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La cartelera cultural de Santiago es cada día más amplia. Cuesta elegir qué ver, qué leer y qué escuchar, si uno quiere salir del circuito de los “megaeventos”. Por suerte, hace unas semanas leí aquí el texto de Magdalena Rosas recomendando la exposición de Vivian Maier, unos días antes que HBO mostrara el documental Finding Vivian Maier. Tanto la fotógrafa como su obra serán uno de los gratos encuentros culturales de este año.

Vivian Maier trabajaba como niñera en Estados Unidos, al mismo tiempo que registraba profusamente escenas callejeras, personas, miradas, ambientes, actitudes, instantes e historias de Chicago y Nueva York con su Rolleiflex 6×6, una cámara que marcó décadas de la fotografía profesional. También coleccionaba periódicos, montañas de ellos, que amontonaba en su habitación e incluso en las bodegas y garajes de las casas en que laboraba y vivía. Parecía estar acumulando notas gráficas y textuales para retratar su época, caminando secretamente hacia una gran obra esbozada en su mente, pero que nunca llegó a realizar.

La imagino tratando de fijar la fugacidad, coleccionando instantes, recopilando material, especulando con algún momento posterior en que se detendría a enhebrarlos y darles nueva vida como memoria y obra terminada. Pero nunca se detuvo. Su pasión por la captura del presente superó con creces incluso la curiosidad por ver las imágenes que había realizado: 700 rollos en color y 2000 en blanco y negro, entre los miles que tomó, quedaron guardados y sin revelar. En un cierto sentido, la forma del trabajo fotográfico de Vivian Maier tiene algo de la impermanencia de  la creación de los mandalas de arena tibetanos.

En sus fotografías, el ritmo, los contrastes, las transparencias, los reflejos, la composición… todo está al servicio de la magnitud del instante. En los retratos de niños y niñas logra captar en sus miradas y actitudes, una esencia tan profunda que parece develar el adulto que serán; no son niños con  gesto de adulto, son el adulto contenido en un niño. En algunas de sus composiciones, con luces, sombras y reflejos deconstruye lo real y abre ventanas mágicas en los espacios urbanos de la ciudad, invitando a mirar desde una percepción extraordinaria.

Undated, New York, NY © Vivian Maier, Maloof Collection
Undated, New York, NY
© Vivian Maier, Maloof Collection

En la exposición se exhiben completas y ampliadas algunas de las tiras de prueba de los rollos de doce fotos tomados por Vivian; esto nos permite acompañarla en sus salidas de cacería fotográfica, a seguir su mente y su mirada, a detenernos junto con ella en cada disparo, a vislumbrar el mundo que la habitaba.

La selección de imágenes de la muestra devela distintos aspectos temáticos y técnicos de su obra. Muchas de esas tomas, seguramente se convertirán en íconos de la fotografía del siglo 20. Entre las que más me llamó la atención está una no muy conocida, captada al interior de un tren, compuesta por dos diagonales de información, una de periódicos y otra de anuncios publicitarios bajo pequeñas luces que iluminan tenuemente desde el techo. Tras las ventanas se percibe un blanco difuso que manifiesta un exterior fantasmagórico y ausente; en la penumbra interior los hombres uniformes y ensombrerados van camino al trabajo. Ellos son un objeto más, repetido como los anuncios, los periódicos, las ventanas, las cortinas y las lámparas; notas para la composición de la sinfonía humana de Vivian Maier.

La exposición estará en el Corporación Cultural de Las Condes, Metro Manquehue, hasta el 13 de diciembre, de martes a domingo.

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