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Artículo inspirado en la conversación de Mauricio Tolosa y Marcelo Lewkow
en el programa Todos educamos de la Radio Universidad de Chile.
Realizada el 16 de abril de 2015

Se siente en el aire una densidad, un clima espeso, el aire grueso que apenas podemos respirar. Desde hace meses, incluso años, los ciudadanos estamos siendo espectadores de una realidad que parece salida de una película de la mafia, o de una secta o cualquiera que tenga una trama lo suficientemente siniestra. Cómo hace algunas semanas publicó Macarena Polanco, el guión de la serie House of Cards parece inspirado en nuestros políticos truculentos con arreglos por debajo de la alfombra y que mediante acuerdos aseguran su permanencia en el poder.

En la conversación de Mauricio Tolosa con Marcelo Lewkow sobre la “comunicación en contextos de crisis política”, plantean que hay un contexto mucho más amplio y extenso que Penta, SQM, Caval por nombrar solo los más recientes. Curiosamente se ha comprendido esta crisis como una corrupción asociada al dinero y enredada en terminologías legales que hacen referencia sólo al caso específico alejándolo aún más de la comprensión de los chilenos. Es poco frecuente mencionar la crisis global, esa que vivimos a diario y que tal como un grifo en mal estado, conserva la forma pero gotea todo el tiempo. Esas gotas permanentes son las que van creando una atmósfera de insatisfacción, si mientras cada mañana y tarde viajamos apretados en el metro o nos armamos de paciencia en esperar la micro que nos acerca a nuestro destino o suben el pasaje o el pan o la bencina o nos dan una hora de atención médica para un mes más en el consultorio para un dolor que sufro hoy o la Isapre sigue subiendo el plan o nuestra pensión es un cuarto (con suerte) de lo que gano actualmente o mi calle se sigue inundando cada invierno o el aire que respiro está contaminado y la única medida es aumentar los números de restricción vehicular…. tantas situaciones que rondan en la cabeza de los chilenos mientras con boletas y facturas los dineros pasan de un lado al otro, nuestro día a día va tiñéndose de amargor porque la injusticia la estamos viendo en horario prime cada noche (y no es ficción).

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Factor emocional de las crisis

Las emociones aparecen y afloran a cada momento, dependen de nuestras historias y experiencias previas, de la forma en cómo vivimos y nos relacionamos con nuestras emociones y de los conocimientos que poseamos para crear nuestra opinión frente a las distintas situaciones.

“… las personas participamos de la crisis a través de los medios de in-comunicación y del relato que ellos transmiten a nivel masivo”
Mauricio Tolosa

Cuando nos enfrentamos a los medios de comunicación tradicionales sus lineamientos editoriales y la forma en cómo tratan los temas guía nuestra emocionalidad, la influencia y, al ser masivo, la instala rápidamente en la población. Los noticieros de alcance nacional constantemente explotan las emociones por rating buscando mayor notoriedad con notas que evidencien la rabia, la confrontación, la ira o el miedo, por lo tanto se instalan estas emociones de manera colectiva, con un relato común y una forma similar de relacionarse con los hechos. Con grandes titulares, cuñas, frases, no hay posibilidad de comprender un contexto general, de hacer reflexionar, sino más bien repetir las frases y expandirlas por las redes sociales, en las conversaciones familiares o en los trayectos en el trasporte público, ampliando y haciendo masiva la emoción.

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¿Cómo sobrevivir a la crisis?

Primero hay que comprender que “esta no es una crisis del gobierno, es una crisis de nuestra forma de vida”(1) es una crisis de las relaciones humanas y del cómo estamos habitando nuestro mundo. Es una crisis que requiere atención y cuidado, que necesita ser vista y que busca nuestra compasión. Somos los seres humanos quienes estamos destruyendo nuestro entorno, acelerando el calentamiento global, destruyendo las especies animales y vegetales, somos los responsables de las palabras consumismo, corrupción, colusión… somos las personas quienes hemos perdido empatía y quienes en beneficio al bien personal pasamos a llevar a otros, sin querer o con querer. Debemos regresar a la comunidad, respetar nuestras diferencias y similitudes, pensar en “nuestro bien”, tomar decisiones en virtud del bien común de manera de elaborar e implementar soluciones inmediatas y de largo plazo que construyan un camino compartido más sólido y profundo.

“En las crisis se necesita información de calidad y detalle de las distinciones”(2). Mejorar los medios de comunicación masivos que realmente informen, que entreguen contextos generales relacionados a las problemáticas contingentes, que busquen contenido que aumente las distinciones de sus audiencias y que entrevisten, y visibilicen, a los actores claves de cada tema. Medios de comunicación que hagan las preguntas necesarias, que no busquen el ataque sino el contenido de calidad, que no entreguen cuñas sino mayores contextos que hagan reflexionar a los televidentes, necesitamos medios de comunicación inteligentes.

Volver a conversar, a encontrarnos y hacernos cargo de participar para que los temas que son fundamentales para el desarrollo humano no pasen invisibles frente a nuestros ojos.  Conversar de los temas realmente relevantes como nuestra calidad de vida, el desarrollo emocional, social, cultural y profesional, crear, promover o participar en proyectos que nos hagan crecer como seres humanos y habitar el mundo de forma más armoniosa.

Ser comunidad, información de calidad y conversar, tres claves de sobrevivencia que apuntan a una sociedad de personas más íntegras y respetuosas, atentas a lo que sucede a su alrededor, que se hacen cargo de las distintas situaciones pensando en un bien mayor y duradero, que toman decisiones conjuntas. Avanzar hacia una cultura donde no exista la posibilidad de facturas o boletas falsas, para que los empresarios no puedan desarrollar proyectos que atenten contra las personas y comunidades, para que los políticos se preocupen en colaborar y posibilitar el desarrollo de un mejor país más que al cuidado de sus intereses particulares.

No es una utopía pensar en un mejor país, cada uno en sus comunidades más pequeñas y cercanas puede aportar para que se transforme en realidad disminuyendo las emociones colectivas que atentan con nuestro bienestar. Todos podemos ser parte de la solución y de contribuir a vivir en un mejor país y mundo. Yo confío en eso.

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(1) y (2) Mauricio Tolosa, entrevista realizada en Radio Universidad de Chile.

 

Sigamos conversando en Twitter @mariluzsoto o Facebook

 

 

 

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