Hace mucho tiempo que una causa social no me hacía vibrar tanto como el movimiento estudiantil, y es que me siento parte de una generación ignorada, subestimada, donde nuestra opinión no valía porque no habíamos vivido lo peor o no sabíamos realmente lo que era la represión, posiblemente es cierto, pero somos hijos de la democracia, se nos educó libres, con voz y voto en la mesa, después de un periodo oscuro cargado de injusticias y decepciones. Somos idealistas no por represión, sino por comparación, porque pudimos ver qué había más allá, porque se nos creó la ilusión de apertura en los medios de comunicación una especie de “liberación” que en un principio actuó como revelador de informaciones y jugó un papel clave para denunciar y dar a conocer -para bien y para mal- las cosas que sucedían en el país, pero esto nos llevó a que las libertades se comenzaran a sesgar, a reconocer el monopolio de la información y a utilizarlas como configurador de la realidad local, y también ver que la sociedad tecnologizada influye muchísimo en el movimiento, porque es una generación que busca atención fácil y sin grandes compromisos, donde decir lo que piensas es un derecho que muchas veces no mide el respeto al otro y eso puede llevar a el fin de la causa pública, por lo tanto, los dirigentes hoy deben ser responsables de eso también, de saber cuáles serán las consecuencias y responsabilidades que esto conlleva.
Las estrategias de educación que tenemos están en decadencia y los jóvenes se dan cuenta que el sistema ha convertido a nuestra formación en un negocio duro, impresentable, con falta de fiscalización y aporte estatal para mejorar infraestructura, calidad docente y bibliografía.
La educación es la base de los que somos en sociedad y ya desde hace algunos años han subido de forma impresionante los valores y aranceles, se nos han limitado las horas para pensar (menos filosofía, menos historia, menos diálogo y debate) que es lo que construye ideas y visiones de mundo, donde la planificación de ésta no involucra a los medios de comunicación, a la familia y todo lo que nos modela como seres sociales porque no es rentable, porque no vende, pero me pregunto ¿Es nuestra base de conocimientos y desarrollo de habilidades un factor en la economía o queremos formar personas que aporten y piensen, que mejoren nuestra investigación, proyectos y cultura?
Cuando se llama al “diálogo” con los alumnos, muchas autoridades suponen que esto es una pataleta adolescente que no tienen idea de lo que están exigiendo, sin embargo, ellos han tomado el mando de algo que todos deberíamos formar parte y es comprender que la educación no es un juego ni un negocio, que se debe luchar por una formación con valores laicos, eclécticos y sociales donde las personas puedan desarrollarse como seres con pensamiento y acción y se tengan los recursos necesarios para eso.
Si nos quedamos en la comodidad del sistema y en la aceptación de condiciones – que no mejoran las posibilidades de nuestros jovenes – la calidad irá disminuyendo y cada vez tendremos más problemas en cultura e inserción social.
Cuando se habla de diálogo se debe partir con el respeto mutuo porque necesitamos construir una “identidad país” teniendo claro que educarnos es un derecho y el acceso igualitario DEBEN proporcionarlo las autoridades; y algo muy importante: velar por las personas, porque cuando vemos el silencio omnipresente de las autoridades, comienza a develarse el descrédito por las instituciones y la falta de compromisos con hechos concretos y objetivos comunes, nos lleva al descontento y generan respuestas viscerales y negativas.
Si todos luchamos por salir adelante con esfuerzo para vivir en paz y tranquilos, entonces debemos exigir una mejor base de conocimientos donde pensar y generar respuestas proyectuales sea la base de la educación actual y asegurarle un futuro a nuestros hijos, que tengan las herramientas suficientes para desenvolverse en la vida y crecer en comunidad, esto sin una buena educación es imposible, y debemos hacer algo al respecto.
Personalmente me sumo a los estudiantes, porque son quienes nos están diciendo que debemos cuestionar, sensibilizar, creer en un futuro mejor y hacerlo desde las palabras a la acción, ellos se atrevieron a ir más allá y debemos apoyarlos, guiarlos positivamente y aprender a exigir acuerdos y construir sociedad y educación en base sólida de una vez por todas.
En twitter @caropaz_
hola me parece una gran reflexion y motivacion a luchar, soy estudiante de Mexico del COLEGIO DE BACHILLERES 02 y el gobierno a impartido una reforma llamada RIEMS a los colegios de bachilleres separandonos de las universidades autonomas la verdad esto me causa mucha tristeza y enojo como ver que nos estan degradando a los estudiantes de esta institucion quisiera saber mas sobre esto ya que quiero hacer algo mas por mi escuela 🙂
Es increíble ver esta revolución social, me gusta mucho estar viviendo esto y ver que ustedes, quienes mantuvieron sus ideales, sigan apoyando y ayudando a potenciar este movimiento… ¡un gran abrazo y fuerza a los jóvenes para que no decaigan en seguir exigiendo lo que merecen!
Leerte da alegría. Cuando teníamos tu edad y dábamos las peleas de nuestro tiempo, muchos esperamos que los jóvenes que vendrían cuando toda esa pesadilla terminará fueron como…ahora los vemos. Es bueno ver cumplirse una esperanza. Ayuda a sostener otras, más y más ambiciosas. Como deben ser las esperanzas para que nos den la fuerza y confianza que se requiere para no renumnciar nunca a ellas y trabajar siempre por hacerlas realidad.
Realmente una muy buena reflexión y esta generación es la que ya!
Los estudiantes han develado la falla más evidente y absurda del sistema. Yo también me sumo. 🙂
No vale la pena repetir lo mismo que has dicho, solo respaldar tu llamado y sobretodo respaldar la validez del movimiento que se está creando, porque no son reclamos caprichosos, sino que al contrario, es una lucha objetiva para forzar los cambios que necesitamos, que nos aseguren una educación de calidad y equitativa de oportunidades para todos.