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Permiso que me alargue, no puedo dejar de citarlo.

“Canto que mal me sales cuando tengo que cantar espanto
Espanto como el que vivo, como el que muero,
Espanto de verme entre tantos y tantos momentos del infinito
En que el silencio y el grito
Son las metas de este canto”
(Víctor Jara, últimas palabras escritas en el Estadio Chile)

Once de Septiembre, las heridas que tenemos que sanar, dice Alejandra Matus, mientras conversa con el auditorio y su pequeño hijo duerme acurrucado en sus brazos. No entiendo el periodismo si no tiene función social. En los ochenta en la revista Hoy,  se trataba de escribir lo que estaba sucediendo. Hablar fue un proceso que involucró a las familias, a la sociedad entera. Comenzar a contar algo que no se había compartido.

Un recuerdo silenciado dentro de la familia; entre padres e hijos,  esposos. Me lo imagino como un intento de suspender el dolor para proteger a los amados, para no prolongarlo en ellos.

La dictadura nos afectó a todos ¿cuánta gente no pudo hacer lo que tenía destinado? ¿cuántas actividades que se hacen hoy y que en esos años para nosotros no fueron posibles? Necesitamos sacar a flote nuestras miserias humanas con compasión, superar nuestras tristezas pero también nuestras vergüenzas. 

Alejandra profundiza en esto: Nuestras vergüenzas, la vergüenza de esa vecina que delató al vecino por rencillas anteriores, el que guardó silencio por miedo, el que no actuó. Esta vergüenza de que en el país existan todavía detenidos desaparecidos, familias mueran sin poder enterrar a sus deudos.

La película nos permitió hablar de sentimientos que nunca habíamos hablado, algo de lo que como familia  no queríamos hablar,  Dice Gabriel Osorio creador de la Historia de un Oso. El arte es reflejo de la sociedad. El arte manifiesta nuestra memoria, memoria fragmentada, diseminada por todas partes. Mirarnos a nosotros mismos, mirar nuestra memoria para construir nuestra propia identidad.

No podemos avanzar como sociedad si no encontramos respuesta a cada uno de los casos. Necesitamos verdad, justicia y reparación, Necesitamos seguir buscando la verdad y hacernos cargo de estos procesos de búsqueda. Expresa Ilan Sandberg, abogado de derechos humanos del Ministerio del Interior, quien ha llevado adelante los casos de desaparecidos en la región de Aysén.

Todos ellos se han reunido en Coyhaique y recorrido parte de  nuestra región para conversar en   el dialogo Memoria, Cultura y Arte que convoca La Comisión Regional de Derechos Humanos de Aysén, la Seremi de Justicia y la Dirección Regional del Consejo Nacional de cultura.

Once 2 Fotografía de Magdalena Rosas
Once 2 Fotografía de Magdalena Rosas

Noel Neira es un habitante de Aysén, estuvo junto a un grupo de detenidos, encarcelado seis meses en el regimiento  de las Bandurrias  Nadie nos vino a ver. Aquí fue especialmente feroz. En una Zona fronteriza, aislada como la nuestra, la iglesia local de la época,  fue complaciente, cómplice,  diría yo. El único que nos visitó fue el Cardenal Silva Henríquez. Ahí en el regimiento vimos como Gloria Benavides venía a entretener a las tropas, como “Marcelo” el músico de Cachureos venía al regimiento a entretener a los soldados.

Creamos la comisión regional de derechos humanos como una forma de combatir el miedo. Aquí hubo una juventud que combatió con fuerza, energía, convicción” Dice Noel Neira. Ustedes deben saber que Salvador Allende fue senador por esta zona.

Hoy En Aysén dejamos de ser nosotros para ser “yo”. Esta es hoy una sociedad donde alguien que tiene una hectárea se cree latifundista. Antes era distinto. Por nuestro asilamiento nos ayudábamos entre todos, pero el once de septiembre del 73 todo cambió porque además de la persecución política, después fuimos castigados socialmente, nunca mas fue lo mismo.

El país fragmentado de las heridas abiertas, de las vergüenzas, los silencios cómplices, los dobles y triples estándares, del dinero fácil, la colusión y la muerte institucionalizada. El país del desencuentro y la desmemoria.

Durante todo el  dialogo no dejo de pensar en mi querida Ohri Donoso Lehmann, mujer, madre, artista, resiliente habitante de Aysén, hija de un comandante de la Fach, sueños de campos en una zona de Coyhaique alto, que perdieron en extrañas circunstancias. Ella  fue brutalmente torturada en el mismo regimiento del que habla Noel.

Ella  ha sido un ejemplo para  muchos de nosotros porque Nunca en todos los años de amistad le escuché ni palabras de autocompasión ni de odio.

Hoy querida Ohri, siento tu espíritu en este encuentro aunque tu cabeza ya está en un lugar  feliz donde ojalá estas cosas nunca  hubieran pasado.

Después de escribir este texto y antes de enviarla a Sitiocero, se la mandé a Noel Neira. En general me gusta hacer esto cuando involucro a alguien en mis escritos.

Once 1 Fotografía de Magdalena Rosas
Once 1 Fotografía de Magdalena Rosas

Permiso que me alargue, no puedo dejar de citarlo:

Bueno, tu comentario, me gusto lo de Ohri, yo fui su compañero de infortunio, tanto, en la comisería, regimiento y  en la cárcel de Coyhaique, cuando el suboficial, Redlich,  en la cárcel le pidió al alcaide, grillos para mi y le dice a Ohri, que se despida de su amigo, porque será fusilado, compartimos un cigarro, en silencio y nos dimos un abrazo, sus ojos húmedos fueron la muestra solidaria de decirnos adiós. Mira Magdalena, yo en alguna parte dije que Allende ,es futuro, puede que mucha gente, crea que es volver al pasado, nada que ver,  me refería a que la política debe ser como antes, con actores honestos , con principio  y renacionalizar el cobre,  que hoy nuevamente en un 70% esta en manos privadas,  nacionalizar las aguas, etc. etc. y eso deben ser los temas del futuro. ojalá la región, vuelva a ser fraterna y solidaria y no arribista como es hoy y como senador por la región que Allende, sea reconocido, en una calle, plaza, puente, etc. Pero que se le recuerde,  como un actor político importante de Aysen. un abrazo Noel

Magdalena, hoy he leído nuevamente tu crónica y el recuerdo de Ohri, me emociono,  apareció en mi memoria,  cuando  en la madrugada del sábado 15, ( nos tomaron en la tarde del viernes 14) con una violencia terrible, abandonamos la comisaría de carabineros  y personal militar nos traslado al regimiento 14 Aysén, vendados y amarrados, mi capucha alquitranada, tenia una falla y me permitía ver algo. Nos subieron, a los golpes e insultos al camión unimog, Ohri la única mujer del grupo, humillada, denigrada, soportaba con dignidad y valentía, los atropellos que sus verdugos le inferían, antes de llegar al recinto militar, nos llevaron por distintas calles y barrios de Coyhaique, mientras la población, era sometida a una balacera infernal, para inferir miedo y hacerles creer a los ciudadanos que habían enfrentamientos entre los uniformados y extremistas y así justificar después las torturas a los detenidos.      Nunca,  podré olvidar,  los hermosos ojos húmedos de mi amiga y el  abrazo  donde me demostraba,  su tierna solidaridad, cuando se despidió de mi.

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3 Comentarios sobre “Once de Septiembre en Aysén

  1. Yo soy Alejandro Puchi Acuña, discípulo de Ohri en Los pires, participando en Aysen de Nieve y Sangre: hoy en el 2018 con 62 años recuerdo a 0hri con respeto
    Y admiración. Exiliado desde 1979 en Puerto
    Rico mis saludos a sus hijas con Andrés fui compañero de curso. Mi correo
    Es mpuchiconsulting@gmail.com

  2. Muy querida Valeria, muchas gracias por tu comentario, nuestra solidaridad y cariño en este triste momento en que nuestra querida Ohri ha dejado el mundo. Ella compañera de caminos, luchas, sueños, ella tu querida abuela, me enseñó la generosidad, el amor y especialmente la serenidad. Nos hará falta.

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