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Tortel, es un pequeño pueblo construido sobre la roca, al final de la carretera austral,  en  la desembocadura del Río Baker. Su único acceso por tierra,  es la carretera abierta hace cerca de diez años. Antes,  solo era posible acceder en buque desde el Pacífico,  en bote por el Rio Baker en un largo, maravilloso viaje entre campos y montañas, o en avioneta desde Coyhaique o Cochrane.

Tortel es un pueblo de no más de quinientos habitantes,  donde todavía las personas se saludan al pasar,  puedes ver a alguien carneando [1] un cordero en un jardín al lado de la pasarela, un lugar  mágico donde más de un artista se ha inspirado para dejar plasmado su mensaje con destreza: Carola Bloj y sus esculturas habitando la intemperie de las pasarelas, Camille Fruzier estampa en su fotografía el testimonio de una realidad que se va, Peter Hartmann hace un registro fotográfico de mas de treinta años. Leonor Varela viene a hacer un comercial, Patagonia visual cuenta una historia de amor  y dictadura, hasta el príncipe William  de Inglaterra pasea, trabaja y vive sus aventuras adolescentes en ese paraíso lejano. Música de los Difuntos Correa inspirados en Tortel, literatura sobe la historia y el mito de la Isla de los Muertos.

Como en casi toda la Patagonia Chilena y Argentina, las grandes estancias de principios de 1900 habitaron este territorio dejando huellas de progreso y explotación de la naturaleza y de las personas.

Tortel no es la excepción.  Aquí  la Compañía exploradora del Baker  creada “para explotar el permiso de ocupación otorgado al ciudadano puntarenense Juan Bautista Contardi por Decreto Nª 658 de 19 de mayo de 1903” [2], fue responsable de una tragedia silenciada por más de cien años y que se convirtió en mito.

Tortel 2 Fotografía de Magdalena Rosas
Tortel 2 Fotografía de Magdalena Rosas

Muy cercano a la Caleta Tortel, se encuentra la  Isla de los Muertos. Un antiguo cementerio con muchas tumbas y un solo nombre escrito y repasado con bella caligrafía: Melchor Navarro 1906.  Este nombre ha permitido a Mauricio Osorio Pefaur, investigador  de lo ocurrido en bajo Pisagua en 1906, confirmar la lista de fallecidos de esta tragedia obrera .

Lo que los periódicos de Santiago de Chile silenciaron, lo revelaron los periódicos locales. Son ellos los que permitieron revelar esta verdad silenciada por mas de cien años, la negligencia de una empresa que desató la muerte y desaparición de casi sesenta trabajadores en bajo  Pisagua.

Hoy estos desaparecidos tienen nombre , tienen cara, tienen familia. “ Era mi abuelo, lo buscamos en Punta Arenas, nadie sabía nada de el, al fin ahora sabemos, mi madre murió sin saber lo que había ocurrido con su padre.” Comenta el nieto de un joven trabajador que a principios de 1900, buscando condiciones para su familia y confiando en una empresa que lo contrata,  sube a un buque para no volver jamás y quedar perdido en la rivera del río más caudaloso de Chile.

Mauricio Osorio Pefaur, Antropólogo social ha sacado de la sombra una historia que parecía que nunca se develaría. Años atrás Francisco Mena arqueólogo había excavado una de las tumbas. Encontró una urna de ciprés y dentro solamente un botón de nácar. “Es de pantalón de hombre” le comentó un carabinero que sabía mucho de botones antiguos. Francisco volvió a enterrar la urna y cerrar la tumba con el respeto que merecen los muertos.

Tortel 3 Fotografía de Magdalena Rosas
Tortel 3 Fotografía de Magdalena Rosas

Anoche, sábado 4 de junio,  los Inti Illimani invitados por la Municipalidad de Tortel hicieron un reconocimiento  a los trabajadores abandonados y muertos de Bajo Pisagua. Jorge Coulon leyó un poema a Melchor Navarro, Mauricio Osorio autor del libro y revelador de los hechos ocurridos en Bajo Pisagua en 1906,  nos fue transmitiendo  por las redes sociales la emoción  del encuentro.

Un significativo encuentro que transforma  para siempre el mito en historia.

Quedan muchas preguntas que contestar, pero hoy al menos sabemos que ellos fueron abandonados a su suerte sin que el Estado hiciera nada porque como dice Mauricio en su libro, consideraron  a principios de 1900. que era  un problema “entre privados”.

[1] Carnear: matar y faenar un animal.

[2] La Tragedia obrera de Bajo Pisagua. Rio Baker, 1906. Mauricio Osorio P, Editorial Ñire Negro, Coyhaique.

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2 Comentarios sobre “Con Memoria, recuperamos la dignidad

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