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Desplazamiento del Palacio de la Moneda
– Roger Bernat – Santiago a Mil.
Fotografías de Pamela Albarracín.

 

Siempre a destiempo, me digo.

Atrasada de noticias… es verdad.

Ya estamos sobre un Santiago a Mil 2015 que se fue y yo publicando algo de un Santiago a MIL 2014.

¿Dónde andas loca, me pregunto?

 

Parece ser que el tiempo para mi es otro tiempo, se me confunde, me adelanto, me atraso, voy a tiempo… La línea que extiende el viejo Saturno es subjetiva. Total igual somos finitos aquí, infinitos en las otras tierras que no tienen tiempo. Allá vamos aprendiendo en las resplandecientes partículas de la luz.

Pero en realidad no quiero reflexionar sobre Santiago a Mil sino sobre el trabajo teatral. Mirar lo que mi gran amiga, talentosa artista audiovisual, Pamela Albarracín, siguió y registró desde su ojo certero me ha puesto a reflexionar a pesar del calor tormentoso de estos días de verano.  Su provocación desata un vendaval de sensaciones, recuerdos, imágenes, reflexiones respecto al arte, a mis ganas de estar presente desde el teatro en el retazo de tiempo que me toca transitar con otros y otras en Chile.

La invitación visual de esta Albarracín risueña y arrojada me invita a la pregunta. Pienso en el sentido profundo de hacer teatro hoy por hoy, en los para qué, con quien, en el tramado delicado de mi quehacer, navegando en las aguas de ríos frondosos o hilos de agua que se extinguen.

(Nunca quise hacer teatro para tener éxito, para llegar a “Joliwu”, para hacer Julieta o Electra, para ganarme un premio “cototo” o “cualesquiera” de esas cosas. ¡Lo juro por mis hijos! Igual “gico” los premios pero no era la principal motivación.

Es que me gusta y siempre me gustó demasiado la vida de los cómicos ambulantes de la edad media que iban de pueblo en pueblo con sus carromatos, familias, pensamientos, leyendas, historias que descifraban su tiempo. Esos seres coloridos que llevan noticias de un pueblo a otro, vinculando a las personas, siendo voz y espejo de los desmanes y aciertos de reyes y mandamases. Me encanta andar en lote, con-versar con la gente, decir cuestiones que escucho y me quedan anidadas en el corazón, comentar lo que pasa, ensayar y ensayar, crear, encontrar y perderse, investigar modos, maneras de volver a hablar, plasmar el reino de la luz para que llegue o se vea ya que él está en el otro plano que no vemos, ESTÁ, ALGUNAS NOCHES ASOMAN LAS LUCIÉRNAGAS. ME PERMITO VIBRAR EN LA SINTONÍA DEL AMOR Y EL OTRO MUNDO APARECE COMO POR ENCANTO.

Me encanta exorcizar, sanar, emocionarme, asombrar, hacer magia, andar patiperreando por los barrios, por los pueblos, navegar por aguas bellas, sembrar buenas nuevas, revelar el alma, crear  comunidad, abrazar el tiempo que transito en cada uno, cada una con quienes nos acompañamos.)

Roger Bernat teatrero dice: “Creo que el teatro es el único arte que habla del nosotros. Habla de cómo es vivir en una ciudad, vivir en una comunidad, y lo que intento es trabajar en esa línea.”

‘Si los políticos hacen teatro, hagamos política en el teatro’.

Este español llegó a Chile en el verano del 2014 a trasladar La Moneda, a invitar a ciudadanos y ciudadanas a subirse al balcón presidencial y lanzar sus palabras, sus reclamos, sus sueños. El Palacio Presidencial  hizo un recorrido por la vida y la muerte seguido de chilenos y chilenas.

Esta Moneda fue construida en La Legua por los carpinteros Patricio Saavedra y su hijo. Ambos viven en esta población que tiene el menor ingreso per cápita de Chile e hicieron su trabajo de manera perfecta. “La casa de los presidentes” después de su largo recorrido vuelve a La Legua a quedarse.

Desplazamiento Palacio La Moneda - fotografía Pamela Albarracín

 

Pamela Albarracín registra la génesis, el recorrido y su cierre final en un cortejo que roza la vida y la muerte. Cientos de fotos que nos conducen al corazón de la emoción que esa murga tuvo. Ella va rescatando a las organizaciones, colectivos, sindicatos, fundaciones, agrupaciones políticas, culturales, personas independientes que llevaron el edificio en sus hombros. Esa gente invisible que existe sin que sean registrados como parte indispensable del país. Solo son un número en fichas Casen o estudios que se hacen dejando fuera la humanidad completa.

Estas personas instalaron La Moneda en barrios para que cualquiera se tomara el balcón presidencial. Para que cualquiera se dirigiera al pueblo de Chile. A ese balcón se subieron los curas obreros y de población, las mujeres de la agrupación de detenidos desaparecidos, se subió el Jonny y la Charo, Don Pepe y las pergolistas, los ciclistas furiosos, Sambaigo, ongs, gente, gente, niños y niñas, ¡¡¡¡muchos!!!! formando parte de una intervención teatral que se apropia del espacio público, que permite el diálogo con la ciudadanía, que abre un territorio de participación con un texto que se define día a día y de manera colectiva. Pamela y su ojo de águila van dando cuenta de cómo alrededor del teatro se va construyendo comunidad en el vínculo, la energía creadora, la licencia para subirse  al espectáculo y transformarlo todas las veces que esa ciudadanía quiera.

Pamela registra esta marcha por la ciudad, este cortejo, esta vitalidad de miles de chilenos y chilenas en sus ansias de sacar la voz, de formar parte, de pertenecer y de crear.

Comparto con Pamela y el señor Bernat teatrero la vocación apasionada por las personas, por el encuentro, por descifrar misterios, abrir la conversa, estar juntos creando algo juntos.

Colibrí - fotografía Pamela Albarracín

¡¿Para qué sino?! ¿Para qué los recursos, el empeño, el sudor, el día a día laborioso sino es en el espacio abierto del NOS_OTROS?

El ejercicio creativo solitario, la persecución de estrellas fugaces que pasan por tu vida y desaparecen, no me estimulan. En mi casa siempre se me habló de Chilito, de los compromisos, de que íbamos bailando para algún lado donde había fiesta colectiva y el paso se hacía en conjunto y cagados de la risa… En mi casa siempre se habló de juntarse a dialogar para desentrañas verdades, en mi casa siempre se habló de profundidades.

Es importante lo que te dicen en la casa de chiquitos.

Veía a mi mamá enamorada de la danza, creando escuelas para los niños y niñas de las poblaciones de la periferia, participando en cuanta organización de danza independiente se armaba, soñando con que en Chile todos y todas bailarán, con coreógrafos nacionales que descifrarán la identidad nacional a través del cuerpo, la música y el espacio, que las creaciones estuvieran disponibles y al alcance de todos y todas.

¿Y mi papuchino? Ahí, silencioso, fumando su habano, sentado frente a las buganvilias reflexionando, pensando en este flaco país, en su Latinoamérica rota pero vital y ganosa de nuevos horizontes. Siempre convocando a pensadores. Nuestro living lleno de ellos y ellas con-versando, apasionados, tomándose sus cafés interminables o sus copetines entusiasmadores. Eran comunidades de pensamiento que iban viajando en las aguas del tiempo.

La Pasionaria - fotografía Pamela Albarracín

¿Cómo escapar a estas maneras de crear y trabajar? ¡Imposible! Ese modo dejó huellas de inmensa alegría en mi corazón bailador.

Entonces voy con Pamela Albarracín y Don Roger, con el Palacio de La Moneda por las calles, siguiendo y seguida de chilenas y chilenos que aún sueñan con construir juntos un país que se descifre más allá de la codicia y del dinero pueril que define la ruta.

Hoy parece imposible. Don Dinero susurra en las noches y lleva a tantos por caminos poco éticos, oscuros.

Desde el anhelo amoroso y desde lo vivido en instantes fugaces en los que se abre la MATRIX sangrienta y contacto el otro lado donde todo es amor y belleza, HAGO TEATRO con mi compañía. Hacemos un teatro que vamos descubriendo de a poco. Un teatro que es fruto de un proceso largo lleno de aciertos y desaciertos que son parte de la diversión. Vamos descifrando cómo se hace un teatro transformador y dialogante, un teatro que se toma espacios públicos y busca conectarse con los otros y las otras desde el espíritu, la razón, el corazón y el cuerpo. Un teatro que se levanta desde el AMOR.

Esto hace que me ponga de pie cada día contenta, le da sentido a cada inhalación y exhalación. Contra todas las señales del tiempo, mirando la telaraña que teje esta Matrix camaleónica, sigo atenta a las mariposas que vuelan livianas en la puerta de mi oficina, bailan dejando huellas amarillas que hablan del sol. Sigo atenta a ese pajarito pequeño que llega cantando la belleza de sus plumas y la alegría de las aguas que se abren paso entre las piedras.

Seguiré haciendo el teatro que clama mi alma profunda. ¡Claro que seguiré!

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5 Comentarios sobre “Seguiré haciendo el teatro que clama mi alma profunda.

  1. Busco palabras con sentido para pensar q no estoy sola en este mundillo chilensis de mala memoria, donde siento permanente incomprension de mis pensamientos, gracias por escribir desde el corazon

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