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La relación entre el recientemente fallecido dramaturgo chileno Juan Radrigán y la artista Michele Millner (actriz, cantante, directora, pedagoga) se inició hace tres décadas. Estaba comenzando su carrera de actriz, cuando decidió montar en Suiza Isabel desterrada en Isabel  texto que había conocido en castellano. Luego tradujo al inglés El loco y la triste y a comienzos de este año se encontraron para acordar el montaje de Amores de Cantina en Ginebra, en una producción del Théâtre Spirale del cual Millner es cofundadora.

Poco tiempo después de regresar a Suiza, Michele supo que Juan estaba enfermo. Y justo cuando la compañía comenzaba a ensayar la obra, el dramaturgo murió (el 16 de octubre). A pesar de la tristeza, el elenco formado por actores y músicos de distintas edades y orígenes siguió adelante. Y desde el 22 de noviembre están presentando con gran acogida del público la obra que Radrigán escribió en 2009.

escenamusicos

La lengua de todos

Antes de comenzar los ensayos, el equipo pensó presentar el montaje en español con subtítulos en francés. Finalmente, se integraron francés, español y una mezcla de ambos que llamaron frañol alternando ambos idiomas entre cada verso, y entretejiendo ambos para mantener las rimas de acuerdo al texto original. Todo eso también reafirmado con la música , que juega un rol fundamental subrayando textos o dialogando con ellos . “Es el lenguaje de los sin lengua, los exiliados, los inmigrantes, los apátricas”, al decir de Michele Millner, la directora nacida en Chile que creó Théâtre Spirale junto a Patrick Mohr en 1990.

¿Qué salió de allí?

Las emociones varían según el público. Mia Mohr, actriz de la obra, cuenta que las reacciones han sido muy positivas y que la obra es percibida de distinta manera de acuerdo a la capacidad de entender el texto.

̶̶ Tenemos por una parte a un público latino y españoles que viven en Ginebra desde hace algunos años que entienden todo y se ríen por el placer que producen las acrobacias que hemos debido hacer con el texto; otras personas han tenido relación con América Latina , ya sea a través de viajes, de la literatura o de movimientos de solidaridad- y han dicho que vuelven a sentir olores, texturas, humor de allá Y hay otros que no hablan nada de castellano, pero que han abierto los sentidos hacia la omnipresencia de la poesía -.

Urs Stauffer,  bailarín y docente suizo escribió sobre su experiencia:

“Estoy profundamente conmovido por el resultado que he visto en el teatro La Parfumerie, por la experiencia vivida. Una experiencia que nos recuerda el amor, NUESTRO amor, pasión, ternura, violencia… y la nostalgia de una humanidad perdida en la noche de los tiempos, pero en el fondo tan cerca. Me produjo escalofríos en todo el cuerpo; me me hizo llorar desde el principio, porque va directo al corazón. Un regalo en el paisaje de los espectáculos de artes escénicas, nos lleva de manera vívida- sí, se puede decir así- por el teatro, la música en vivo, el canto y el movimiento”.

Al leer este testimonio recordé los años en que Juan Radrigán se montaba en teatros periféricos, bajo dictadura, en esa emoción que nos producía escuchar parlamentos que hablaban sobre lo que no se podía decir, sin decirlo expresamente. La metáfora, el humor, la muerte siempre tan presente en sus textos.

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La última vez que lo ví fue para recoger su permiso formal a Millner para hacer el montaje. Era una mañana fría y caminamos hasta un café al frente de La Moneda para conversar tranquilos. Venía del médico, todavía no se sabía de su cáncer, y estaba muy contento ante la perspectiva de que sus textos volaran tan lejos para ser representados en otro idioma. Como siempre hizo bromas: ¿Entenderán algo estos gringos? dijo más o menos. Han entendido, queda claro. Ese público sensible, como Urs Stauffer y también los actores europeos y músicos que forman parte del elenco, como Mia Mohr, Cyprien Rausis, Florent Bresson, Jeanne Pasquier; Yves Cerf, Mael Godinat …

Radrigán no lo supo, apenas alcanzó a ver las fotos de los ensayos. Pero su espíritu ha acompañado a la veintena de personas que forman el elenco (entre actores, músicos y coro)  y de seguro se quedará tanto entre los actores como en los espectadores.

Fotos archivos de  Riccardo Willig, Théâtre Spirale

 

 

 

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