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Feliz Cumple Querido Julio. Compañero de años. Tenía exactamente 15 cuando esta frase de Rayuela que hoy exhibe Google “Andábamos sin buscarnos pero sabiendo que andábamos para encontrarnos” aparecía en un póster de esos que en esa época se regalaban a las chicas. Sobre un fondo de bosque estaba en letras blancas firmada por J. C.

¿Quién era ese J.C. que había escrito algo así de hermoso? Se lo pregunté a  mi profe de Lengua -Elsa Montero- quien me dijo en voz muy baja:_ “Julio Cortázar, pero no se puede hablar de él”. Ella me contagió el síndrome de Cortázar. Leerlo, leerlo y leerlo fue tarea repetida. Leerlo en silencio y en voz alta para disfrutarlo y hacer que lo disfrutasen. Descubrir Rayuela, Bestiario, Los Reyes, Final del juego y Salvo el Crepúsculo todos episodios de una aventura de placer infinito.

Y este año lo pude escuchar,  sí escucharlo dando clases en sus “Clases de Literatura” donde la emoción y el asombro se me estiran: ” Me di cuenta de que ser un escritor latinoamericano significaba fundamentalmente que había que ser un latinoamericano escritor: había que invertir los términos y la condición de latinoamericano, con todo lo que comportaba de responsabilidad y deber, había que ponerla también en el trabajo literario”. Lo sigo disfrutando pero lo disfruto más.

Y al escuchar el  miércoles pasado en la Biblioteca y Mediateca Belgrano a Vicente Zito Lema contarnos cómo Cortázar donó el dinero de los derechos de autor del “Libro de Manuel” para que las familias de los presos políticos pudieran ir a visitarlos por muy lejos que estuvieran durante el Proceso Militar del 76, ése durante el cual yo lo había descubierto me emocioné más y bendije que me alumbre con su palabra poética y comprometida desde mis 15 años.

Feliz Cumple Querido Julio! Somos tantos los que te amamos.

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