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No hace mucho tiempo, y tal vez hasta ahora para algunos, levantar la mano y decir con honestidad “yo no hablo guaraní” era sinónimo de superioridad, cultura y no sufrir el sesgo de ser inferior y hasta ignorante. No lo digo por la lectura de libros, sino de mi propia experiencia. En 1980, me había trasladado a una colonia en el interior de Concepción para estudiar el 3er grado de la entonces primaria. Al hacer la búsqueda de nuevos amigos, en las inmediaciones de la casa de mi tía, con mi hermano, localizamos a unas posibles amistades. La madre, quedó feliz por que sus hijas tendrían amigos, más aun, sobrinos de mi cultura tía Antonia, sin embargo, la amistad tenía una condición: “no le hablen guaraní a mis hijas, porque ella recién llegan de Asunción”. Hoy probablemente lo que no hablen, buscarán justificar con que en la casa no se habla o porque no se dio la oportunidad, o el más común, “entiendo todo, pero no hablo”. El ex presidente y periodista argentino Bartolomé Mitre, fue uno de los tantos que acusó al guaraní de ser culpable de la ignorancia y el atraso de los paraguayos. Pero la práctica de desprestigiar al guaraní, ya venía de larga data, incluso en la era independiente, Gaspar Rodríguez de Francia y Carlos Antonio López, también dieron sus aportes en la búsqueda de la eliminación. “Mientras los paraguayos hablasen el idioma salvaje, el Paraguay nunca podrá ser anexo a la Argentina”, decía el entonces presidente argentino en la post guerra de la Triple Alianza. En esa época apareció el término “guarango” que se refería a una persona muy ignorante o garañón, calificativos de los más bajos, viles y salvajes, según una publicación de la Secretaría de Políticas Lingüísticas. Mitre, uno de los responsables de la devastación del Paraguay, es, sin embargo, visto como un héroe en su país y su nombre está en las placas de cientos de calles, avenidas, plazas y escuelas de cualquier ciudad argentina. Hoy, 140 años después de esa contienda que arrasó con nuestro país, dejándolo casi sin habitantes, aún existe una minoría que cree que el guaraní es un idioma de ignorantes o de “inferiores. Recordemos que el “yo no hablo guaraní”, representó durante años una carta de presentación que hacía referencia a un status superior. Entonces, por qué persiste este idioma y se fortalece con el tiempo?. Es que el guaraní es un idioma de resistencia, que perdura pese a los intentos de eliminación que sufrió durante más de 500 años. Está en el ADN del paraguayo y permea todos los tiempos, sesgos y maltratos. Hoy nos permite mantener las tradiciones. Los paraguayos pensamos en guaraní. La publicidad descubrió en los años 90 que un “Ha upeí”, o un “ñane mba’etete” venden más como slogan o jingle que un “y después” o “un auténticamente nuestra”, invitando a la antropología a que investigue y descubra que el guaraní está en nuestra sangre. Pero los azotes al guaraní forman parte de todas las épocas del Paraguay. En la gloriosa era de Don Carlos Antonio López, en el afán de volver “culto al Paraguay, se prohibió a los habitantes hablar el guaraní en los lugares públicos y escuelas, y aquellos que eran descubiertos “in fraganti” recibían tremendos golpes en la plaza pública, y si se trataban de funcionarios públicos, podían perder el empleo. En el diario “El país” del 4 de marzo de 1939, se lee: “El Paraguay tiene un gran enemigo de su progreso, el idioma guaraní… el que hablan ciertas clases sociales inferiores como el indio primitivo y se inculca a quienes se preocupan del progreso de nuestro país. A estudiar los medios de hacer una guerra sin cuartel a este idioma al parecer inofensivo, pero en realidad es el enemigo más poderoso de nuestra cultura”. Entendemos que en la gran guerra que devastó nuestro país entre 1864 a 1870 tuvo su apogeo como instrumento de guerra, sea en forma oral o con las publicaciones de esa época con Cabichu’i y otros medios. La pregunta es, se entendía lo que se leía, siendo una lengua ágrafa. Con la Constitución de 1992 el guaraní se convirtió en idioma oficial y ganó la aceptación de la sociedad. Pero no desaparece el sesgo de aquellos que creen que hablar guaraní definitivamente nos hace ser menos que los otros. En la tesis de grado de la Antropóloga Gabriela Zuccolillo denominado “Lengua y nación: el rol de las élites morales en la oficialización del guaraní (Paraguay 1992) , que se publica en el Volumen XXXVII Nro. 2 del Suplemento Antropológico de la Universidad Católica del año 2002, aparecen otras apreciaciones. Para Zuccolillo, un aspecto que es importante tener en cuenta que en “esa Constitución de 1992 hay un solo campesino que habla en guaraní, un Constituyente, y él deja claramente dicho, lo dice explícitamente el hecho de que el guaraní esa lengua oficial fue una promesa de todos los políticos, es decir, queda claro que el guaraní parlante es quien llevo adelante esta propuesta, esta moción e inserto el guaraní sino que es una elite que le da lugar; le da lugar a esa población que antes según el imaginario durante la dictadura estuvo excluida y de ahí se hace como un traspaso a que la ley de la lengua guaraní estaba prohibida”. Hoy por hoy, vemos con orgullo que canales como Paraguay TV, cuentan con programas íntegramente en guaraní como Marandú (Noticias), o el ya popular Kay’uhape (Mateando), pionero en el rubro en la televisora SNT. Pero también, no podemos dejar de mencionar que el espacio en la cultura o comentarios favorables no es común en todos los canales. En la mayoría de los medios, el guaraní solamente es utilizado para los casos policiales, para hablar con un reo, maltratador o delincuentes, es decir, sigue siendo marginal y marginado. “No entendí nada, pero entendí todo”, me decía la Dra. Olga Castaño, palabra mayor en investigación sobre televisión y directora de la Autoridad Nacional de Televisión de Colombia, al ver el programa Tembi’u Rape de la TV estatal paraguaya. A propósito, tanto Castaño como el Dr. Gabriel Levy, Director del la ANTV, cada tanto apelan a la experiencia paraguaya en materia del uso del guaraní en medios paraguayos, para el desarrollo de la Lengua Raizal en las diferentes regiones de Colombia. La presencia del guaraní en la televisión hizo que ingresara el idioma a miles de hogares y se integrara en la vida cotidiana de la gente, sin distinción de clases sociales. “El medio es el mensaje” sostenía el lingüista Marshal McLuhan, al respecto en los años 70. Y una prueba del poder de la televisión fue una investigación del Registro Civil publicada en abril de este año; los nombres Onur y Sherazade, personajes de una telenovela turca emitida en un canal de TV, fueron los preferidos para los recién nacidos en varias localidades del Paraguay. El largometraje nacional “7 Cajas” fue otro éxito a nivel local e internacional que desde el 2012 se ganó la aprobación de la gente que se sintió identificada, al ver su cultura reflejada en la pantalla gigante y extensas escenas habladas solo en guaraní. De manera que en la medida en que existan programas, noticieros o espacios, más gente hablará el guaraní porque son los medios los que enseñan e instalan. Y hoy, con más noticieros, más programas o películas en guaraní, más espacios, podemos ratificar que Francia, López y Mitre, fracasaron en su plan de borrar el guaraní y de convertir a Paraguay en provincia Argentina. Si el guaraní goza de buena salud, no pasa por la misma situación el Guaná, que según comentó la Ministra de Políticas Lingüísticas Ladislaa Alcaráz para este material, en la comunidad Río Apa no alcanzan 100 personas, distribuida en 32 familias, de las cuales solo 4 abuelas o ancianas hablan la lengua guaná que es la única comunicada identificada como Guanábana.

 

¡Pero como han cambiado los tiempos! Mbaéicha oyeré la tortilla, diríamos jopará. Tanto han cambiado que el guaraní ha pasado a ser el diamante del anillo. El deseo mayoritario es poder hablarlo fluidamente. Es así que desde la Argentina han pedido a gritos ver la televisión paraguaya como un principio de identidad. Fue así que se concretó, a finales de octubre, una alianza que permite la difusión de Paraguay TVHD en toda la hermana República Argentina. El suceso marcó un hito en la historia del bilingûismo y a la fecha los compatriotas de todas las regiones del país hermano pueden asistir a la programación en un canal de aire, como si fuera que están en su país. Desde entonces somos todos una Gran Nación Guaraní que ha sabido adaptarse para ser cada día mas fuerte. El poder del idioma llega a confines del Continente y próximamente se verá en Brasil y en otros país de habla Tupí o Guaraní. De esta forma el dulce idioma pasará a ser el mejor canal de comunicación que irá mas allá de las fronteras para convertirnos en los hermanos de esta hermosa tierra que nos cobija a todos como si fuera nuestra propia madre. No dejemos que se extingan las lenguas, el guaraní vive por ser un idioma de resistencia y está en cada uno de nosotros, mantenerla viva. Ponencia en la I Jornada de Estudiantes de Antropología Social “Democracia, participación y resistencias” Asunción, 11 de noviembre de 2017 Bibliografía: -Historiografía del guaraní. Material de la Secretaría Nacional de Políticas Linguísticas, SPL. 2016. -Suplemento Antropológico de la Universidad Católica. Revista del Centro de Estudios Antropológicos. Vol. XXXVII Nro. 2 – Diciembre de 2002.

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