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Y así, como si nada,

ni siquiera nos dimos mucha cuenta

pero ocurrió frente a nuestros ojos.

Hubo voces de alerta.

Algunas.

Una osa polar que mira el horizonte en busca de tierra firme y blanca donde continuar su vida,

preñada está la bestia y la nieve se derrite.

La ella flota en un pedazo de hielo peregrino en medio del mar.

Manadas de ballenas azules buscan océanos limpios.

Pájaros tornasolados oriundos de un Amazonas depredado, ya son solo una imagen difusa en los sueños de pigmeos domesticados

En las noches de luna con anillos rojos se desnudan para recordar lo que fueron

y cantan como esos pájaros extinguidos.

Hay flores, insectos, pequeños organismos que vivían en colonias multicolores.

Aysén y sus árboles sagrados

El humus, las capas de hojas arrojadas a la tierra por siglos de estaciones.

Cielos peregrinos mensajeros de vida por años y años de labor meticulosa entretejida entre cataratas y arcoiris.

Penachos de aves parlantes,

pueblos y seres encendiendo braseros, pariendo hijos, cantando y revolviendo ollas que alimentaron, de esa forma única, a crías humanas de ese lado extremo del planeta.

Sonidos, melodías compuestas por las risas, el viento, el galope, el acecho.

Agua cristalina en la que se refleja el universo.

Ya no están

Olvidamos

Selknams, Haushs, Cinchorros, Promaucaes, Chonos

entre otros muchos

vagan errantes arrastrando sus cacharros, cosmovisiones, alfarería,

sus antiguos conocimientos de luna y planetas,

sus plantas medicinales y tejidos.

Los Rojas, Thelieres, de Rocka, Nerudas, Mistrales, Donosos, delirantes, en algún espacio que nadie ve, construyen mundos para el asombro de nadie.

Nos quedamos vacíos de ellos

un forado en medio del cuerpo.

Los pobladores de aquellos tiempos

junto con los tiempos

empiezan a ser tragados por la niebla.

Los del universo en el que se tendían mesas largas para todos en navidades,

niñas que dormían por noches

con los únicos zapatos nuevos,

bailes en las cuadras,

bingos por las llamas que se devoraron todo ese día lunes,

una cabeza de chancho es el premio.

Tomas de terrenos con árboles y naranjas

flameaban banderas chilenas,

vecinas que convidaban azúcar

llegaban cuando a la del lado la chasqueaban.

Se levantaban colegios con bancas hechizas

y se hacían las veredas entre todos.

Desde mi boca de dragón prehistórico

sale un aliento,

un viento,

una llamarada que despeje el avance de la niebla.

Hago sonar mis huesos,

mis semillas guardadas,

no me quiero quedar sin ti,

te quiero adentro

prendiendo el recuerdo,

el gesto,

la danza

de ese otro tiempo

en que la promesa

de ser uno con el otro

y de que todo era posible

era algo más que un sueño.

 

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2 Comentarios sobre “HydroAysén y todo lo demás

  1. Cargado de emoción y con intensidad en cada palabra, me conmueve tu sentir y me inspira. Viendo casi con tus ojos, observando atenta con el corazón abierto y el deseo de soluciones reales, de personas en movimiento, entusiasmadas y valientes.

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