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Este 3 de enero de 2017, la machi Francisca Linconao (60 años, diabética, 43 kilos al iniciar su protesta) cumplió 12 días en huelga de hambre.

Su demanda: esperar en su comunidad el  juicio a que será sometida, tras ser condenada por cuarta vez el 22 de diciembre a prisión preventiva, acusada de participar en el incendio de la casa y asesinato de un matrimonio de agricultores  de su región, en 2013. Cabe señalar que en octubre de 2015, fue involucrada en el mismo delito y absuelta, tras lo cual  Linconao demandó al fisco por daño moral y lucro cesante. Y se condenó al Estado  a indemnizarla con 30 millones de pesos chilenos (US$ 44.400).

Y en referencia al juicio que aún no comienza, el principal testigo de la Fiscalía, Juan Peralino Huinca, confesó en marzo de 2016  que inculpó a la machi y otros diez comuneros presionado por la Policía de Investigaciones de Chile.

La defensa de los “menokos”

El 2008, la machi se hizo conocida en tribunales y terminó de ganarse la malquerencia de la industria maderera, con la cual solía confrontarse para evitar la tala de bosques nativos y su reemplazo por pinos. Ese año denunció en tribunales a la Sociedad Palermo Limitada, por la corta de árboles y arbustos nativos en un fundo  colindante con su comunidad. Argumentó que los árboles se situaban en un perímetro cercano  a tres manantiales, origen  de los “menokos” (humedales) en los cuales habitan fuerzas que en su cultura son  sagradas. Reclamó también que,  producto de esa tala, se perderían plantas y frutos vitales para la preparación de sus medicinas. En su segunda carta a la presidenta Bachelet, Linconao explica así su rol de machi: “(…) yo no elegí ser Machi, sino que es una función que llegó a mí y debí asumir, es un trabajo al servicio de los demás con la finalidad de devolver la salud física, espiritual y guiar en el proceso de ser persona en el mundo mapuche”.

El mismo año la presidenta Michelle Bachelet, en su primer gobierno, ratificó el Convenio 169 de la OIT, que obliga al Estado a  respetar el valor que  las culturas ancestrales atribuyen  a determinados territorios. Amparándose en él, la machi ganó su causa. Estableció así un precedente legal que, hasta hoy, limita la expansión de la gran industria maderera. Esta industria controla la región de la Araucanía y afecta la agricultura de las comunidades territoriales mapuches. Al plantar vastas extensiones de pinos, árboles con alto consumo de agua,  la industria productora de madera y sus derivados provocó  sequía en la región, afectando las napas subterráneas y el cauce de los ríos, según señalan los comuneros que, hace décadas, intentan que el Estado escuche sus demandas.

Ilustración de Federica Matta para Francisca Linconao
Ilustración de Federica Matta para Francisca Linconao

Estrategia Win-Win
Este 3 de enero, al iniciarse el año laboral en Chile, el diputado Gabriel Boric declaró en El Mostrador, respecto al conflicto que subyace a esta historia:
“La pelea por los territorios afecta a los territorios de Matte y Angelini (…) en la práctica, para darle una solución, hay que afectar los intereses de las familias más poderosas de Chile. Los intereses de estas familias, al tocarlos, afectan las relaciones que tienen con el vínculo político”.

Fuentes de la región comentan que, tras el inusitado rigor del poder judicial al definir la situación procesal de la machi, sometida a la Ley Antiterrorista establecida bajo la dictadura de Augusto Pinochet, subyace un conjunto de intereses que podrían decantar en la siguiente lectura de la situación:

-“Si la machi muere, estallará la violencia que servirá de excusa para terminar de militarizar la Araucanía, con lo cual sus dueños sentirán a buen resguardo sus inversiones.  Y si la machi desiste, le habrán bajado el moño a los mapuche”.

Cualquiera de las opciones incidirá electoralmente y, como ocurrirá bajo el gobierno de Bachelet, ningún candidato  cercano a ella y/o sus propuestas reformistas, se beneficiará  en la región durante  las  presidenciales y parlamentarias de noviembre. Usando un anglicismo marketero,  nuestra fuente denominó “Estrategia win-win” la crítica situación que tensiona la IX Región.

El gobierno, empeñado en marcar su  respeto por la independencia del poder judicial, recién este 3 de enero  reacciona a través del intendente de Cautín, quien llamó a Linconao a “deponer su acción de fuerza” y a la comunidad mapuche a entender que: “Este es un tema que está radicado en los tribunales de justicia”.

Reacción tardía e insuficiente para revertir una situación, respecto a la cual, atendiendo el estado de salud de Francisca Linconao Huircapan, el 31 de diciembre recién pasado,  el departamento de Derechos Humanos del Colegio Médico, a través del doctor Enrique Morales, advirtió:
-“Es importante que las autoridades comprendan que en el caso de la Machi Francisca Linconao no hay tiempo, ni siquiera una semana, para tomar las decisiones que deben ser tomadas por las autoridades”.

Las reivindicaciones de la machi y su pueblo se multiplican en la redes y los clamores por su vida dentro y fuera de Chile. Sus tres cartas sin respuesta a la presidenta Michelle Bachelet, de quien se declara partidaria, exponen las convicciones profundas que la obligan a perseverar en su conducta  actual.

Tal vez si la presidenta las hubiera leído, comprendería que esta huelga de hambre es una última muestra de que la machi no renunciará a su dignidad. Tal vez si la presidenta las hubiera respondido, Francisca Linconao no se estaría jugando la vida por un poco de respeto.

Tal vez estos días tan tristes sean semillas, que la machi dejará sembradas,  sea cual sea el desenlace de su protesta.


 

Acompaña esta nota,  una ilustración enviada por Federica Matta desde Europa y creada para apoyar el valor de una mujer que exige sus derechos y defiende su cultura.

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Alguien comentó sobre “Francisca Linconao: herencia de árboles y semillas.

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