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Frente a los sucesos de los últimos meses que han afectado transversalmente a la clase política chilena y que han minado el principal capital de la democracia: la confianza de darle la soberanía a un representante, he decidido pronunciar mi opinión

La sociedad se ha transformado en una olla a presión. Las diferentes posturas se comunican y ventilan a través de las redes sociales y parten como un efecto bola de nieve que baila al ritmo del re-tweet, compartir imagen, favoritos etc.

Un sistema complejo operando en su máxima expresión, expandiéndose como un espiral ascendente de descontento con tintes de escalada violenta. Artículos que rezan dogmáticamente ideas anarquistas, ciudadanos que se encomiendan a una Asamblea Constituyente con rasgos mesiánicos quienes creen que esta coyuntura y la creación de comisiones  fortalecerán nuestra democracia.

Primeramente, no creo que una Asamblea Constituyente nos resuelva mágicamente los problemas arrastrados desde que está tierra se llama Chile. Es un paso, claro, pero no es la solución, temo por quienes transforman en fetiche la ideas.

Quemar todo me parece una solución válida si atendemos a una pulsión (Thanatos), pero al pensarlo mejor, ya no resulta tan buena idea, un ejemplo: Francia 1799, el pueblo pasó por guillotina alrededor de 1.100 personas y la represión del pueblo francés por parte de los revolucionarios en Vandea.

Creer que el sistema resultará favorecido es utópico. Pensemos en cuántas figuras se han repetido en la cámara de Diputados y Senadores o cuántas han desfilado por Ministerios, Sub-secretarias o Embajadas; eso para mí no es democracia, eso es una transmisión totémica[1]. Sí el 58% del electorado no vota[2] el sistema no es representativo.

¿Cuál es el motivo entonces de que estás tres alternativas egoístamente seleccionadas no funcionen como imaginamos?

La Asamblea Constituyente es una idea que ha cobrado bastante fuerza, más aún con los escándalos políticos, pero no es la solución total de los problemas de nuestra sociedad, si bien apela a una magnetización de los sujetos en sociedad, solo pasa de ser espectador a actor, no puede modificar inmediatamente las estructuras rígidas sobre las cuales descansa nuestra democracia.

Las personas enarbolan a la Asamblea como la panacea de la democracia, pues bien, en mi opinión cualquier institución creada por el hombre se verá marcada por los vicios propios del hombre.

Atendamos a Freud, algunos quizás no estén de acuerdo, pero lo usaré para graficar mi punto. Freud señaló el asesinato del padre en la horda primordial, la razón: los hijos querían tener los beneficios del padre.

El ser humano por naturaleza es egoísta y codicioso,  por eso podemos ver que cuánto más se tiene, más se quiere tener. La Asamblea Constituyente está integrada por seres humanos y por tanto tiene características propias del ser humano.

La asamblea constituyente ocupa en este caso el lugar de los hijos y el padres es el actual sistema político. Podemos pensar en el sistema político reemplazado o muerto que señala Melman “Ahora que está muerto ya no es engañador”.

Pero el nuevo sistema deberá imponer nuevas normas, se basará en nuevas estructuras y construirá arbitrariamente nuevas realidades. No necesariamente va a responder a la utopía de la igualdad. Repito: La Asamblea Constituyente es un paso, no es la solución y tendrá falencias como todo sistema hecho por el hombre.

Ahora, la idea de quemar todo y decapitar al rey y sus instituciones no me parece admisible. La vida en sociedad se basa en el respeto por el otro, esto quiere decir que yo debo renunciar a ciertas pulsiones en beneficio del otro. Es decir, no puedo ir  y matar una persona porque se me antoje.

Para normar lo anterior nació el derecho y para que se cumpla el derecho nació la policía. Ahora quienes prodigan la sociedad sin jerarquías deben entender que el ser humano es perverso por naturaleza. La sociedad nos invita a gobernar nuestras pulsiones, sin sociedad abrimos la caja de pandora de los instintos del hombre, pensemos que ya con la sociedad en marcha se han cometido muchas  atrocidades ¿Cómo sería si prescindiéramos de la sociedad?

La sociedad es necesaria para una sana convivencia, pero también requiere poner freno a nuestras pulsiones egoístas. El ser humano nunca estará bien en sociedad porque es como tener un león en el zoológico. Somos animales salvajes que han ido adquiriendo costumbres civilizadas, lo que no implica que hayamos eliminado el cromosoma salvaje, sino que lo hemos suprimido con un fin superior.

¿Por qué a medida que más progresamos más descontento estamos?

Simple, un mayor avance exige mayores sacrificios y vemos que cierta clase de personas están exentas de este sacrificio. El ser humano para enfrentar este malestar debe recurrir al proceso de sublimar[3].

Este proceso se puede dar a través de la pintura, música, escribir un artículo, hacer una escultura o escribir poesía, pero, si existe la posibilidad de sublimar en la sociedad, ¿Por qué cada vez estamos más molestos? El motivo es primero la sociedad, que no está entregando las herramientas para este ejercicio liberador, la educación es cara y el arte es caro. A nuestro alcance tenemos la evasión a través de los vicios, por eso vemos como proliferan las botillerías y las farmacias. Dos botillerías por cuadra y el aumento de las enfermedades mentales son una clara señal del problema de la sociedad.

Antes de realizar cualquier cambio estructural en la sociedad debemos primeramente aprender a escucharnos y dialogar con respeto, no se puede correr primero que caminar.

Sí queremos  modificar las superestructuras debemos escuchar a todas las personas y estas deben saber que pueden expresarse, el triunfo más grande del terror es la autocensura. La violencia nunca ha sido ni nunca será la respuesta, de hecho, la violencia es lo mejor que le puede pasar a la superestructura porque puede utilizar los medios de comunicación y estigmatizar, meter miedo, promover la aplicación de la ley anti-terrorista para derivar en un estado de sitio y finalmente termine con la supresión de todos los derechos.

 

Bibliografía

[1] Freud,Sigmund. “Tótem y Tabú”.
[2] Débil proceso electoral. http://www.elmostrador.cl/pais/2013/12/15/debil-proceso-electoral-con-abstencion-del-59-se-confirma-predecible-triunfo-de-bachelet/. (24 de marzo 2015)
[3] Freud, Sigmund. “El malestar en la cultura”.

 

 

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