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Que la serenidad nos acompañe

Me parece que se está “saliendo de madres” toda esta situación. Es patética la intervención de los medios de comunicación en exacerbar pasiones irracionales que justifican huelgas de hambre y paros nacionales. Hay quienes les parece conocido este ambiente de guerrilla que  se construye entre chilenos. Personalmente no puedo sentirme parte de una masa que sólo se queja.

¿Serán tantos años de no quejarse? ¿Será haber aguantado trasladarnos como ganado en modelitos como Transantiago y no saber cómo salir de eso? Creo que lo que debemos alimentar es una mirada conciliadora. Se entiende que estudiantes apasionados  “luchen” por igualdad para los chilenos y chilenas pero duele ver las viejas caras rotas de políticos oportunistas sumándose a cualquier bandera de lucha, con una conciencia social que nunca antes se había visto.

Todas las monedas tienen dos caras. Hasta Informe Especial se desperfiló con una mirada parcial en un reportaje donde ponen como ejemplo la educación en Argentina. Pero,  si es tan buena e igualitaria  ¿por qué se ven cada día más  argentinos en este país? Nuestro país, nuestra tierra, tan perfecta y amable tan paciente con seres irracionales que siembran la discordia que tanto nos ha costado reconstruir.

Hay quienes se alimentan de un Chile dividido. Hay quienes apelamos a no participar más de nada, porque lo que empieza como una demanda que nos identificó a todos hoy parece ser el mejor vehículo para dividirnos en manos de la política y las comunicaciones.

No se puede esperar del Estado una mirada asistencialista que nos eduque gratis a todos y que, por ejemplo, reconstruya casas a todos. Eso no es real, todo tiene un costo que debemos asumir, no sólo el gobierno de turno, o el que se prepara ansioso por asumir. Sin embargo, sí necesitamos un Estado y Gobiernos que se responsabilicen por garantizar los derechos de todos y cada uno de los chilenos y chilenas, pero ese es un trabajo en conjunto.

Lamentablemente no tengo las respuestas. Lo que sí sé es que este ambiente no es necesario y si sigue así, tal vez lo mejor es que me retire de las trincheras, y volver a mi hogar a pequeña escala. Ahí con mi familia construiremos nuestro mundo mejor, en este país que amo profundamente y no estoy dispuesta a herir más.

Que la serenidad nos acompañe en todo este proceso.

 

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