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Son diferentes y seguir reproduciendo ese imaginario invisibiliza los avances, empobrece los diagnósticos y contribuye a seguir estigmatizando a su gente. Pero no le echemos la culpa solo los medios de comunicación, no son los únicos que focalizan su mirada en la violencia de las balas o en la droga como camino.

La encuesta de victimización e inseguridad en La Legua realizada por Paz Ciudadana, Municipalidad de San Joaquín y Universidad Alberto Hurtado, mostró algunas de sus particularidades. Solo el 18,2% de los hogares afirma que algún miembro fue víctima de delito, porcentaje mucho más bajo que el de varias comunas de Santiago y del 33% promedio que arrojó el estudio en 41 comunas el 2010. Si uno sigue explorando se encuentra con que las dos afirmaciones que logran más adhesión entre los Leguinos son: “hay respeto entre los vecinos” 40,5% y “se actúa con solidaridad y colaboración entre los vecinos” 37,1%.

Parte de ese presente rico en lazos viene de una historia compartida y es el que busca posibilidades para salir de la pobreza. Esa pobreza que sabemos no es solo material, sino sobretodo de exclusión social. Con todas las limitaciones que tiene, la educación es una posibilidad a la que apuestan. Así lo demuestra que pese a que el 76.3 %  de las familias se encuentran en el Quintil 1 de vulnerabilidad,  el 93.5% de los jóvenes entre 15 y 17 años están estudiando[1].

Las balaceras y el narcotráfico son sólo síntomas. Expresiones de problemas mucho mayores. Por lo tanto, poner la atención ahí es no ver el todo. Hay quien dice que la justicia de los actos está en los procesos. Esto es difícil de conciliar para la política de un gobierno de turno que necesita acciones medibles en el corto plazo. Pero es esta mirada de proceso un imprescindible para una política de Estado que es la que necesitamos.

Ahí, aquí y más adelante debe ser con y para las personas las decisiones que se tomen. La verticalidad en las intervenciones tiene garantizado el fracaso. Todos los actores deben trabajar juntos. También es necesario coordinación de visiones integrales. Por ejemplo, no se puede pensar en hacer una calle sin pensar en las necesidades de la gente que será expropiada. Hoy que la gran mayoría de los niños y niñas de La Legua asiste regularmente al colegio es clave preguntarse ¿luego qué? Cuando salgan de la cárcel los padres y madres de muchos de los niños y niñas de La Legua ¿qué van hacer? Rehabilitación y habilitación laboral deben pensarse como parte de una intervención integral.

Nadie va a poder resolver “los problemas de La Legua” con unas cuantas acciones. Sin embargo, las acciones que se tomen son claves en el devenir de esta comunidad y para los aprendizajes que tengamos como país.

 


[1] Legua Emergencia: Voces blancas para una esperanza de Magali Catalán. Disponible en:

http://www.nucleo.udp.cl/opinion/emergencia.html

 

 

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Alguien comentó sobre “La Legua Emergencia no es Ciudad Juárez

  1. Y lo que aqui se plantea es extensivo a las comunidades a las que llegan las mineras, a las comunas y las municipalidades, a los programas del Mideplan, al sistema educacional. ¡¡¡¡Realcionarnos de verdad, incluyendo al otro como sujeto de aprecio, de valor y estima!!!! Hacer este país en comunidad. Gracias por el artículo.

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