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La Gestión es en términos simples, la movilización organizada de elementos en función de un propósito.

¿Todos hacemos gestión?

Si, en la medida en que somos conscientes del proceso de toma de decisiones y lo podemos replicar y mejorar en el transcurso de nuestras vidas. En este sentido la gestión es una herramienta que permite ser efectivo, eficiente y eficaz en el logro de ciertos propósitos.

No es más que una herramienta y como tal, puede ser utilizada de buena o mala forma, es decir, hacemos buena o mala gestión, aún consiguiendo ciertos propósitos.  Depende de la intencionalidad.

Hoy vemos que hay problemas de gestión en casi todos lados. ¿Nadie hace buena gestión?

Si y no.

En general, los tomadores de decisiones hacen gestión en función de los elementos que tienen a mano. Se puede decir que hacen buena gestión en un contexto precario tanto de paradigmas como de recursos y competencias.

Por ejemplo, es muy utilizada la expresión “pongamos al cliente en la mesa”. Es es una visión particularmente reduccionista de una persona, porque se focaliza sólo en su dimensión recolectora. En ella, el ser humano es un comprador y nada más que eso. En esta perspectiva la gestión se preocupa de todos los elementos que lo hacen ejecutar la compra. La gestión se reduce al proceso de transacción: tu me entregas un objeto[1] y yo te entrego dinero.

El problema de la gestión surge desde el momento que reduce al ser humano a una mínima expresión. Eso es un tema de paradigma.

¿Paradigma?

Si, hasta ahora la gestión ha conceptualizado la incorporación de propuestas de valor dentro del paradigma del humano recolector.

¿El Ser Humano deja de ser recolector?

No, el ser humano también es recolector. La gestión está en procesos de cambio que consisten en la incorporación de más dimensiones al concepto “cliente”. Hasta ahora ha considerado al concepto “cliente” como algo real, sin embargo no lo es.  Lo real es el ser humano, por lo tanto está en la tendencia de ampliar las dimensiones de este “cliente” acercando su modelamiento al ser humano.

¿Cuáles dimensiones debe incorporar?

Por lo menos, lo que llamamos identidad.

La incorporación de la identidad como dimensión relevante trae un desafío: poner al ser humano en la mesa.

Esto significa observar el fenómeno comercial desde un punto de vista muy diferente.

Hasta ahora la gestión ha funcionado en torno al paradigma del “ser humano como recolector”, es decir, entiende al cliente como una creatura que recorre los supermercados y las tiendas, en una forma muy parecida a como lo hacía en la prehistoria.

En el nuevo paradigma, no es el ser humano el que se mueve, sino, los objetos.

¿En vez del ser humano se mueven los objetos?

Si, por ejemplo, observemos todos los televisores que hemos tenido, los radio receptores, los lugares donde hemos almorzado, los conceptos que hemos manejado. Veremos un universo de objetos siempre en movimiento. Es un flujo o rio de objetos que ha sido la cáscara de nuestra identidad.

Cuando una empresa innova en un objeto que es una propuesta de valor para alguien, es porque se ha integrado  a ese flujo o rio cultural de un segmento de personas.

En consecuencia Identiting es la forma en que un tomador de decisiones se conecta a ese flujo o rio cultural y ofrece propuestas de valor. Se puede decir que Jobs ha hecho eso.

El Identiting re-integra la gestión con un ser humano que es más consciente. La tendencia del “consumidor_ciudadano” o «consumidano»,  se refiere a quien asume un rol de mayor complejidad en el contexto social. Este es capaz de participar en la vida pública abrazando valores como la ecología, la solidaridad, la tolerancia, la equidad y la justicia social.

¿Todos hacemos Identiting?

Si, en la medida en que somos conscientes del fenómeno humano, su identidad y devenir cultural y podemos participar en su deriva desde una perspectiva social, cultural o económica.

Siempre hemos sido seres multidimensionales. La multidimensionalidad existía desde antes que se formulara la mecánica cuántica como “la física de la multidimensionalidad”. Siempre hemos hecho Identiting, pero la gestión no lo ha incorporado a sus ecuaciones de complejidad.

Por ejemplo, la gestión hace Identiting cuando:

a)      Posiciona una organización en función de la identidad de sus stakeholders.

b)      Innova en productos, servicios y experiencias mediante innovación de significado.

c)       Forma profesionales conscientes de los rituales humanos de su contexto laboral.

Identiting integra muchos instrumentos cuya lógica obedece a la fenomenología de la identidad. Por ejemplo las 3C de la Comunicología (cabeza, corazón y cuerpo) es un modelamiento del ser humano para efectos de la gestión de organizaciones y procesos de innovación. Es una reducción, pero está más próxima al ser humano. Los guiones vivenciales o rituales humanos, desde la dramaturgia constituyen otro instrumento de modelamiento en el contexto de la innovación de productos, servicios y experiencias…

En fin… Identiting es hacer gestión en un mundo más real:

“…Lo que le importa a mi Marco Polo es descubrir las razones secretas que han llevado a los hombres a vivir en las ciudades, razones que puedan valer más allá de todas las crisis. Las ciudades son un conjunto de muchas cosas: memorias, deseos, signos de un lenguaje; son lugares de trueque, como explican todos los libros de historia de la economía, pero estos trueques no lo son sólo de mercancías, son también trueques de palabras, de deseos, de recuerdos.

Ítalo Calvino “Ciudades Invisibles”



[1] El término objeto se refiere al conjunto de elementos que el ser humano acarrea en su vida. Pueden ser intangibles como conceptos o físicos como un televisor.

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