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Amad@s amig@s

Amables silencios  mirando el fuego en torno de una fogata, largas tardes tirados sobre unos sillones entre la risa y el sueño, consumir la noche jugando algún apasionado juego de mesa, caminatas por calles casuales y oportunas con alguna interrupción en un café o un bar, cocinar y disfrutar los inventos, hallazgos y recetas de la comida que queremos compartir… crear, soñar, sentir, divagar, recordar.  Tiempo “perdido” y gestos sin plan tejen la trama esencial de la amistad.

A veces sobre ese tejido amoroso se despliega la danza de las ideas. El poder de las palabras surge en los silencios, en las emociones, en la confianza y en los latidos compartidos. El estar y la memoria son más ambientales que lingüísticos; las atmósferas se instalan más que los conceptos. Hay conversaciones que palpitan en el alma por años y aun cuando hayan girado nuestro destino no recordamos la literalidad de esas palabras pero sí la ternura del atardecer o la nostalgia de las miradas.

Los encuentros y conversaciones entre amig@s son espacios nutritivos. Esa sensación de plenitud surge de crear el mundo junto a otr@s, de verse a través de la mirada de un otr@ amoroso y amable, es un fluir placentero en la confianza de los ritos compartidos, una ampliación del universo en que el yo se diluye en un nosotr@s que es mucho más que dos. Cuando l@s amig@s se encuentran toda la humanidad se alegra, la amistad es la comunión voluntaria con los otr@s.

Existe un amplio consenso en que la palabra amigo proviene del latín amicus, derivado de amar. Pero a mí me gusta complementarla con la versión de ciertos rebeldes lúdicos que afirman que amigo proviene del griego y está compuesto por a(sin), mi(mi) y ego(yo), es decir sin-mi-yo. Poética alusión al efecto estimulante de la disolución del individualismo y de la emergencia del nosotros que provoca la amistad.

La amistad crece, se despliega y madura con el tiempo. Es un cultivo que requiere limpiar y renovar la tierra, remover las malezas, regar constantemente, cuidar y proteger los brotes y los botones para que lleguen las flores y los frutos. El motor de tan perseverante trabajo es el placer de compartir, de estar juntos. Involuntariamente desafía los parámetros de la productividad y la eficiencia; mientras más tiempo recuperado al sistema y las transacciones, mientras más tiempo “perdido” y creativo, más crece la amistad.

Amistad ciudadana

Puede parecer ingenuo proyectar las cualidades de la amistad a las grandes multitudes anónimas urbanas o a aquellas algo más personalizadas de las redes sociales, pero sin recuperar la amistad ciudadana es difícil imaginarnos felices y avanzando en las soluciones a los desafíos complejos y abstractos que enfrentan las sociedades actuales.

Entre amig@s, los códigos del amor y de la fidelidad fluyen con armonía, mientras que palabras como “derecho” o “juicio” generan ruido y traban la conversación. Frente a los “errores” del prójimo, antes que la condena surgen la comprensión, la compañía y el apoyo para ayudar a corregir y mejorar la situación. Siempre, el otro o la otra son en parte yo.

Una comunidad con amistad es un mundo donde la confianza es el sostén fundamental de una convivencia amable y la desconfianza, un accidente del que hay que hacerse cargo antes que contamine por completo la vida común. La despersonalización, el abuso y el maltrato son el oscuro telón de fondo que resulta de la falta de amor, de la ausencia de un nosotros.

Hace cerca de 24 siglos Aristóteles le dedicó a la amistad dos de diez capítulos en la Ética a Nicómaco, considerado el primer tratado occidental sobre ética. Hoy la amistad sigue siendo un hábito fundamental para la felicidad y la convivencia, aunque sea difícil percibirlo bajo el estruendo del evento comercial y el consumo de toneladas de azúcar, pétalos y peluches del 14 de febrero.

L@s amig@s que nutren y expanden mi alma son mi felicidad todos los días. Agradecido amig@s mí@s.

 

Creemos comunidad: en Twitter @mautolosa y en Facebook

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Alguien comentó sobre “Amistad y Felicidad

  1. Hay conversaciones que palpitan en el alma por años, qué linda verdad. Qué bueno poner en perspectiva el valor del respeto, la comprensión. ¡Gracias a ti!

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