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 para Federico García Lorca.

para las miles de víctimas del franquismo.

¿Bajo qué árbol, qué monte, qué cadena de supermercados, qué estacionamiento de autos de tu Andalucía? Tus huesos esparcidos aún no encontrados después de 75 años de desaparición, entre tantas fosas  comunes aún no exhumadas…

Ese 19 de julio de 1936 ibas a ir con Pablo Neruda a un circo y no llegaste. Nunca más llegaste. Y no te encontraron. Y no te encuentran, por más que el juez Baltasar Garzón haya exigido subirte de la tierra, subirlos a todos de la tierra. A los miles y miles de republicanos, a los miles de brigadistas de tantas naciones, a miles de mujeres y niños muertos en aquella cobarde y cruenta guerra.

Neruda escribió con llanto y rabia tu ausencia brutal y la de todos ustedes en „España en el corazón“. Después organizó el barco „Winnipeg“ con 2.200 republicanos exiliados a Chile.

Mientras Hitler y Mussolini apoyaban a Franco usando España como conejillo de indias para la Segunda Guerra Universal, el poeta Miguel Hernández moría en los calabozos franquistas. El mismo Miguel que posaba su cabeza de pastor sobre las ubres de las ovejas dormidas para oír correr la leche…

La República la había votado legítimamente el pueblo español y Franco hizo lo que Pinochet repitiera más tarde en Chile en tiempos de Allende. Pinochet -buen discípulo- fue el único mandatario presente en los funerales de Franco después de sus 40 años de dictadura.

¿Dónde estás, Federico? Poco antes de desaparecer violentamente, escribiste un sensible poema a la pequeña Malva Marina, hija secreta de Neruda, cuya tumba descubrimos el 2004 en Holanda. Hoy vemos tus obras de teatro, leemos tus poemas, miramos tus dibujos, escuchamos tus canciones y recopilaciones que republicanos  y brigadistas internacionales tomaron, cambiándoles los textos para resistir al fascismo en la batalla.  „Los cuatro muleros“ se transformaron en „Los cuatro Generales“ y „Die Herren Generale“.

La canción es una memoria. 

*Fotografías de Isabel Lipthay

Yo conocí tu casa, tu cuna y tu piano en Fuente Vaqueros, Federico. Ví la escuelita que lleva tu nombre, entre hojas de tabaco secándose al sol. (En algún lugar secreto de tu Andalucía amada reposan tus huesos).

Un día llegaron miles de Brigadistas de muchas naciones y poblaron España con sus sueños. Arriba de tus huesos silbaron las balas, Federico, mientras Gerda Taro y Robert Capa fotografiaban el espanto y el valor, la ternura y pasión de tu pueblo esperanzado, al final salvajemente derrotado. Capa, que antes fue un joven húngaro judío huyendo, le hurtaba la comida al perro de su vecina. Su compañera, „la pequeña hermosa“ Gerda Taro, murió sacando fotos en el choque de un tanque, sujetándose las abiertas entrañas con las manos… Las fotos, el ojo de la guerra.

Sobre tus huesos, Federico, los escritores del mundo se reunieron y gritaron la barbarie de sangre de Hitler, Mussolini y Franco. Entre las bombas se oyó la voz de La Pasionaria y 300.000 españoles despidiendo a los Brigadistas, abrazándolos, lanzándoles flores. Y cayeron las bombas y calló la libertad y calló la justicia. 40 años de oscurantismo a fuego y sangre para España, allí donde el poeta Marcos Ana pasó 23 años en prisión sin haber conocido mujer. Para alegría de Franco, anarquistas y comunistas se combatieron, donde los anarquistas fueron prácticamente aniquilados.

Las mujeres españolas dispararon y murieron en el frente. Más tarde se las relegó a curar heridos y a cocinar. Los hombres estaban en el frente y ellas entraron a las fábricas, manejaron tranvías, fabricaron balas, criaron hijos, visitaron presos, buscaron muertos, y de paso el franquismo les raptó miles de hijos que aún no conocen su identidad.

La generosidad de tantas y tantos permitieron resistir a la República tres durísimos años: pocas y viejas armas, 35 mil solidarios brigadistas de muchas naciones, amor infinito y un gigantesco arsenal de utopías. Después, muerte y muerte con Franco, Hitler y Mussolini. Y el silencio cómplice de Francia, Inglaterra, los otros. La antesala de la Segunda Guerra Universal y su ignominia.

¿Quiénes recuerdan esta historia que aún separa las dos Españas? Europa tan ciega en su paz y su ambición, su libertad ganada con el precio de tanta sangre derramada en nombre de Wall Street. Europa corriendo los muros de Berlín al Mediterráneo, de donde no llegan moros mercenarios como entonces, sino africanos famélicos y desesperados.

Pero hoy España grita, Federico. Los jóvenes se alzan indignados y toman las plazas de Madrid y Barcelona, y los familiares gritan por sus muertos y sus asesinos. El juez Baltasar Garzón, que ordenó exhumar los cuerpos y hacer juicio al franquismo, es callado y enjuiciado por los sucesores de los asesinos de entonces. Las dos Españas. Tal como mis dos Chiles. Pero hoy España grita, Federico. Hoy España grita. Europa ¿responderá otra vez con silencio?

 

Münster, 2.11.2011

Isabel Lipthay es escritora, cantante, periodista. Vive en Alemania.

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2 Comentarios sobre “¿Dónde estás, Federico?

  1. Que de recuerdos, gracias.
    Llevo el nombre de la pasionaria, mis padres desde Chile juntaban “un cigarrillo para los republicanos” en un movimiento que se llamo La Alianza Libertadora de la Juventud” en apoyo a la España Repùblicana

    1. Gracias, Toyita. Se llama usted Dolores? Por favor cuente de esta campaña “un cigarrillo para los republicanos” y del movimiento “La Alianza Libertadora de la Juventud”. Cuente de sus recuerdos y sus sentimientos acerca de los republicanos. Un fuerte abrazo agradecido.

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