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La película australiana “Mad Max, Furia en la carretera”, es la cuarta de una serie iniciada en 1979 (Mad Max), con versiones posteriores en 1981 (Max Mad II El Guerrero de la Carretera) y 1985 (Mad Max, más allá de la Cúpula del Trueno), todas las cuales han sido dirigidas por George Miller.

La actual, vuelve a la trama original, con una visión de un mundo desolado, sin agua, en manos de bandas de desalmados que controlan y abusan de la escasa población, enferma y que apenas sobrevive.

Si la original Mad Max nos entregaba un relato violento en donde la sociedad estaba al borde de desmoronarse y en la que un policía (Max), finalmente cede y se entrega a la más brutal venganza, renunciando a los principios de justicia que defendió hasta la masacre de su familia, las tres siguientes (incluida la actual), ya nos muestra un mundo que vive entre los despojos de la civilización y la barbarie más absoluta, una perspectiva distópica que la hermana con toda una serie de filmes, cuya cúspide es Blade Runner.

Se supone que lo que une cada una de las cuatro entregas de la serie de Mad Max es el personaje que le da el nombre, pero en este película, a mi juicio, la mejor de las cuatro, el personaje se relativiza y cede su protagonismo a una serie de nuevos personajes y situaciones que cruzan la película y que muy pronto la convertirán en un filme de culto.

Mad Max Fury Road - Tom Hardy - 2015 Movies (2)

Algunos de los elementos que caracterizan la película y que la hace diferente a las anteriores son, entre otros, los siguientes:

1.- Max sigue siendo protagonista, pero es más bien la excusa. Aquí las protagonistas son los personajes son las mujeres, en especial “Furiosa”, interpretada magistralmente por Charlitze Theron. Pero ella no es la única. El eje de la película es la fuga de las mujeres jóvenes y sanas que constituyen la esperanza de un mundo sin enfermedades. Son el trofeo que todos persiguen, porque son las preservadoras de la vida, la esperanza de días mejores. Estas mujeres  se unen casi al final de la cinta con otras mujeres, ya ancianas, que han conservado las semillas del paraíso arrasado. Son las nuevas Evas de la humanidad. Claramente, esta es una película feminista, lo que se ratifica al ver los personajes masculinos, que resultan abusivos, patéticos y decadentes. Los hombres jóvenes están enfermos y lindan con la imbecilidad.

2.- El camino perpetuo. Desde el inicio y sólo hasta 5 minutos antes de concluir, la película es un avance sin descansar por un camino infinito, todos van hacia adelante. Es una fuga, o una frenética peregrinación, hacia un destino incierto. El camino árido, seco, duro, desprovisto de todo vestigio humano, es el escenario donde se desarrolla el filme.

3.- La sinfonía punk: Debe ser la obra punk de mayor envergadura que se haya realizado. La música (obra del holandés Junkie XL), estética y el caos que provoca y retrata es fiel al espíritu punk. Muy pocos han advertido lo anterior, pero el vértigo de la guitarra y los tambores que acompañan casi el 90% de la película es la que mantiene el ritmo vertiginoso y que no deja descansar al espectador.

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4.- El agua como poder. Adelantándose a lo que viene, la película retrata muy bien que el agua es fundamental para la vida. Su control logra dar el poder a uno de los pusilánimes personajes que ejerce la dominación sobre una depauperada población. Parece que este es el destino de la humanidad.

5.- La búsqueda de la redención. Todos los personajes de la película buscan su redención, tienen un pasado que los persigue y buscan cómo reparar lo realizado. Las imágenes de la traición de Max vuelven una tras otra a la mente del ex policía y también Furiosa busca redimirse. Eso explica su traición.

6.- El paraíso no es de esta tierra. Toda la búsqueda de Furiosa es en vano, cuando descubre que sus recuerdos de un paraíso en la tierra, al cual pretendía volver y salvar a las mujeres para ser felices, ya no existe, desapareció y ahora es tierra de desolación. Ahí descubren que el paraíso deben construirlo ellos/as mismos. De ahí empieza el retorno al principio.

7.- El vértigo como discurso. La película es de una velocidad impresionante. Los treinta primeros minutos deben ser la secuencia más vertiginosa que se haya registrado en el cine los últimos años. El director no le da descanso al espectador, no lo deja descansar ni pensar, tampoco hace una concesión y no explica a las nuevas generaciones de espectadores el génesis del personaje de Max. Por el contrario, lo da por supuesto y asume el riesgo. El vértigo de la película es un método discursivo potente. Refleja la futilidad y fragilidad de la vida. Y lo logra. Sólo después de un largo rato, el espectador puede procesar lo que ha visto.

La película es una de las que debe verse. Será un clásico.

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