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Todos comentan el millonario estudio de comunicaciones que está licitando el Congreso Nacional. Es tema aparte el que se destinen 44 millones de pesos en una investigación destinada a maquillar la imagen de nuestros queridos parlamentarios. Sin embargo, hay un detallito, una molestosa piedra en las bases de la licitación. Transcribo textual: “El contratista se obligará a guardar reserva y no divulgar el contenido del estudio, el cual quedará en propiedad por partes iguales entre el Senado y la Cámara de Diputados”. Esto podría sonar normal, rutinario…pero al parecer no lo es. El 08 de agosto del 2008 se promulgó la Ley de Transparencia Activa N°20.285, donde se garantiza el acceso a TODO ciudadano a la información pública. ¿Quiénes están afectos a dicha ley? Gobernaciones, Intendencias, municipios, servicios públicos, Fuerzas Armadas, Carabineros, Investigaciones, Banco Central, CONGRESO NACIONAL, Contraloría General de la República, Tribunales, empresas públicas y aquellas que tengan un 50% estatal. La ley tiene un capítulo donde explica cuándo la información puede mantenerse en secreto: “Cuando su publicidad y comunicación afecte 1)Defensas Jurídicas, 2)Antecedentes y deliberación y 3)Derechos de las personas”. Este último punto se define como “datos personales” o “información sensible” y se refiere a las características físicas y morales de la persona, sus creencias religiosas, políticas, su vida privada y sexualidad. En este aspecto, podemos observar que los parlamentarios serán investigados en su oficio o rol público y no en sus vidas privadas, por lo cual no deberían quedar cubiertos por dicha ley. En el artículo 7, se entregan más detalles. Se describe que también son factibles de reserva todas las informaciones que afecten la seguridad de la nación, el orden y la salud pública, las relaciones internacionales y comerciales. Según esta explicación, el estudio comunicacional en ciernes no pone en riesgo ninguna de estas cláusulas, salvo que alguien quiera argumentar que conocer las encuestas o estadísticas realizadas por los investigadores pueda desatar una guerra civil, una plaga o implique la ruptura de tratados internacionales. Admito eso sí, que los resultados podrían afectar la salud pública si consideramos los ataques de rabia y llanto que podrían sufrir algunos ciudadanos sensibles.

Teclado guardado  Fotografía de Succo
Teclado guardado Fotografía de Succo

El truco de la ambigüedad

Si seguimos analizando el artículo 7, sobre secreto y reserva, hay solo un punto, una opción a la que pudieron apelar nuestros adorables parlamentarios. La letra a de dicho artículo: “Cuando su publicidad afecte el cumplimiento de las funciones del órgano requerido”. Como se observa, es un texto ambiguo, “todo terreno” y de amplísima definición. ¿Puede la publicación de un análisis de imagen hacer colapsar las cámaras del Senado y de Diputados? ¿Es factible que el conocimiento masivo de los resultados de un estudio comunicacional pueda obstaculizar y poner en riesgo a los honorables? Con un apropiado bla, bla, bla un defensor del Congreso podría argumentar que las masas no están capacitadas para digerir en forma racional los capítulos que puedan mostrar en forma “cruda” los defectillos de los servidores públicos. Tal vez, podrían creer que las turbas, cual Revolución Francesa, llegarán con antorchas al edificio de Valparaíso para exigir nuevas elecciones y cambio total…..o peor, se podría activar el debate sobre la Asamblea Constituyente y todas esas hierbas venenosas que infectaron a la población al difundirse los casos Penta, Soquimich, Dávalos y otros. No en vano hubo quienes en Chile señalaron que el “exceso” de información no ayudaba a la convivencia social. Mientras tanto,  la Ley 20.285 indica que el secreto solo puede durar cinco años…pero que es renovable, si nadie apela. Esto sugiere que debieran haber ciudadanos deseando saber esos “secretos” para que no corra dicha prórroga. Si todos nos olvidamos y a la institución no le da la gana darla a conocer, el secreto sigue seguro. Ahora, hay mecanismos para reclamar. ¡Lógico! Según explica la ley, cualquier hijo de vecino puede ir al Consejo de la Transparencia y a la Contraloría General de la República para pedir la información de algún organismo público, el cual tiene plazo de dos días para responder. Lo que no queda claro es cómo se objeta un secreto, es decir, se indica que cierta información -pese a haber sido declarada de reserva- en realidad NO lo es.  ¡Buena suerte si alguien lo intenta!

Cerrado Fotografía de Skitterphoto
Cerrado Fotografía de Skitterphoto

¡Tiempos aquellos!

En 1990 cuando se vivía la euforia de la recuperación democrática, tuve la oportunidad de trabajar durante dos años con el senador Ricardo Núñez, en la oficina regional de Copiapó. En esos tiempos, todos los servidores públicos anunciaban a los cuatro vientos que superarían los defectos de la dictadura y uno de ellos, era el “secretismo” que impedía hasta a los periodistas acceder a la información. Núñez como los otros “nuevos” parlamentarios decretaron puertas abiertas para recibir a quienes quisieran conversar con ellos, asistían a todos los eventos, no se perdían comisión ni sesión del Congreso y hasta se daban tiempo para ir a casamientos o bautizos de algún minero, campesino, pescador o quien deseara contar con la presencia de su representante. ¡Hasta se los veía en los actos cívicos de las escuelas! Recuerdo que  parlamentarios de todos los colores políticos crearon fondos con sus propios salarios para ayudar a comunidades pequeñas en aflicción, ya sea a través de sillas de ruedas, tarros de pintura, madera,  computadores, remedios u otras emergencias que no pudieran resolverse dentro del sistema. Nosotros, el equipo de trabajo tenía la obligación de leer todas las cartas. El senador participaba en la búsqueda de soluciones y estaba muy interesado en saber lo que opinaba la gente, ya que era la base para la agenda de trabajo en Valparaíso. Entonces, ninguno hablaba de su “imagen pública”. Ellos decían que la mejor manera de  ser apreciados era cumpliendo con las expectativas de los votantes, siendo austeros, escuchando a la gente y peleando por las leyes.

Candado oxidado Fotografía de Gaborfejes
Candado oxidado Fotografía de Gaborfejes

¿Qué pasó?

Veinticinco años después, me pregunto qué habrá ocurrido con ese viejo espíritu de servicio. Es fácil sospecharlo. La mayoría de los congresistas cerró sus sedes locales por considerarlas demasiado costosas y para evitar que pintaran graffitis  en su contra. Le dieron importancia a las oficinas del Palacio Ariztía, en Santiago. Los gastos reservados han aumentado, se facilita el vehículo con chofer para la familia, se tiene alguna propiedad en el distrito, pero se vive en la capital. Las invitaciones a eventos se eligen de acuerdo a los partidos políticos y a grupos “claves” de electores. Todos tienen página web, pero es difícil saber hasta qué punto la consultan. Tal vez alguno mantenga algún fondo de ayuda social de su propio bolsillo, pero sospecho que deben ser los menos, ya que algunos objetaron este modo de actual diciendo que era “compra de votos”. Bueno, podemos especular páginas y páginas sobre las razones que han llevado a la crisis y “a un contexto ciudadano adverso y de desconfianza”, según explican las bases de la licitación del estudio con el que los honorables pretenden construir un fast road para sus propias esperanzas. En un mundo ideal, el organismo gubernamental más transparente debiera ser el Congreso Nacional. Después de todo, es el poder público donde cada parlamentario es elegido por voto popular. Es allí donde no debieran existir secretos entre los representantes del pueblo y los ciudadanos. ¡Ojalá algunos se acordaran del espíritu fundacional del primer año de democracia!

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3 Comentarios sobre “¿Secretos entre el parlamento y los ciudadanos?

  1. Maria del Pilar. Esta reflexión es más que eso, es un manual para los políticos en realidad, es un llamado de esperanza a devolver a la gente el vendadero sentido de la política. Recuerdo que una vez conversaba con el ” Hermano Bernardo Leighton” y una cosa en la que insistió fue que la POLITICA ( con mayúscula) esta en que te ves, al igual que yo en el reflejo, era uy debiera ser el más alto honor de “servicio al país” o como lo dijo alguna vez Alcídes de Gasperi, es otro camino a la Santidad.. Desde la altura del poder, ponerlo al servicio de los desprotegidos. Lamentablemente a tomado un camino diferente… ” la conquista del poder para ser puesto a mi servicio y, particulamente, al del bolsillo”. Esos sueños de ayer… son lo que esperan los jóvenes, son los que pueden limpiar el alma de país y ennoblecer al político. El ” hermano Barnardo” al morir tenía lo que simpre tuvo y nada más. Tuvo un medio hermano y al fallecer su padre había que repartir las tierras paternas. El, dijo que no la había trabajado, por lo tanto moral, eticamente y en conciencia debían ser de su hemano. ¡¡ Maravilloso tu artículo !!… FELICITACIONES..

      1. Gracias a ti maria del pilar clemente. Realmente me gustan tus artículos, por la forma en que tocas los temas, por la pulcritud de la redacción, pero especialmente por los relatos. Son verdaderos viajes a la profundidad de la memoria. No es posible de no quedarse atascado en algunos momentos de la Historia por donde nos paseas. ¡¡ No dejes de escribir así!! Te dije que soy parte de tus fans. Tu mando un abrazo desde Chile, tu Chile, hasta Richmond..

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