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Veo en la TV cómo Dilma Rouseff es destituida en este siglo XXI y resuena en mi memoria una canción, que canté con muchos en el siglo XX. La escribieron Gilberto Gil y Chico Buarque en 1973, contra la dictadura de Castelo Branco (1964-1985). La misma que Dilma combatió y por la cual fue capturada a los 23 años. En sus cárceles vivió la tortura y permaneció cautiva hasta los 26. En diciembre próximo cumplirá 70 años y marcan su historia dos matrimonios, una hija y dos nietos.

Hijos de una generación forzada -como la mía- a hacer buena poesía para ocultar en la belleza su voluntad de hacerse oir, Buarque y Gil disfrazan tras la palabra portuguesa “cálice” (cáliz) el sonido de “cale-se” (cállate) y cuando dicen “filho da outra” (hijo de (la) otra) se parece a “filho da porra” (hijo de puta). Sin más defensa que la imaginación y el valor que regala la juventud, el cadencioso idioma portugués fue su refugio y principal arma de combate. Parapetados allí cruzaron los 21 años que separaron a los brasileños de la democracia. Dejaron como testimonio películas; obras de teatro; una literatura poderosa; una plástica que marcó tendencias y canciones como “Cálice”, que iluminaron a muchos en los años más obscuros de latinoamerica.

Encontré en el blog de Hugo Carrascouna traducción al español de Cálice y referencias para mis recuerdos.
-“En la Biblia -dice Hugo- cuando Jesús se encuentra en el huerto de Getsemaní, poco antes de su arresto, le pide a su Padre que, si fuera posible, hiciera pasar lejos “ese” cáliz (ese cáliz lleno de sangre y traición)”

Hoy Chico Buarque y Gilberto Gil acompañaron a Dilma.

Los veo mientras escucho la canción que seguramente también a ellos les vino a la memoria. Y pienso que en esta inmensa derrota, los tres saben que aún están de su lado la voluntad de rescatar la belleza y la capacidad de crear poesía.

Terminó el día en que 61 parlamentarios expulsaron del poder a la primera mujer presidenta de Brasil, elegida -como ella recordó con precisión en su discurso final- por 54 millones quinientos mil votos.

Duele la noche que comienza en Brasil.

Cálice
Gilberto Gil/Chico Buarque

Padre!Aparta de mi ese Cáliz
Padre! Aparta de mi ese Cáliz
Padre! Aparta de mi ese Cáliz
De vino tinto de sangre

Cómo beber
de esa bebida amarga
Aguantar el dolor
soportar la el penoso trabajo
aún la boca callada

Apaga el pecho
la ciudad en silencio
no se escucha
de qué me vale
ser hijo de una santa
mejor sería
ser hijo de la otra

Otra realidad
menos muerta.

Tanta mentira
Tanta fuerza bruta…

Padre! Aparta de mi ese Cáliz
Padre! Aparta de mi ese Cáliz
Padre! Aparta de mi ese Cáliz
De vino tinto de sangre…

Es tan difícil
desertar callado.
Si el silencio de la noche
ya me daño
quiero lanzar
un grito sobre humano
será mi manera
de ser escuchado.

todo este silencio
me aturde
aturdido
permanezco atento
en la galería
para en cualquier momento
ver emerger
el monstruo de la laguna…

Padre! Aparta de mi ese Cáliz
Padre! Aparta de mi ese Cáliz
Padre! Aparta de mi ese Cáliz
De vino tinto de sangre…

De tan gorda
la puerca ya no anda
(Cáliz!)
de tan usada
la daga ya no corta.

Es tan difícil
Padre, abrir la puerta
(Cáliz!)

a esta palabra
presa en la garganta
este trago
homérico en el mundo

De qué sirve
tener buena voluntad
si aún callado
el pecho apaga el pensamiento
de los alcohólicos
del centro de la ciudad…

Padre! Aparta de mi ese Cáliz
Padre! Aparta de mi ese Cáliz
Padre! Aparta de mi ese Cáliz
De vino tinto de sangre…


Tal vez el mundo
no sea pequeño
(Cáliz!)
ni sea la vida
un hecho consumado
(Cáliz!)
Quiero inventar
mi propio pecado
(Cáliz!)
quiero morir
de mi propio veneno.
(Padre! Cáliz!)

Quiero perder de una vez
tu cabeza
(Cáliz!)
mi cabeza
hacerte perder el juicio
(Cáliz!)
Quiero oler el humo
del óleo diesel
(Cáliz!)
Emborracharme
Hasta que alguien me olvide
(Cáliz!)

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