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Los movimientos musicales abren y proponen conversaciones, emociones y conductas. Se mueven en los bordes,  canalizan las voces y los ritmos, proponen poesía, superan fronteras mentales. Los músicos prestan su voz a los que no tiene voz, siembran esperanza en tiempos áridos y canalizan torrentes en tiempos de cambio.

Aquí, Legua York rapea por la Patagonia.

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