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“Ya no creo”, qué afirmación tan dolorosa de escuchar, pero tan certera respecto al sentimiento general que se vive en el país, “nos están cagando”, ¿qué podemos hacer?

Es duro conocer las demandas de la gente, cada quien en su individualidad tiene motivaciones y razones claras y concretas que le gustaría reflejar en actos reales. Sueños, esperanzas, anhelos o descargas emocionales por angustia sin motivos aparentes, pero que esconden grandes carencias y desolación.

Vemos espacios sociales reprimidos – no sólo desde la fuerza bruta – también desde la ley y el no entendimiento de la causa que motiva a muchos, a la mayoría: un mundo mejor para sus hijos, para nosotros y el mundo.

Estamos viviendo en un absurdo sistema que compone los derechos sociales como bien de consumo, donde la gente se compromete de forma pasajera con causas ecológicas, sociales, de derechos humanos porque no son acogidas por un gobierno paternalista que cree que la solución es sólo “subsidiar” y no entiende que necesitamos herramientas de autogestión, construcción y comprensión del mundo, ellos no quieren perder el control de autoridad epistémica en temas de importancia nacional.

Estamos en un sistema donde la libertad es entendida como un juego de posiciones arbitrarias mediadas por componentes ideológicos que identifican a muy pocos en comunidad. En una “democracia” que usa el binominal como estrategia para competir por el poder pudiendo excusar su actuar en la legitimidad del voto.

Todo esto provoca segregación cultural y frustración porque no todos tienen las herramientas para fundamentar ya que la mayor parte de los votantes no comprenden muchos sistemas de organización social por la falta de educación respecto a los compromisos, deberes y relaciones de una democracia porque no hay un plan educativo acorde a la realidad que vivimos.

Hoy estamos en búsqueda de identidad cultural en las organizaciones sociales porque no creemos en las instituciones que nos deberían entregar seguridad social. Los ciclos culturales en comunidad necesitan crecer y fusionarse, lo que hoy veo es choque, violencia, deshumanización del poder. La base del trabajo público está orientado a la unificación y el crecimiento sinérgico de las personas, buscamos y luchamos por integrarnos en una sociedad elitista, arribista y desigual que nos aplasta como idiotas.

¿Qué hacemos mal?

¿Cómo poder enfrentar estos dolores, este ahogo de injusticia y ceguera?

Creo que las autoridades y las personas tienen que tomar acciones concretas, hacer algo de una vez por todas y no lanzar la piedra para esconder la mano.

Las personas debemos comprometer la educación con conciencia en las comunidades, respetarnos, fomentar la lectura, el diálogo constructivo y el compromiso social en nuestros hijos, salirnos del sistema exitista material. Apoyar a los niños y hacernos cargo de nuestros discursos y aportar al mundo mejor con pequeñas acciones que dejan grandes huellas en nuestro círculo social, no esperar que el otro nos de la mano, asirla con fuerza y amor por las personas.

Exigir instancias de voto ciudadano, legitimizar la democracia, educar con el ejemplo y cambiar el sistema educativo desde sus bases. Integrar el sentir ciudadano, creer en las personas y salir de la burbuja de crítica sin construcción porque eso no lleva a ninguna parte.

¿Por qué los libros en Chile tienen los impuestos que tienen y los autores reciben tan poco por crearlos? ¿Por qué el sistema electoral es binominal si se supone que vivimos en democracia y libertad? ¿Por qué una PYME debe pagar el mismo porcentaje de impuestos que una empresa que percibe más de 100.000 UF al año?

Los que dirigen este país no fueron elegidos para hacer lo que se les da la gana, sino para escuchar a las personas y guiar sus acciones a los intereses de las personas.

Necesitamos volver a creer, sentirnos valorados, escuchados y respetados, luchemos juntos por eso, para dejarle a nuestros niños un ejemplo sincero de verdad, justicia y por qué temer decirlo: amor, que es lo que nos motiva a vivir.

En twitter @caropaz_

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