del modelo económico imperante y con un lobby descarado, permitido por una ley electoral que permite hacer a las transnacionales donaciones secretas a las diferentes campañas políticas y manejar a los políticos para lograr sus objetivos y por increíble pueda parecer, autodenominarse ser, la esperanza cierta de una vida mejor para los habitantes de las regiones, cuando en verdad representan todo lo contrario.

 

En Aysén el geofísico Luis Donoso de la U. de Chile, especialista en gestión de riesgos y peligros naturales para la seguridad nacional, ha cuestionado la intención del proyecto hidroeléctrico pretendido por Xstrata en Rio Cuervo desde sus inicios, no ha sido escuchado y menos tomado en cuenta. La transnacional quiere construir tres represas en la comuna de Puerto Aysén. Donoso dice textual “se ha omitido información relevante en la evaluación del proyecto y de construirse la Central Rio Cuervo a 500 m.s.n.m. en los altos de Puerto Aysén, representaría un riesgo cierto para los habitantes, con la posibilidad que la ciudad sea destruida por un gran tsunami producido por la central que llegaría desde lo alto; precisamente por ser un proyecto mal elaborado y pesimamente evaluado. El emplazamiento del proyecto está en una falla geológica de grandes proporciones, como la Liquiñe-Ofqui. Además para concretar la intención, se tendría que construir un gran lago artificial de 13.166 hectáreas, que es el doble del pretendido por HidroAysén en la Cuenca del Baker al sur de Aysén que es de 6.000 hectáreas; en una zona que tiene una alta presencia volcánica y como si esto fuera poco, se debe construir una obra en paralelo para unir los lagos Yulton y Mehuin, destruyendo de paso todo el medio ambiente del sector y su flora y fauna, única en Chile”.

Vivimos en un país de una naturaleza indómita, con grandes terremotos, tsunamis e  incendios devastadores; a pesar de toda esta experiencia, no somos capaces de hacer las cosas bien y continuamos cometiendo día tras día los mismos errores por una codicia desmedida que solo nos destruye, que muchas veces éstas decisiones poco realistas, faltas de toda conciencia social cuestan invariablemente vidas humanas, que a pesar de toda esta realidad subyugante, aun inexplicablemente dejamos de  evaluar como corresponde y permitimos que se puedan construir proyectos como la posible Central Río Cuervo y someter sin misericordia a la comunidad de Puerto Aysén a tener convivir con la posibilidad de muerte sobre sus cabezas y todo por la codicia desmedida de las transnacionales.

La empresa a cargo del proyecto entregó como respuesta ante el informe, que da cuenta de todos estos aspectos de inseguridad del emplazamiento, que aceptaban los riesgos y reconocían la existencia de la falla geológica y sus inminentes peligros; pero siguen justificando el proyecto por su alta rentabilidad y sosteniendo que serian capaces de manejar la inminente emergencia con el monitoreo de la falla geológica, para que cuando se produzca la emergencia y el posible tsunami, con 24 horas de antelación podrían activar la voz de alarma, tiempo suficiente para evacuar Puerto Aysén. ¿Es posible aceptar algo así le pregunto señor(a) lector(a)?, ¡para mi es inconcebible!. Lo que más preocupa no es tanto la actitud de la empresa, que es foránea y poco le interesa la gente de Puerto Aysén y de Chile; pero es inaudito que los diferentes estamentos estatales y de gobierno que evalúan el proyecto, con tanta evidencia sobre la mesa que dice que no es posible construirlo, aun lo mantienen con vida.

Las regiones extremas de norte a sur lo demuestran con creces que existen regiones desechables y esto es inaceptable en el Chile de hoy. Necesitamos tener la capacidad de consolidar un plan de ordenamiento territorial a nivel nacional y regional, que permita un adecuado manejo del territorio, que priorice la sustentabilidad social y que además nos permita consolidar una matriz energética responsable y consecuente con nuestras características naturales propias. Si de verdad queremos un futuro para las regiones y que definitivamente el discurso de la regionalización y descentralización se transforme en una realidad y no simplemente un discurso para ganar votos que escuchamos cada cuatro años.

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Alguien comentó sobre “La naturaleza bien utilizada está a nuestro favor, de lo contrario es nuestro peor enemigo

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