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Junto con el aparente rebrote de los nacionalismos en algunas elecciones y plebiscitos en distintos lugares del mundo, se va haciendo necesario decidir si corresponde darle el calificativo de ideología a los nuevos movimientos que han venido surgiendo, a medida que los partidos políticos no son capaces de encauzar los cambios en la sociedad, asumiendo al mismo tiempo que nadie tiene la autoridad para aprobar o rechazar esa calidad.

Hay que distinguir entre la organización que se da la sociedad para demandar soluciones a problemas específicos, y eventualmente transitorios, del florecimiento de un conjunto de ideas que apuntan a dar una forma de ordenamiento distinta a la sociedad, como ocurre por ejemplo con el animalismo, el feminismo, el regionalismo o el indigenismo, entre otras corrientes de pensamiento.

Es claro que ninguna de estas corrientes hubiera aparecido si los partidos, que tienen la responsabilidad de encauzar las necesidades de los ciudadanos, conectarlas con el poder y proporcionar respuestas, hubieran sabido hacer su trabajo.   La verdad es que los partidos parecen ocupar tanto tiempo en sus disputas de poder que tienen poco espacio para la reflexión y darse cuenta de los movimientos que se están incubando dentro de la ciudadanía, hasta que salen a la luz y no entienden lo que ha sucedido bajo sus propias narices.   Peor aún es la tendencia a descalificarlos como expresiones de esnobismo.

Es evidente que una corriente filosófica como el animalismo, por dar un ejemplo, que aspira a que se asegure un trato digno a ciertos tipos de animales, no tiene respuesta para los problemas de vivienda ni la educación, pero desde el momento que contiene dentro de su movimiento a personas que consideran que el bienestar de los animales está sobre la gente -sea eso válido o no- tenemos con seguridad una posición que define la forma de pensar la sociedad y la manera en la que esta debe organizarse.

Es preciso tener en cuenta que el pensamiento evoluciona, y que más allá de las modas temporales, las principales ideologías en torno a las cuales se ha ido desarrollando la humanidad -capitalismo, marxismo, liberalismo, socialismo democrático, además de ciertas religiones- van dejando de tener sentido si no tienen la capacidad de adecuarse a los cambios sociales.   Ya la sociedad no corresponde a la de la revolución industrial, las fronteras han cambiado, las personas pueden comunicarse casi con cualquier lugar del planeta en forma inmediata y gratuita y la globalización es un hecho.

Las corrientes que estamos presenciando pueden fortalecerse o perder energía, pero son síntoma indiscutible de la urgente necesidad de los partidos políticos por actualizarse.

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Alguien comentó sobre “Las nuevas ideologías

  1. ¿Crees que hay cabida a una nueva ideología que englobe la realidad de las necesidades de los ciudadnos en el siglo XXI y adapte a estas sus leyes y modelos económicos? ¿Cuáles crees que serían las bases de esta nueva ideología?
    Muchas gracias.

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